La microbiota intestinal del cerdo

Edgar García Manzanilla
12-jun-2005 (hace 19 años 6 meses 10 días)

A lo largo de la evolución, el cerdo ha desarrollado una relación muy compleja con su microbiota intestinal y del buen funcionamiento de esta relación depende la salud del animal. La importancia de la microbiota intestinal del cerdo queda clara si pensamos que comprende del orden de 10 veces más células que el propio cerdo. Así, podríamos comprenderla casi como un órgano más del animal. Como consecuencia, el cerdo sacrifica parte de los nutrientes que ingiere, que son utilizados por las bacterias, y a cambio obtiene una serie de ventajas como la resistencia a la colonización de patógenos, el correcto desarrollo del sistema inmune y determinados nutrientes que las bacterias producen. Sin embargo, hemos de entender que la microbiota óptima para la salud del animal no tiene porque ser la que produzca los mayores rendimientos productivos. Así, en la producción porcina moderna, donde los rendimientos productivos son muy altos, el mantenimiento de una microbiota óptima para la salud del cerdo puede suponer pérdidas en los rendimientos, aunque quizás también una disminución en los problemas patológicos.

La microbiota del cerdo comprende organismos autóctonos que han acompañado al animal en su evolución, pero también organismos no autóctonos del intestino de animal y que, de manera circunstancial, pueden también desarrollarse en número importante. En general, los microorganismos autóctonos consiguen ritmos de desarrollo en el ecosistema intestinal suficientes para no ser eliminados por los diferentes mecanismos de defensa del animal. El hecho de que un organismo sea o no autóctono no está directamente relacionado con su carácter patógeno, pues ambos grupos pueden ser patógenos si se rompe el equilibrio entre ellos.

Las bacterias presentes en el intestino están distribuidas siguiendo un patrón determinado por las características de cada uno de los segmentos intestinales. En el estomago y en el intestino delgado, donde los ritmos de paso son altos y el pH es bajo, el medio es muy hostil para la mayoría de bacterias. En este tramo las cantidades normales no suelen sobrepasar las 103-105 bacterias por gramo de contenido y la población presenta poca diversidad ya que suelen ser solo especies muy resistentes a los medios ácidos y que además han desarrollado sistemas de anclaje al epitelio para no ser arrastradas por el flujo de los alimentos. Solo en los tramos finales del intestino delgado el número de bacterias aumenta hasta las 107-108 por gramo de contenido.

En lo que se refiere al intestino grueso, los ritmos de paso son mucho menores y el pH está más cercano a la neutralidad. En este medio el número de bacterias obtenido es más alto (1010-1011) y gran cantidad de especies (unas 400-500 según diferentes autores) conviven en un ecosistema muy complejo.

Además de las diferencias a lo largo del tracto gastrointestinal, existen diferencias descritas radialmente en cada uno de los tramos intestinales.

En cuanto a las funciones que desarrollan, la presencia de población bacteriana en estomago y intestino delgado parece ser muy importante para evitar que bacterias potencialmente patógenas puedan colonizar estas zonas. Así simplemente ocupando físicamente el nicho biológico evitarían la presencia de organismos perjudiciales.

En cambio, una vez en el intestino grueso, la microbiota toma un papel fundamental en el aprovechamiento, mediante la fermentación, de fracciones difíciles de digerir para el animal. La capacidad de adaptación de esta microflora a los substratos que llegan al intestino grueso es alta y los cambios se producen de manera relativamente rápida. Sin embargo cambios bruscos de sustratos muy diferentes pueden derivar en disbiosis y problemas de diarreas.

Si intentamos profundizar más en las especies que pueblan cada uno de los segmentos nos encontramos con el problema de que hasta hace pocos años los datos disponibles estaban basados en métodos de cultivo clásicos. Los grupos más importantes descritos según estos métodos dependían de la zona. Streptococcus, lactobacillus se consideraban mayoritarios en las partes proximales y a medida que se avanza iban apareciendo otros organismos como eubacterium, fusobacterium, bacteroides, peptostreptococcus, bifidobacterium, selenomonas, clostridium, butirovibrio y escherichia. Sin embargo los grupos descritos como mayoritarios con estas técnicas no coinciden en general con los descritos por los métodos moleculares modernos y la información referente a los grupos presentes esta siendo revisada. En general se admite que la población más importante es la de bacterias gram positivas anaerobias y el control de esta población es precisamente el mecanismo más aceptado para explicar el efecto de los promotores de crecimiento.

Actualmente, uno de los campos que tiene más interés es el desarrollo temporal de la microbiota intestinal en los animales jóvenes para poder evitar los problemas relacionados con el destete, el ayuno o los cambios nutricionales bruscos.