Marta Marsó i Garcia. Intervenció Ambiental, SL. España. ()
25-jul-2005 (hace 19 años 3 meses 11 días)La contaminación que pueden generar las actividades ganaderas sobre las aguas
y los suelos debido a una incorrecta gestión de los purines/estiércoles se ha
traducido en una preocupación social y política que ha derivado en normativas
más estrictas. Una correcta gestión de los purines/estiércoles de la explotación
ganadera actualmente implica al ganadero conocer la normativa vigente, controlar
el nivel de las balsas, depósitos y/o estercolero, controlar los requerimientos
nutricionales de los cultivos, transportar y aplicar las deyecciones ganaderas
hasta las parcelas más adecuadas y actualizar el libro de gestión de las deyecciones
ganaderas de acuerdo con el Plan de gestión aprobado en las comunidades autónomas
que se requiera. La realización de una mala gestión conlleva a la contaminación
de los recursos naturales y consecuentemente el incumplimiento de la normativa,
que puede derivar en sanciones económicas y penales.
Cada vez más ganaderos están optando por externalizar la gestión completa de las
deyecciones ganaderas, de manera que contratan a una empresa para que les realice
una gestión integral de estos residuos. La gestión integral significa el control
de las deyecciones ganaderas durante todo el ciclo: desde el control del nivel
de las balsas y depósitos, la recogida de los purines/estiércol, la selección
de las parcelas más adecuadas en el momento de aplicar las deyecciones ganaderas
(según la planificación del Plan de gestión de las deyecciones ganaderas y según
el control de los suelos agrícolas), el transporte de la granja hasta las parcelas
seleccionadas, la aplicación sobre los cultivos y la actualización del libro de
gestión de las deyecciones ganaderas.
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Actualmente existen en el mercado empresas que realizan una gestión integral completa.
Para adherirse a una gestión de este tipo no se requiere disponer de suficientes
tierras ya que hay empresas que también pueden gestionar los excedentes de las
granjas adheridas, mediante un sistema de tratamiento como puede ser el compostaje
y posterior comercialización del compost hasta zonas deficitarias de abonos orgánicos.
En el mercado están disponibles diversas soluciones técnicas para economizar esta
gestión. Existen sondas para realizar el control automático del nivel de las balsas
y depósitos, estas sondas transmiten la señal a la central propia de la granja
y de esta a la señal de la empresa encargada de la gestión, que una vez detectada
y seleccionadas las parcelas optimas para realizar la aplicación agrícola puede
emitir la señal al transportista para que se ocupe de la retirada de las deyecciones
y del transporte y aplicación correcta en la superficie cultivada seleccionada.
La tecnología que se está desarrollando y la adición de cada vez más granjas en
un mismo sistema conjunto de gestión conlleva la reducción de los costes económicos
de este tipo de gestión y consecuentemente que haya cada vez más ganaderos interesados
en estos sistemas, aunque se quiere remarcar que una correcta gestión individual
es igualmente válida que una gestión integral externalizada.
Según la óptica medioambiental estos sistemas se consideran muy interesantes,
ya que la gestión conjunta a través de una empresa externa de las deyecciones
ganaderas generadas en diferentes granjas, si esta gestión es sometida al control
continuado de los mecanismos que dispone la administración, implica un mejor seguimiento
de estos residuos y aporta mas posibilidades en la planificación del esparcimiento.
Independientemente de la titularidad de las tierras, en las parcelas que se aportan
para la gestión conjunta se esparcen las deyecciones ganaderas en función de los
requerimientos del cultivo y en función de la granja más cercana. De esta manera
las parcelas mas lejanas de la propia granja, que muchas veces aparecen en la
planificación propuesta en el Plan de Gestión pero que a la práctica no
se esparcían abonos orgánicos por el tiempo requerido en el transporte, pueden
ser abonadas y por tanto se disminuye la intensificación de esparcimientos en
las parcelas más cercanas a las granjas y consecuentemente se disminuye el riesgo
de contaminación. Uno de los puntos críticos de este sistema es que la externalización
de la gestión de las deyecciones conlleve a la larga una pérdida de sensibilización
de la problemática des de su origen, en la propia granja, como ha pasado en la
gestión de los residuos urbanos. Por este motivo es importante que en la gestión
integral se informe y se pida participación de los ganaderos para involucrarlos
en la problemática medioambiental de los purines. Una forma de motivación de los
ganaderos integrados en este sistema para que reduzcan el volumen de purines generado
en sus granjas es la facturación de la gestión por metro cúbico generado en vez
de los valores teóricos obtenidos a través de varemos oficiales, de esta manera
los ganaderos que realicen minimización de estos residuos (instalando bebedores
sin pérdidas, utilizando piensos equilibrados en cada fase de desarrollo
y en el caso de piensos compuestos que sean formulados con proteínas digestibles
y con adición de enzimas, etc.) puedan ver compensado su esfuerzo. De todas formas
se requiere un sistema de control para garantizar que estas reducciones obtenidas
sean reales y no existan pérdida en las balsas y depósitos.