Una de las conclusiones principales es que los sistemas de control de la Norma han fracasado, lo que está perjudicando al conjunto del sector y distorsionando la visión de la eficacia de la propia Norma, contribuyendo a su descrédito al no impedir el sobredimensionamiento y desarrollo desordenado, sin atajar la competencia desleal y el consiguiente perjuicio económico.
En este sentido, la primera conclusión unánime es la necesidad urgente de dar un drástico giro en el control, integrando de manera activa y efectiva al sector, especialmente a la Organización Interprofesional (ASICI), para que trabaje, conjuntamente con las diferentes Administraciones, Central y Autonómicas, diseñando mecanismos, instrumentos y sistemas que garanticen que lo que está escrito se cumple. Es legítimo que el sector, que se juega su futuro, participe, al menos, en el diseño del control y en su seguimiento.
Por otro lado, se destaca el apoyo unánime de las empresas a que todas las reproductoras ibéricas y los reproductores ibéricos si son puros, deben estar inscritos en el libro genealógico de la Raza Ibérica, que deberá ser objeto de control por una entidad independiente cuyo único fin sea éste, y no otro.
Otro de los aspectos sobre el que hay plena coincidencia es la necesidad de disponer de datos actualizados y ágiles sobre la evolución del sector del cerdo ibérico (censos, engorde de animales, sacrificios, calificación de la alimentación, producción de elaborados, etc.). La falta de esos datos o el retraso en su comunicación perjudica a los operadores del sector, privándoles de un elemento clave para la toma de decisiones. Las distintas Administraciones deberían hacer un esfuerzo para recopilar esos datos y tratarlos de manera rápida y homogénea, poniéndolos a disposición de los operadores del sector.
Diferenciar las producciones tradicionales de la dehesa
También hay un amplio acuerdo, aunque condicionado al consenso global, sobre la necesidad de diferenciar y proteger las producciones tradicionales vinculadas a la dehesa, y con ellas la propia pervivencia de este ecosistema. El sobredimensionamiento de la producción intensiva está ejerciendo una enorme presión sobre el mercado de productos ibéricos tradicionales, de manera que las producciones vinculadas a la dehesa no pueden soportar la competencia del sector intensivo, dentro del actual marco normativo, que no distingue suficientemente ambas producciones.
Una amplia mayoría sostiene que se estaría produciendo un peligroso giro del sector hacia los productos de menor calidad y un crecimiento sin control de la producción intensiva, con el peligro de que se arrincone a los productos vinculados a la dehesa y con ello se amenace la sostenibilidad de este ecosistema y las producciones que son la élite de la gastronomía española y elemento de imagen de exclusividad que valoriza a todo el sector.
Dentro de esa diferenciación por calidad de las producciones extensivas, una mayoría del sector se muestra favorable a modificar ciertos aspectos de la actual Norma de Calidad, como la reducción de la carga ganadera máxima para las dehesas en bellota y recebo y el aumento del peso mínimo de los animales en el sacrificio, así como el cambio de denominación de la calidad “recebo” por la de “Dehesa”, nombre mucho más atractivo comercialmente y sin las connotaciones negativas que arrastra el “recebo”.
En línea con lo indicado anteriormente, hay coincidencia unánime en que las producciones extensivas deben diferenciarse por calidad, y para ello una figura como la Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Cerdo Ibérico, planteada por IBERAICE y ASICI, se ve como un instrumento útil para lograr esa diferenciación, y quizá el único posible en estos momentos para lograr la necesaria protección internacional del concepto “ibérico”.
Como figura voluntaria, la IGP no genera oposición y se valora especialmente la diferenciación de las producciones extensivas que aportaría y su reconocimiento como figura de calidad de la Unión Europea. También se contempla la posibilidad de lograr una protección internacional del cerdo ibérico vía acuerdos bilaterales y OMC.
En esa necesidad de clarificar y tipificar las producciones, el sector ha debatido igualmente la necesidad o no de establecer nuevos mecanismos de regulación de la producción intensiva, puesto que si ésta puede crecer sin límite, condicionando a la baja los precios de las producciones extensivas, estas últimas no serán económicamente viables. Una mayoría opina que no deben rebajarse las exigencias que para la producción intensiva recoge la actual Norma de Calidad, en cuanto a edades y pesos.
Por último, el elemento más controvertido y sobre el que el sector no ha conseguido alcanzar un consenso suficiente es el factor racial, y sobre todo en las denominaciones de los cerdos ibéricos puros y cruzados.
Lunes, 21 de junio de 2010. Nota de prensa de Iberaice