El cerdo ibérico finalizado en montanera –alimentado con bellota en su fase de finalización– es un sistema productivo emblemático en España, con fuertes raíces en el territorio y con valores culturales y gastronómicos difícilmente comparables a otros sistemas productivos. Además, las propias condiciones de cría de los animales lo dotan de condiciones perfectas para ser considerado un sistema animal-friendly a nivel internacional.
No obstante, la castración de hembras y machos puede dificultar en el futuro este reconocimiento. Por ello, un proyecto desarrollado por el IRTA y la Consejería de Agricultura, Comercio e Innovación de Extremadura ha ahondado en el conocimiento del bienestar y el comportamiento del cerdo ibérico en este sistema productivo para ayudar a dar a conocer sus características fuera de nuestro país como sistema de referencia, estudiando las alternativas a la castración quirúrgica en machos y hembras.
Durante el estudio se observó que las hembras enteras reposaban menos tiempo que las castradas, aunque ello no afectó a la calidad de la carne. Como alternativa a la castración quirúrgica, se desarrollaron dos protocolos 100% eficaces de inhibición sexual mediante una pauta vacunal (inmunocatración), uno temprano (prepuberal) y otro tardío (para adultas al principio del acabado) que conservaron su efecto hasta el sacrificio, que tiene lugar a altas edades y pesos en los sistemas extensivos. La inmunocastración no alteró la calidad de la carne. Además, las hembras enteras e inmunocastradas tuvieron mejores renidmientos de jamón y lomo que las castradas.
La inmunocastración de los machos sí indujo cambios en la conformación de la canal, que fue más larga y menos grasa que la de los castrados, aunque la vacuna no fue efectiva en el 100% de los machos. Así pues, de momento se desaconseja su uso en piaras con hembras enteras por el riesgo de preñeces.
También se observó que el tamaño de composición de los grupos de cerdo ibérico varía con la época del año y, dentro de esta estacionalidad, con la climatología. Los ritmos de actividad varían entre sexos, incluso estando ambos castrados. Los sistemas de cría más tradicionales, de tipo camping, favorecen, por un lado, que las madres puedan abandonar el nido unas horas al día y, por otro, una transición más tranquila de los lechones al engorde que los sistemas con jaulas en salas de paridera.
13 de enero de 2015 - AECERIBER