Un mundo de posibilidades para la nutrición y la salud para cerdos

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La fibra dietética, estimbióticos y levaduras vivas mejoran la salud intestinal y la eficiencia en cerdos, reduciendo la limitación y aumentando el rendimiento.

En los últimos años, el mercado de la nutrición y la salud animal ha intensificado su interés por mejorar la conversión alimenticia, el buen aprovechamiento nutricional y el rendimiento de los animales.

El potencial de la fibra dietética en la nutrición porcina ha sido previamente malentendido y, a menudo, pasado por alto. Este compuesto complejo se ha visto principalmente como un factor de dilución o aglutinante de otros nutrientes y teniendo un efecto antinutricional. Nuevas investigaciones han puesto de manifiesto la importancia de la fibra dietética en las dietas de los animales, lo que permite una mayor comprensión de sus beneficios; es decir, mejorar la productividad y el rendimiento de los cerdos, y apoyar una buena salud gastrointestinal.

Con ese enfoque AB Vista ha creado una nueva categoría de aditivos -los estimbióticos- que optimizan el uso de la fibra dietética, y  se basa en la estimulación directa de esas poblaciones bacterianas desde el primer momento de su suplementación asentando un ecosistema intestinal más fibrolítico desde edades más tempranas. En consecuencia, la producción de mayores concentraciones de ácido butírico por la acción del estimbiótico resulta en una mejor funcionalidad intestinal y consecuentemente en mejores rendimientos productivos.

Según varios ensayos recientes en lechones, el uso de un estimbiótico ha dado lugar a mejoras en la eficiencia alimentaria y la viabilidad, al tiempo que ha disminuido la necesidad de tratamientos con antibióticos.

Otro aditivo muy común hoy en día es la levadura viva. Caracterizada como un probiótico, son microorganismos vivos que benefician al hospedador por su actividad en varios aspectos de la fisiología digestiva y actúan como aglutinante de patógenos a través de sus manano oligosacáridos únicos en la pared celular externa, lo que reduce la población de patógenos en el lumen intestinal. Como eliminadores de oxígeno, las levaduras vivas suprimen el crecimiento de bacterias indeseables al tiempo que cambian el entorno intestinal (pH y concentración de oxígeno) a un entorno más favorable para la fermentación de la fibra, ya que la mayoría de la microbiota fermentadora de la fibra es anaeróbica y prefiere un pH más bajo que la microbiota patógena.

La adición de una levadura viva en la gestación y la lactancia también puede aumentar el contenido de inmunoglobulinas (Igs) del calostro y leche. Mejorando el contenido de Igs del calostro y la leche es ventajoso, ya que proporciona una protección indirecta al lechón alimentándose de la leche de la cerda.

De particular interés es la IgG, que se transfiere del intestino a la sangre dentro de las primeras 36 horas de vida y proporciona la inmunidad pasiva de protección para el lechón. Después de este período de 36 horas, el nivel de IgG disminuye y el nivel de IgA aumenta, lo cual es importante para proteger la mucosa intestinal contra infecciones.

El uso de cualquiera de los dos productos por separado o juntos aporta beneficios visibles a los animales, permitiendo una mejor salud intestinal y, por tanto, resultados más expresivos.

La mejora del uso de la fibra ya sea mediante un estimbiótico o una levadura viva, proporciona a los animales resultados positivos en términos de integridad intestinal, mitigando todos los efectos negativos de las diferentes etapas de la vida de los cerdos.

 

Dr. Gustavo Cordero
      Swine Global Technical Manager

                                                                       

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