Escribe J Taylor-Pickard jpickard@alltech.com
22-jun-2005 (hace 19 años 5 meses 1 días)En los últimos 10 años se ha visto un creciente interés en
las interacciones entre la alimentación, salud intestinal y microbiología
en los monogástricos, en particular en los países europeos con una
reducción al acceso de los antibióticos profilácticos. Es
reconocida en los cerdos la contribución energética de las bacterias
del intestino grueso mediante la formación de ácidos grasos volátiles
(de especial interés el butirato por su papel en el crecimiento y funcionalidad
de los villis), así como la producción de ciertas vitaminas y minerales
como metabolitos secundarios de las fermentaciones. Sin embargo, es de crucial
importancia para la salud y crecimiento del animal el mantenimiento de un correcto
balance de los microorganismos, permitiendo la fermentación de las fracciones
no digeridas del pienso sin potenciar el crecimiento de las especies patógenas.
Recientemente en Dinamarca, al examinar las comunidades bacterianas del íleon
y colon mediante los modernos métodos de secuenciación del 16S rDNA,
encontró que el 83% de las especies eran desconocidas (Simon, 2004), pudiendose
sospechar que aún no se han identificado la mayoría de las bacterias
del intestino grueso, siendo mucho menos lo conocido sobre la composición
bacteriana del intestino delgado.
Un sistema digestivo saludable es crucial para una producción óptima.
Para permitir una paso eficiente de los nutrientes a la sangre, el intestino
tan solo esta protegido por una capa de células epiteliales. Sin embargo,
existen muchos más mecanismos de defensa para minimizar el riesgo de
enfermedades intestinales y entrada de patógenos. La microflora del tracto
gastrointestinal (GI) juega un papel crucial en la defensa del intestino; las
bacterias beneficiosas limitan el crecimiento de patógenos, intentando
excluirlas del sistema (Rolfe, 1991). Es esencial disponer de un profundo conocimiento
del desarrollo y composición de la microflora GI y sus fuerzas de regulación
para entender la dinámica de la microflora intestinal.
Pueden aplicarse dos tipos de aproximaciones nutricionales básicas para
promover una microflora GI beneficiosa. Primera, mediante el suministro de las
bacterias beneficiosas (probióticos) podemos promover y complementar la
microflora endógena. El efecto de los probióticos está bien
documentado en la literatura. Bacterias Gram+ como
Lactobacillus,
Enterococcus,
Pediococcus,
Bacillus, y
Bifidobacteria, y levaduras
del género
Saccharomyces son a menudo suministradas después
de una terapia antibiótica con el fin de reintroducir una flora beneficiosa
en el intestino de los animales afectados (Spring, 2004). Una segunda posibilidad
para influir positivamente sobre la exclusión competitiva proviene de apoyar
ciertos mecanismos específicos, los cuales pueden conseguirse mediante
la modificación de la composición de la dieta o el uso de aditivos.
Por ejemplo, según Geliot (comunicación personal) la suplementación
de la dieta con MOS reduce la colonización por
Clostridium perfringens
en lechones (figura 1).
Figura 1: Efecto
de los MOS en la presencia de Clostridios y Coliformes en lechones (Geliot,
comunicación personal) |
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Uno de los parámetros claves que influyen la microflora intestinal son
las condiciones del medio, particularmente la concentración intestinal
de ácidos y el pH. Las bacterias beneficiosas inhiben la colonización
por patógenos mediante la producción de ácidos grasos volátiles
y ácido láctico que reduce el pH de micromedio del borde epitelial.
Los ácidos orgánicos tienen un fuerte efecto antimicrobiano, especialmente
sobre los patógenos Gram-. Mathew et al. (1996) demostraron que durante
la fase de destete de los lechones, este mecanismo se debilita, y como consecuencia
son particularmente susceptibles a los trastornos digestivos y la diarrea. La
figura 2 muestra como alguno de los factores de la dieta puede influir en los
mecanismos involucrados en la exclusión competitiva entre microorganismos.
El medio intestinal puede mejorarse controlando la capacidad tampón y mediante
la adición de ácidos a través de la dieta. Esta aproximación
se ha mostrada muy efectiva en lechones, especialmente porque se suministra apoyo
cuando la propia protección está debilitada.
Figura
2. Cómo influir en los mecanismos involucrados en la exclusión
competitiva (CE) para favorecer las bacterias beneficiosas e inhibir las
patógenas.
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MECANISMOS INDIRECTOS |
MECANISMOS DIRECTOS |
Modulación
inmune:
Mannanoligosacáridos
Glucanos
Minerales orgánicos
Plantas
Igs (huevo, plasma, ...)
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Medio
ácido intestinal:
Reducir la capacidad tampón
- Disminuir la concentración de fosfatos
- Fitasas
- Disminuir proteína indigestible |
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Peristaltismo
intestinal:
Fibra dietética |
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Competición
por los nutrientes:
Nutrientes de alta digestibilidad
Enzimas
Lactosa
FOS, Oigosacáridos fermentables
Fibra dietética
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Formación
de mucus:
Oligosacáridos |
Sustancias antimicrobinas
Antibióticos
Cobre
Zinc
Plantas y sus extractos |
Modificación
sales biliares |
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Ligantes:
Mananoligosacáridos |
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Al mejorar la digestibilidad de la dieta queda poco sustrato para la fermentación
bacteriana y por tanto refuerza la competición de las bacterias por los
nutrientes. Es esencial asegurar al máximo todos los factores relacionados
con la digestión de los nutrientes mediante el uso de ingredientes de alta
calidad o pronutrientes como los enzimas, pre y pro-bióticos o mananoligosáridos.
En un mudo donde la confianza en los antibióticos subterapéuticos
está disminuyendo, el desarrollo y mantenimiento de una correcta población
bacteriana intestinal es esencial para la salud y el crecimiento de los cerdos
hasta su potencial genético.
Conclusiones
• La flora bacteriana beneficiosa juega un papel clave en el control de
los patógenos intestinales
• La nutrición ofrece un conjunto de posibilidades para influir
en la microflora gastrointestinal y mejorar la salud intestinal.
• La suplementación del pienso con ciertos aditivos puede mejorar
la salud intestinal, mediante la reducción de las bacterias patógenas
y la mejora de la inmunidad intestinal.
• Es necesaria una óptima salud intestinal para una buena producción.