Xavier MantecaJose Luís Ruíz de la Torre 12-jul-2004 (hace 20 años 5 meses 15 días)
Introducción
En relación a la producción de cerdos de engorde, la capacidad de una explotación
porcina queda definida por tres parámetros básicos: el número de corrales de cebo,
la superficie media de éstos y la densidad de animales. Aunque los tres se tienen
en cuenta durante el diseño de una explotación, el tercero es el único que tiene
una limitación legal. En la tabla se presentan las densidades máximas permitidas
por la legislación europea (directiva 91/630 CEE, incorporada a la legislación
española en el Real Decreto 1048/1994).
Densidades
máximas de animales durante la fase de cebo en función del peso.
Peso
del animal (kg)
Densidad
mínima (m2/animal)
<
10
0,15
10
- 20
0,20
20
- 30
0,30
30
- 50
0,40
50
- 85
0,55
85
- 110
0,65
>
110
1,00
Los animales suelen entrar en los corrales de cebo con 15-18 kg., de los que saldrán
aproximadamente a los 95 kg, alrededor de 4 meses después. Por lo tanto, los animales
a la entrada disponen de espacio más que suficiente, mientras que en las últimas
semanas la disponibilidad de espacio es bastante reducida. Incluso siguiendo la
legislación, un cerdo de 95 kg. dispone de 0,65 m2 (un rectángulo de 1 metro por
65 cm) que, desde un punto de vista conductual, es bastante poco (ver figura 1).
Nuevamente, la dificultad estriba en conseguir un equilibrio entre el bienestar
de los animales y la 'rentabilidad' de la explotación.
Figura
1. Superficies ocupada por un cerdo de pie y echado. El área está en función
del peso (W). En rojo se presentan los valores calculados para un cerdo
de 95 kg.
De una forma resumida, se podría decir que para una superficie fija dada, la rentabilidad
de la explotación es mayor cuantos más animales produce, es decir, cuanto mayor
es la densidad de animales. Pero desde el punto de vista del bienestar animal,
esta situación afecta de manera muy marcada a dos tipos de conductas, las sociales
y las exploratorias. Es decir, una elevada densidad de animales afecta negativamente
al bienestar de los animales de manera que la relación entre densidad y rentabilidad
no es directa. Además, la densidad de animales debería modificarse en función
de la temperatura efectiva, que es una medida de la sensación de calor que tienen
los animales.
Conductas sociales
Los cerdos alojados en grupo establecen una jerarquía mediante interacciones agresivas.
Dicha jerarquía determina qué animales tienen prioridad de acceso a los diferentes
recursos. Una vez establecida la jerarquía, los animales mantienen un nivel mínimo
de agresividad que puede ser prácticamente cero cuando los recursos son suficientes.
Los recursos por los que debe luchar un cerdo en la fase de cebo son básicamente
dos: el acceso al comedero, especialmente si existen menos plazas de comedero
que animales, y el espacio de descanso. Cuando los animales pueden comer ad líbitum
o cuando pueden comer todos a la vez, el recurso alimento no suele ser un problema.
Lo mismo ocurre con el espacio de descanso: si todos los animales de un corral
pueden echarse a la vez, el espacio no será un recurso escaso. Una elevada densidad
de animales reduce la disponibilidad de un espacio adecuado para echarse o, por
lo menos, la facilidad para encontrarlo. Y además, dificulta el acceso al comedero.
Esta situación provoca un incremento de interacciones agresivas, lo que tiene
dos implicaciones básicas: una mayor actividad de los animales y un mayor riesgo
de lesiones, con las posibles infecciones que se puedan producir. Además, la agresividad
provoca lo que se conoce como estrés social, que incluye aspectos como el hecho
de no poder huir de un animal agresor o el de estar demasiado cerca de dos animales
que se están peleando. Esta situación se agrava cuando se añaden otros factores
de estrés como puede ser un exceso de calor o la dificultad para acceder al alimento.
La
conducta de hozar supone una actividad importante en la vida de un cerdo
en condiciones naturales.
Conductas exploratorias
En condiciones naturales, el cerdo dedica alrededor del 80% de su tiempo despierto
a conductas relacionadas con la alimentación. En éstas se incluyen actividades
como la ingestión y la masticación pero también, y sobre todo, la búsqueda de
alimento. Para esto, el cerdo dispone de una particularidad en su anatomía, el
hueso rostral en el hocico, que le permite realizar la conducta de hozar con una
mayor eficacia (ver video). La dedicación a este tipo de conductas nos indica
la enorme motivación que tiene el cerdo a realizarlas. De hecho, las conductas
exploratorias son consideradas "necesidades de conducta", lo que les da casi tanto
valor como el comer o el beber (que también son necesidades, pero fisiológicas).
Temperatura efectiva y estado sanitario
La temperatura efectiva es una medida de la sensación de calor que perciben los
animales y depende de la temperatura ambiental y de parámetros como el tipo de
suelo o la ventilación. La relación entre esta temperatura y la densidad de animales
se basa nuevamente en la conducta de los animales. En condiciones de calor, los
animales tienden a echarse en decúbito lateral (de lado) ocupando un espacio más
grande (ver figura 1- esquema B). Esta postura les permite aumentar la superficie
de contacto con el suelo y la pérdida de calor. Por lo tanto, en estas condiciones
la superficie útil del corral se ve muy reducida (hasta dos veces y media). Por
último, es importante mencionar que cuanto mayor es la densidad de animales, mayor
es la carga microbiana y más fácil es el contagio entre animales (debido a la
proximidad entre los focos de infección y los puntos que pueden infectarse -heridas,
mucosas, etc.). De la misma manera, cuanto peor es la carga microbiana o el estado
sanitario de los animales, menor debe ser la densidad de animales.
En conclusión, en sistemas intensivos la densidad de animales en la práctica puede
variar entre dos puntos, por encima y debajo de los cuales la rentabilidad de
la explotación peligra. El punto máximo queda limitado por la legislación. Se
trata entonces de decidir a qué densidad, por debajo de este punto, tienen que
estar los animales. El aspecto principal a tener en cuenta es el estado sanitario.
Desde el punto de vista del bienestar, y con las consecuencias que éste tiene
sobre la productividad, es indudable que cuanto más espacio tengan mejor será
su bienestar.