Valoración energética de alimentos en ganado porcino

Escriben C. De Blas y R. Carabaño cdeblas@pan.etsia.upm.es

07-abr-2005 (hace 19 años 7 meses 16 días)
Los sistemas digestivos de los animales varían en cuanto a su capacidad para extraer nutrientes de los alimentos ingeridos. Entre los principales factores se encuentran la edad y la especie animal, ya que determinan las variaciones en el volumen y posición de las áreas de fermentación microbiana del aparato digestivo, así como la actividad enzimática de los jugos digestivos secretados por el propio animal. Como consecuencia, la valoración nutritiva de los ingredientes alimenticios en producción animal es compleja, ya que exige su determinación en una variedad notable de casos prácticos. Los sistemas más precisos de valoración energética son los denominados de energía neta (EN), ya que en ellos se realiza un balance energético completo, en el que se consideran todas las pérdidas energéticas que ocurren en el proceso de utilización digestiva y metabólica de los alimentos (heces, orina, gases de fermentación y calor). Desde hace unos años, los métodos de EN se utilizan de forma general en alimentación práctica de ganado porcino.

La determinación directa de los valores energéticos de los alimentos es un proceso laborioso y costoso, sobre todo en el caso de la energía neta. A pesar de ello, la importancia del tema ha justificado la realización de un gran número de trabajos en el pasado, que han permitido la elaboración de tablas de valoración energética de los alimentos en estas especies en diferentes países (NRC, 1998; Sauvant et al., 2002; FEDNA, 2003; CVB, 2004). No obstante, estas tablas sólo contienen valores promedio del valor nutritivo de las diferentes materias primas, que sin embargo presentan una notable variabilidad, especialmente elevada en el caso de algunos ingredientes.

Métodos de digestibilidad in vitro para animales monogástricos

El enfoque tradicional para considerar esta variabilidad ha sido elaborar ecuaciones de regresión utilizando como variables independientes parámetros relacionados con la composición analítica de los alimentos. Sin embargo, esta aproximación resulta costosa y está sujeta a notables errores ligados a la determinación de los valores analíticos o a simples diferencias entre los métodos de determinación de estos parámetros entre los autores de la ecuación y sus usuarios. Además, los rangos de aplicación de esas ecuaciones son generalmente limitados. Por ello, en los últimos años se han desarrollado o se están desarrollando nuevos sistemas de predicción que tienden a reducir los costes analíticos y a incrementar la fiabilidad y robustez de la extrapolación.

La digestibilidad in vitro es una determinación de laboratorio que trata de estimar la fracción (materia seca, materia orgánica, nitrógeno, aminoácidos) indigestible a través del residuo insoluble después de una serie de incubaciones enzimáticas. En el caso de ganado porcino, diferentes autores han diseñado métodos en varios pasos, en los que se simula de forma sucesiva la digestión de la materia orgánica y la proteína en el estómago e intestino delgado, y finalmente la degradación fermentativa de la materia orgánica en los tramos finales del aparato digestivo. Mediante una combinación adecuada de enzimas digestivas (pepsina, pancreatina, carbohidrasas), de condiciones de medio (pH, temperatura) y de tiempo de incubación, se consigue predecir con una buena precisión valores determinados paralelamente in vivo.

La metodología para digestibilidad in vitro propuesta por Boisen y Fernández (1995) ha sido aplicada recientemente como base del nuevo método oficial de valoración de la energía neta en ganado porcino. En este método, la EN de los ingredientes se estima (Tybirk, 2004) a través de la determinación de su composición analítica (materia orgánica, grasa y proteína) y de tres valores de digestibilidad in vitro (digestibilidad enzimática de la materia orgánica a nivel ileal y fecal y digestibilidad ileal de la proteína bruta). El procedimiento de cálculo es aditivo a partir de la contribución energética de cada nutriente digestible. La digestibilidad de la proteína se estima a partir de su digestibilidad ileal in vitro, la de la grasa a partir de valores tabulados y la ileal de hidratos de carbono sustrayendo de la digestibilidad ileal total de la materia orgánica la correspondiente a proteína y grasa. La fracción fermentable de carbohidratos se estima en base a la diferencia entre los valores de digestibilidad ileal y fecal de la materia orgánica. Una corrección adicional permite tener en cuenta la mayor degradabilidad de la fracción potencialmente fermentable en cerdas adultas gestantes que en cerdos jóvenes en crecimiento. El nuevo método se utiliza en Dinamarca de forma generalizada por su elevada reproducibilidad, bajo error estándar de predicción y coste reducido con respecto a un análisis químico completo.