Para ser justos, es razonable que los productos del cerdo ibérico estén bien protegidos por una reglamentación de ámbito internacional, y qué mejor que una indicación geográfica protegida.
La IGP para el cerdo ibérico y sus productos debería haber sido la solución inicial al descontrol que imperaba en este sector, donde todo lo que se comercializaba era “pata negra de bellota”. Pero lo que se aprobó en el año 2001, a todos nos pareció entonces la solución ideal: la Norma de Calidad para el jamón, la paleta y la caña de lomo ibérico. Pero tras varios años de vigencia, donde básicamente se exigían tres simples requisitos (pureza racial de la madre, edad mínima al sacrificio y control de la alimentación), se comprobó la ineficacia de los sistemas de inspección y certificación, y en el año 2007 se reforma la ley para, teóricamente, mejorarla, consiguiendo únicamente complicarla haciendo aún más difícil el control, o más bien facilitar “el descontrol de los controladores”.
Desde las administraciones públicas (léase el MARM) se nos ha prometido en múltiples ocasiones que todo se controla perfectamente por ENAC… sobre el papel. Pero las explotaciones con reproductoras cruzadas, los cerdos sacrificados sin peso ni edad mínimos, los cerdos de bellota multiplicados como los panes y los peces, duplicando anualmente su censo sobre la misma superficie de dehesa, nos evidencian un descontrol absoluto.
Además, es INACEPTABLE la carencia de datos reales de producción (ANIMALES INSPECCIONADOS) y sacrificio (ANIMALES CERTIFICADOS) por categorías, en TODA
ESPAÑA, cuando todos ellos están teóricamente controlados por ENAC ó el MARM. ¿Qué se intenta ocultar? ¿A qué extraños intereses se debe esta situación, multitud de veces denunciada por el sector productor e industrial tradicional?
El sistema en sí es perverso: los inspeccionados, ganaderos e industriales, eligen a sus “inspectores” en base a su competitividad económica y su “permisividad” o facilidad para pasar controles.
¿Es esto garantía del cumplimiento de una ley? ¿Que los agentes que deben hacerla cumplir cobren directamente del que va a ser controlado? Sin comentarios. ¿Por qué un jamón ibérico de bellota que llega al consumidor “certificado” o amparado por la Norma de Calidad no tiene los mismos controles que uno amparado en una Denominación de Origen, si es igualmente “jamón ibérico de bellota”? Igualmente sin comentarios.
Así pues, el sector productor tradicional es el más perjudicado con este fraude descarado, ya que los costos de producción de animales intensificados en naves son sensiblemente más bajos. Obviamente, no solo por su sistema de explotación, sino por llegar al matadero con menos edad y peso que un cerdo ibérico tradicional, y por supuesto, sin haber visto la luz del sol. Después, los productos elaborados de estos animales se comercializan con una imagen idílica de cerdos ibéricos puros al aire libre en una magnífica dehesa del suroeste español. Como mínimo, es publicidad engañosa.
En resumen, el sector productor TRADICIONAL no puede estar a favor de una IGP QUE NO PROTEGE SUS INTERESES Y MENOS AÚN sin haber resuelto el problema de la falta
de cumplimiento de la Norma de Calidad, pues entendemos que no va a conseguir sino confundir más al consumidor.
Ganaderos e industriales serios y honrados deben unirse y pedir, primero la REFORMA de los sistemas de control y después la aplicación a rajatabla de una ley que está aniquilando un sistema de producción exclusivo de una raza autóctona ligada a su medio natural. Dicha reforma debería contemplar, al menos, un cambio radical en el sistema de control, en la designación racial (ibérico / cruzado) y en la diferenciación de los sistemas de explotación tradicionales. No se puede llamar “ibérico” a un animal que lo único que tiene es el 50% de una “dudosa” genética. ¿Y su forma de vida y el ecosistema? ¿Y la alimentación natural? En esto “todo vale”.
De lo contrario, la Norma de Calidad para los productos del cerdo ibérico debe desaparecer (DEROGARSE), y proceder después a la redacción de una ley que realmente regule y proteja LA PRODUCCIÓN DE IBERICO TRADICIONAL (BELLOTA Y PIENSO SOBRE TIERRA AL AIRE LIBRE), única en el mundo, y por tanto, los intereses tanto de los consumidores, como de los productores e industriales que quieren “jugar limpio”, erradicando de una vez por todas el fraude y la competencia desleal.
Junio, 2009
Javier Solano Caballero
Presidente de la Asociación de Productores de Cerdo Ibérico de Extremadura
Viernes, 26 de junio de 2009