La producción porcina debe asentarse sobre estrictas medidas de bioseguridad que posibiliten a la cabaña porcina nacional alcanzar los más altos estándares sanitarios acordes a un sector que es referente a nivel europeo y mundial.
La bioseguridad debe considerarse una inversión de mejora necesaria, no un gasto impuesto por la Administración. Inversión que contribuye, no sólo a la mejora sanitaria y productiva de nuestra explotación, sino que también, y de forma muy significativa, al fortalecimiento de todo el sector porcino en su conjunto a través, entre otras cosas, de la mejora de la confianza de nuestros socios comerciales, garantizando el mantenimiento y expansión de las exportaciones.
Pero, ¿qué entendemos por bioseguridad?
En un sentido amplio, se refiere al conjunto de medidas que incluyen desde elementos estructurales de la explotación a aspectos de manejo orientados a proteger a los animales de la entrada y difusión de enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias en cualquier sitio, área, edificio, granja o región productora de cerdos.
La bioseguridad en el sector porcino adquiere una importancia capital en la actualidad, ya que hay factores que hacen que soporte un alto riesgo en relación a la entrada y difusión de enfermedades infecto-contagiosas. Entre ellos destacamos los siguientes:
- Es un sector con un alto grado de tecnificación, lo que le pone en situación de mayor riesgo debido al alto volumen de movimiento de animales, material genético, vehículos de transporte, personal técnico, etcétera.
- La circulación de ciertas enfermedades en zonas cercanas a nuestro país, como la Peste Porcina Africana en el este de Europa, la Fiebre Aftosa en el norte de África, la Peste Porcina Clásica que presenta carácter enzoótico en poblaciones de jabalíes del este de Europa, o las nuevas variantes del virus de la Diarrea Epidémica Porcina que han afectado gravemente al sector porcino de China, EEUU, Canadá y otros países de Centro y Sudamérica.
- La distribución heterogénea de las explotaciones, que hace que existan zonas con una mayor densidad animal en las que las medidas de bioseguridad son cruciales para minimizar el impacto de la posible entrada de enfermedades.
- Es un sector en el que conviven realidades muy diferentes, como la que suponen los pequeños y grandes productores o los sistemas de producción extensivos e intensivos, lo cual supone la coexistencia de puntos de vista muy diferentes en cuanto a la gestión de la explotación, incluyendo la percepción y el manejo de la bioseguridad, y que sin embargo, comparten riesgos por la existencia de puntos de conexión entre sus circuitos productivos.
- Las pérdidas producidas por la entrada de enfermedades de declaración obligatoria (EDOs), sobre todo las pérdidas indirectas, es decir, aquéllas derivadas de las restricciones comerciales que los países importadores imponen a los países exportadores, son especialmente importantes para el sector porcino nacional puesto que destina a otros países, comunitarios y terceros países, cerca de la mitad de todo lo que produce, lo que nos convierte en el cuarto exportador mundial de carne de cerdo, pero también nos hace más vulnerables a los mercados.
El MAGRAMA, sensible a todo lo expuesto y a través de la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad, ha considerado prioritario dar un impulso a nivel nacional a la bioseguridad en las explotaciones porcinas a través de la puesta en marcha, durante los años 2015 y 2016, de un plan integral de bioseguridad que presenta dos objetivos estratégicos: por un lado, la evaluación del nivel de bioseguridad en las explotaciones porcinas y por otro, la sensibilización de veterinarios, ganaderos y en general de todo el sector, en relación a la importancia de la aplicación de correctas medidas de bioseguridad a todos los niveles.
El plan contribuirá, sin duda, a conseguir una mejora de la bioseguridad, lo cual se traducirá en una mayor competitividad del sector en su conjunto debido a efectos tales como:
- Mejora del nivel sanitario de nuestras piaras en relación a patologías como PRRS, Circovirus, complejo respiratorio, Salmonella, entre otras, lo cual redundará en una mejora de los índices productivos y un mejor bienestar de los animales.
- Reducción del riesgo de entrada de EDOs.
- Mejora de la eficacia de las medidas de control aplicadas en caso de brote de EDO, con lo que se reduce el impacto debido a un menor tiempo hasta la erradicación y recuperación del estatus sanitario del país.
Las encuestas van dirigidas a explotaciones intensivas y extensivas para las que se han elaborado cuestionarios específicos. Quedan fuera las explotaciones de autoconsumo y serán voluntarias para las explotaciones de carácter reducido.
Desde el MAGRAMA, nos gustaría aprovechar esta oportunidad para pedir a los veterinarios involucrados la mayor implicación posible a la hora de llevar a cabo las encuestas, en especial, en relación a la labor de concienciación tan importante y necesaria para el éxito del plan.
El mantenimiento de unos altos estándares sanitarios es responsabilidad de todos aquellos que, de forma más o menos directa, estamos relacionados con la producción porcina. En nuestras manos está fortalecerla a través de la mejora de la bioseguridad a todos los niveles. El presente y el futuro del sector porcino nacional dependen en gran medida de ello.
Febrero de 2016. SG Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad del MAGRAMA