En los tiempos en que vivimos, el diseño de alojamientos ganaderos debe seguir
unas pautas básicas en referencia al bienestar de los animales en dichos alojamientos
y en sus instalaciones, al mismo tiempo que se intenta conseguir una producción
lo más rentable posible sin perjudicar el medio ambiente.
Figura 1. Esquema de los principales factores que influyen
en el diseño de alojamiento ganaderos.
La normativa vigente en estos momentos establece una serie de requisitos que deben
cumplir las explotaciones porcinas, a la hora de diseñar los espacios donde se
van a criar los cerdos. Es importante destacar que, aunque se cumpla toda la normativa
vigente, no existe una solución única y siempre que se utilicen de forma adecuada
todos los medios de producción disponibles, se puede llegar a varias situaciones
óptimas.
A continuación analizaremos la incidencia ambiental de las explotaciones porcinas
y la posible manera de reducirla mediante un adecuado diseño de dichas explotaciones.
Los medios potencialmente afectados son el agua, el suelo, el aire y el paisaje.
La contaminación de las aguas
La contaminación del agua es causada por la presencia de grandes cantidades de
materias ajenas a los ecosistemas acuáticos, las cuales alteran su equilibrio.
En las aguas viven bacterias descomponedoras que transforman la materia orgánica
(hojas, animales muertos, deyecciones,...) en sales minerales, consumiendo oxígeno.
Antes, las aguas se mantenían limpias gracias a este proceso de auto-depuración;
hoy en día, se vierte una cantidad tan grande de contaminantes que el proceso
de auto-depuración natural no da al abasto en muchas ocasiones. Las aguas contaminantes
tienen procedencias muy variables, como son las aguas residuales domésticas, industriales,
agrícolas, ganaderas, etc.
Si nos centramos en el sector agrícola y ganadero, la contaminación de agua a
nivel superficial y de subsuelo se produce por vertidos inadecuados, pérdidas
de deyecciones ganaderas de las zonas de almacenaje y abonados en general.
La lixiviación es uno de los principales efectos contaminantes de las aguas, la
cual se produce porque al no retener el suelo el excedente de nutrientes, éstos
se filtran a través del medio líquido hasta llegar a los acuíferos; éste fenómeno
se da principalmente en la contaminación por nitratos y especialmente en otoño
e invierno, cuando no hay actividad vegetativa.
Uno de los problemas derivado de la lixiviación es la eutrofización. Éste fenómeno
se produce cuando el agua recibe gran cantidad de nutrientes como el nitrógeno,
fósforo o potasio, que las algas necesitan para su crecimiento, de tal manera
que proliferan desmesuradamente y el agua aparece turbia y verde. Para descomponer
los restos de algas que mueren, las bacterias descomponedoras consumen mucho oxígeno
que pronto será insuficiente. La falta de oxígeno provoca la muerte masiva de
peces, algas y otros organismos. En estas condiciones se multiplican los microorganismos
anaerobios, es decir, que descomponen la materia orgánica sin necesidad de oxígeno,
pero que desprenden metano, ácido sulfúrico y otras sustancias de olor y gusto
desagradables y a veces tóxicas.
El uso de determinados detergentes, abonos, estiércoles y purines constituye la
causa principal de la eutrofización, dado que aportan al agua gran cantidad de
nitratos y fosfatos.
La contaminación del suelo
Habitualmente los agentes contaminantes del agua, contaminan primero al suelo,
llegando finalmente al medio acuático. Es decir que los vertidos inadecuados,
pérdidas de deyecciones ganaderas de las zonas de almacenaje y abonados, entre
otros, son también las principales causas de contaminación del suelo.
Los metales pesados como el hierro, cobre o zinc, son uno de los posibles contaminantes
del suelo. Se trata de micronutrientes necesarios para las plantas de cultivo,
pero que en determinados ambientes y concentraciones pueden llegar a ser tóxicos. La acumulación de potasio en el humus, arcilla y materia orgánica del suelo, derivada
de un riego y drenaje incorrectos, provoca la salinización del mismo. El fósforo
orgánico de la deyecciones ganaderas, después de un tiempo en el suelo pasa a
forma inorgánica, el fosfato, forma poco móvil que provoca la saturación de fósforo
en el suelo.
Todos los elementos mencionados, metales pesados, potasio y fósforo, entre otros
posibles, llegan al suelo a partir de las deyecciones ganaderas, aunque también
pueden llegar a partir de otros medios.
La contaminación del aire
La atmósfera dispone de un modelo de reciclaje que mantiene en el aire el equilibrio
de los gases necesarios para todas las formas de vida. Así por ejemplo los humanos
y los animales respiran oxígeno (O2) y expulsan dióxido de carbono (CO2); éste
dióxido de carbono, es el que utilizan las plantas para su crecimiento. La contaminación
añade determinados gases a la atmósfera, al mismo tiempo que descompone otros,
pudiendo así provocar un desequilibrio.
El aire puede verse afectado por las emanaciones producidas en las granjas. Un
ejemplo claro lo es la liberación a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) y
de metano (CH4), procedentes de la degradación de la materia orgánica presente
tanto en el estiércol como en el purín. Cuando el metano se encuentra en la troposfera
contribuye al calentamiento de la tierra y en el aumento de la concentración de
ozono, mientras que si se encuentra en la estratosfera, contribuye a la destrucción
de la capa de ozono.
En condiciones anaeróbicas, se pueden producir malos olores causados por gases
tóxicos como son el sulfídrico (H2S) y el amoníaco (NH3), entre otros.
Impacto sobre el paisaje
A parte de los posibles efectos sobre el agua, suelo y aire, causados por los
alojamientos ganaderos, éstos también pueden incidir sobre el paisaje. Este tipo
de incidencia, es muy variable en función del lugar donde se van construir las
naves, dependiendo de la visibilidad que se tenga de éstas desde otros puntos,
de la superficie construida, de los materiales utilizados, de la calificación
urbanística de la zona y de si la explotación es intensiva o extensiva.
Minimización de los contaminantes derivados de las explotaciones porcinas a
la hora de planificar su diseño
La deyecciones ganaderas son uno de los posibles contaminantes del medio ambiente
con más incidencia en estos momentos, por lo que es vital el diseño de unas instalaciones
ganaderas que garanticen un almacenaje totalmente estanque de dichos residuos.
Las fosas, balsas de purines y estercoleros, en el caso de que se construyan con
hormigón, éste deberá disponer del impermeabilizante correspondiente así como
del armado necesario para evitar posibles fisuras y posteriores vertidos. En los
últimos años, para la construcción de balsas de purines son muy utilizados los
materiales plásticos (polietileno de alta densidad, PVC, caucho, etc.), por su
fácil colocación y por ser más económicos que otros sistemas. En el caso de estercoleros,
deberán tener la pendiente suficiente para evitar que las deyecciones líquidas
puedan ser vertidas fuera de la parte pavimentada, o en tal caso, deben disponer
de una conducción debidamente impermeabilizada dirigida hacia un depósito de purines.
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Figura
2. Tolva con el sistema seco / húmedo, que evita los desperdicios de pienso
y agua. |
Si bien la impermeabilización de las zonas de almacenaje de deyecciones es muy
importante para reducir el impacto sobre el medio ambiente, también es importante
el intentar reducir la cantidad de dichas deyecciones o de los elementos contaminantes.
La colocación de unos bebederos y comederos adecuados, puede llegar a reducir
entre un 20 y un 30 % la producción total de purines. La alimentación húmeda,
todo y producir más volumen de purines, reduce la presencia de fósforo y nitrógeno
en las deyecciones. Las tolvas con el sistema seco / húmedo son unas de las más
utilizadas porque además de las ventajas mencionadas anteriormente, estimula la
ingestión de pienso y por lo tanto favorece el rápido crecimiento; se trata de
un sistema en el que cada cerdo dosifica él mismo el alimento y bebida, evitándose
así restos de pienso que puedan fermentar.
Otro sistema para reducir el volumen de deyecciones, es la separación de las aguas
pluviales de las zonas de almacenaje de purines. Es importante evitar la mezcla
de las aguas pluviales con las deyecciones ganaderas, dado que aumentará el volumen
de purines, lo que supone un mayor gasto y una menor eficiencia a la hora de utilizarlos
como abono orgánico para los campos. Un alojamiento ganadero que recoja las aguas
de la lluvia en un depósito independiente destinado solo para este uso, garantiza
a la explotación un almacén de agua para un posible uso de riego, al mismo tiempo
que evita que dichas aguas lleguen por escorrentía a las zonas de almacenaje de
deyecciones ganaderas. Las balsas de purines deben estar situadas de tal forma
que entre la menor cantidad posible de agua procedente de la lluvia, ya sea directamente,
por escorrentía superficial o mediante conducciones.
En la reducción del volumen de deyecciones también entra en juego el volumen de
aguas utilizadas en la limpieza de las instalaciones. La facilidad de limpieza
de las mismas así como el hecho de disponer de un buen equipo de limpieza, puede
reducir de forma considerable el volumen de las aguas de limpieza. De esta forma,
un suelo recubierto en su totalidad por slats supone un menor volumen de agua
gastada respeto a un suelo solo recubierto en parte por slats, dado que en zonas
pavimentadas las deyecciones suelen acumularse formando costras más gruesas.
Independientemente de la fase de crecimiento o reproducción en que se encuentren
los cerdos, el uso de los sistemas de ventilación suficientes, evita la tendencia
de los animales a remojarse, provocando desperdicios de agua. Dependiendo del
tipo de nave y de la edad de los animales se aconseja la utilización de sistemas
de ventilación naturales basados en la regulación de la apertura de ventanas y
cumbreras, o artificiales a partir de ventiladores.
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Figura 3. Plantación
de árboles alrededor de una granja porcina para facilitar su integración
en el paisaje, al mismo tiempo que proporciona zonas de sombra a su alrededor.
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Por lo que se refiere al impacto paisajístico de las explotaciones porcinas, normalmente
se trata de construcciones no muy altas (entre 2 y 5 metros de altura) respeto
a otros cobertizos que pueda disponer una explotación, y que por lo tanto pasan
fácilmente desapercibidas. La magnitud de algunas explotaciones hace que puedan
tener un impacto paisajístico más relevante, pudiéndose paliar con la plantación
del especies arbóreas típicas de la zona, por los alrededores de las naves construidas.
Actualmente es fácil poder elegir el color de los cerramientos de las granjas,
pudiéndolas integrar perfectamente en un paisaje plenamente rural.