Estos nuevos sensores prototipo de laboratorio, desarrollados en el Imperial College de Londres, cuestan dos centavos de dólar cada uno. Los PEGS están hechos de electrodos de carbono impresos en papel de celulosa fácilmente disponible. Los materiales son biodegradables y no tóxicos, por lo que no perjudican al medio ambiente y son seguros para usar en envases de alimentos.
Los sensores se combinan con las etiquetas de "comunicación de campo cercano (NFC)", una serie de microchips que pueden leerse en dispositivos móviles cercanos.
Durante las pruebas de laboratorio en pescado y pollo envasados, PEGS detectó trazas de gases de deterioro rápidamente y con mayor precisión que los sensores existentes, a un precio proporcionalmente más bajo.
Miércoles, 3 de julio de 2019/ AINIA/ España.
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