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José Sánchez Sánchez nuevo director del Instituto de Investigación Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE)

“Tenemos que intentar conservar las dehesas, se nos están muriendo”

21 mayo 2014
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dicyt.gifJosé Sánchez Sánchez es el nuevo director del Instituto de Investigación Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE) de la Universidad de Salamanca. Aunque acaba de tomar el mando, tiene muy claro que el gran objetivo de este centro debe ser aunar los esfuerzos de los grupos de investigación que lo integran y que el principal proyecto en el que pueden trabajar juntos es la salvación de la dehesa, un ecosistema característico del Oeste de la península ibérica que corre peligro de desaparecer y con él, buena parte de la actividad económica del campo.

La patología conocida como “la seca”, que afecta a las encinas, la sobreexplotación ganadera, el cambio climático, la falta regeneración, la pérdida de biodiversidad, así como los cambios en los usos del suelo y su degradación son factores interrelacionados que explican el declive de un ecosistema imprescindible, por ejemplo, para la cría del cerdo ibérico y otras actividades ganaderas. “Tenemos que intentar conservar nuestras dehesas, pero no es nada fácil”, afirma el director del CIALE en una entrevista concedida a DiCYT, “se nos están muriendo”.

Quien mejor puede estudiar la situación para intentar cambiarla son los científicos del CIALE, un centro que acaba de ser reconocido como instituto de investigación y que cuenta con expertos punteros en especialidades como la genética de plantas y hongos, la fitopatología o los recursos hídricos, entre otras. Por ejemplo, estudiar los microorganismos es esencial para el medio agrícola, explica José Sánchez, “no sólo porque algunos son fitopatógenos” y por lo tanto representan una amenaza, sino también por las micorrizas, simbiosis entre hongos y raíces de las plantas, o las bacterias del género Rhizobium, que también benefician a los cultivos.

Asimismo, un grupo del CIALE estudia la fisiología vegetal trabajando con la planta modelo Arabidopsis thaliana y “sus resultados son comparables con los de cualquier otro laboratorio del mundo, porque estudian los mismos genes y las mismas características”. Otra investigación llamativa es la de José Martínez en el área de hidrología, que entre otros asuntos, investiga las condiciones de humedad del suelo para ayudar a calibrar satélites que tratan de medir este tipo de parámetros a distancia.

El grupo liderado por el propio José Sánchez se centra en “la botánica de la conservación”, con proyectos relacionados con el polen en diversas vertientes. En este sentido, destaca el banco de germoplasma que se ubica en las instalaciones del centro con el objetivo de preservar la biodiversidad, especialmente, pensando en especies amenazadas.

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Aportaciones de los grupos del CIALE
Por todo ello, la colaboración de todos los grupos de investigación del CIALE puede ser importante para abordar el problema de la dehesa a través del estudio de diversas cuestiones: “la variabilidad genética de los árboles, los fitopatógenos o las micorrizas que ayudan a la encina a vivir más tiempo”, apunta el experto. Muchas de estas cuestiones se han tratado en las jornadas ‘La dehesa y los montados: perspectivas transfronterizas’, celebradas en Salamanca a comienzos de esta semana con una perspectiva internacional que ha incluido tanto a las dehesas españolas como a su equivalente en Portugal, los montados. Los grupos de investigación del CIALE han tenido un protagonismo especial y han expuesto sus principales aportaciones.

“Casi todos nuestros grupos de investigación tienen proyectos europeos”, recuerda, y “están publicando en las mejores revistas científicas, pero tienen poca relación entre ellos”. De hecho, “en la evaluación como instituto nos dijeron que podíamos mejorar en la colaboración entre los grupos”, señala el director, así que este interés como centro de investigación se podría plasmar en un proyecto importante para la sociedad como sería trabajar juntos por la dehesa, idea que ya tuvo un precedente aunque finalmente no salió adelante.

“Se necesitaría muchísimo dinero para poner en marcha algunos proyectos que sobre todo tienen que servir para fijar población en el medio rural”, señala José Sánchez. La razón es que un ecosistema como la dehesa, en el que conviven la agricultura, la silvicultura y la ganadería, sólo se puede mantener con la mano de obra del ser humano sin que esto signifique una sobreexplotación de los recursos, que también acaba con el modelo. Por eso, y ante la ausencia de fondos regionales o nacionales, los investigadores piensan en el próximo programa Horizonte 2020 de la Unión Europea.

Cartografiar la seca, primer paso
En cualquier caso, los investigadores del CIALE ya están trabajando en este problema. Lo más urgente es conocer la dimensión del principal problema, la seca de la encina, y para ello el instituto y la Diputación de Salamanca han puesto en marcha un convenio para elaborar un mapa que muestre las zonas afectadas. “El primer paso es cartografiar, saber qué tenemos y de dónde partimos”, comenta el director. Los científicos están estableciendo los criterios que les permitirán distinguir entre cinco niveles, desde las zonas no afectadas a las que ya no se pueden recuperar.

21 de mayo de 2014 - DiCYT

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