FAECA ha remitido una carta al consejero de Agricultura, Luis Planas, solicitándole una posición fuerte del Gobierno regional en la defensa del cerdo ibérico, criado y engordado en la dehesa. Asimismo, le ha instado a, si fuese posible, hacer frente común con Extremadura, por ser estas regiones las que más se juegan con la nueva modificación de la Norma del Ibérico.
Las cooperativas recuerdan que hasta ahora la normativa, concebida para amparar la raza ibérica, garantizar la sostenibilidad del ecosistema de la dehesa y asegurar la transparencia al consumidor, ha resultado del todo ineficaz. De hecho, en los dos últimos ejercicios, la cabaña ibérica de la dehesa ha descendido en Andalucía más de un 60%, mientras el irregular etiquetado de los productos ha provocado confusión y perjudicado a los de mayor calidad.
FAECA no puede dejar de hacer alusión al artículo de opinión ‘Cerdo ibérico y calidad de sus productos’, escrito por el ingeniero agrónomo Carlos Porras Tejeiro, del Centro de Investigación y Formación Agraria ‘Las Torres’, por considerar que, tras más de una década, es de plena actualidad.
Ya en 2001, tras la entrada en vigor de la primera Norma del Ibérico, Carlos Porras Tejeiro alertaba de que una falta de control en la aplicación de la norma conllevaría la desaparición del cerdo ibérico puro, criado y engordado en la dehesa, como así está ocurriendo.
Asimismo, el investigador subrayaba la necesidad de defender al ganadero del ibérico puro criado en régimen extensivo en la dehesa sobre el cruzado pseudoextensivo o claramente intensivo y no porque este último sea de mala calidad, sino porque el primero es la joya gastronómica –mundialmente reconocida- y sus costes de producción son mucho mayores, al producir menos lechones por camada, necesitar más tiempo para alcanzar el peso de sacrificio y dar menos rendimiento en las piezas nobles.
Más de diez años después, el debate continúa. Se sigue llamando ibérico al animal puro y al cruzado, al tiempo que la permisividad en el etiquetado de los productos procedentes del cerdo (jamones, paletas y cañas de lomo) confunden al consumidor, el cual no es capaz de diferenciar si lo que compra son productos ibéricos 100% procedentes de animales alimentados con bellota o, si por el contrario, corresponden a animales cruzados que han sido cebados exclusivamente a base de piensos.
Por tanto, FAECA reitera que la nueva Norma del Ibérico debe servir para llamar las cosas por su nombre y para defender al cerdo ibérico, criado y engordado en la dehesa, es decir, en régimen extensivo.
Asimismo, las cooperativas sostienen que si finalmente la norma regulara también la producción del cerdo ibérico en intensivo –normalmente ibéricos cruzados-, ambos sistemas y los productos resultantes tendrán que quedar claramente diferenciados no sólo en su denominación sino también en el etiquetado, donde deberá prohibirse taxativamente el uso de la bellota o la dehesa para la comercialización de productos procedentes de cerdos ibéricos cruzados criados en régimen intensivo a base de pienso.
En resumen, lo que FAECA pretende es la defensa tanto de los productores como de los consumidores y que estos últimos sepan claramente, con sólo mirar una etiqueta, si lo que compran son productos de cerdos ibéricos o cruzados y si éstos han sido alimentados con bellota o pienso, debiéndose perseguir a quien haga un uso fraudulento de la imagen del cerdo ibérico, criado y engordado en la dehesa, para vender otro producto de inferior calidad y menores costes.
10 de octubre de 2012 - FAECA