El jamón ibérico es una de las joyas de nuestra gastronomía, uno de los grandes tesoros de la despensa universal que además de resultar un auténtico placer para nuestro paladar posee numerosos beneficios nutricionales para nuestra salud.
Numerosos estudios científicos han demostrado que la grasa del cerdo ibérico, sobre todo la de aquellos que se alimentan en libertad a base de bellotas en las dehesas, presentan contenidos elevados en ácido oleico, ácido graso monoinsaturado mayoritario también en los aceites de oliva y que en el cerdo ibérico se encuentra en valores superiores a los niveles encontrados en otros productos cárnicos.
En este sentido, Marta García, presidenta del Colegio de Nutricionistas de Castilla-La Mancha, insiste en las bondades del jamón ibérico, recordando que el ácido oleico, además de sus ya reconocidas propiedades cardiosaludables, es el único ácido graso que permite aumentar el “colesterol bueno” (HDL) y bajar el “colesterol malo” (LDL). “Todas estas propiedades son bien conocidas y documentadas por infinidad de estudios científicos”. No obstante, señala “como todo en la vida, tampoco hay que abusar”.
Por su parte, Anselmo Perea Remujo catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba y presidente de la Asociación de Veterinarios de Porcino Ibérico (Anvepi), ha recordado que el colesterol como tal es imprescindible para la vida por sus numerosas funciones (por ejemplo, como precursor de hormonas y vitaminas) y que lo importante es que la grasa de cerdo lleva componentes cardiosaludables, fruto de una adecuada alimentación y forma de crianza.
Finalmente, Mateo del Pozo, presidente de la Asociación Española de Porcinocultura Científica (Anaporc), ha destacado la calidad de la cabaña de ibérico de España al considerar que las autoridades sanitarias veterinarias, tanto en mataderos e industrias, como en las propias ganaderías, se encargan de asegurar la sanidad de los productos que se libran para consumo.
24 de enero de 2012 - ASICI