El contenido en grasa intramuscular (GIM) es un atributo de calidad importante
de la carne de porcino, al mejorar sus cualidades organolépticas como tecnológicas
de los curados. Se considera recomendables niveles de GIM de aproximadamente
un 2% en carne fresca y 3-4% en curados. Sin embargo, generalmente incrementos
de la GIM implican mayores engrasamientos de la canal, con el consiguiente empeoramiento
del índice de conversión y clasificación de la canal. Siendo de gran interés
para la industria porcina el poder modular de forma específica el nivel de GIM.
Los principales factores que afectan el contenido de GIM en porcino son la genética
(híbridos Duroc y genotipos con mayor concentración de fibras rojas), el tipo
sexual (animales castrados vs enteros y hembras) o peso de sacrificio. Siendo
menores o inexistentes los efectos descritos de la alimentación.
Sin embargo, existe un gran interés en la posibilidad de poder modificar a través
de la alimentación de diferentes factores metabólicos que modulen el reparto
energético de la deposición grasa, favoreciendo el acumulo en músculo sin perjudicar
el engrasamiento general. A continuación se presentan las principales estrategias
nutricionales estudiadas:
- La formación de los adipocitos, igual que las neuronas y los miocitos, se
produce en los primeros estadios de desarrollo. Por tanto, un incremento en
el aporte energético o el contenido en grasa de la dieta de las cerda gestante
puede tener efectos sobre el número y tamaño de los adipocitos en los tejidos.
A pesar de ello, su utilidad práctica parece limitada, al ser un efecto inespecífico
y tener mayor importancia los parámetros reproductivo y productivo en la alimentación
de la cerda.
- Consumo energético y tipo de grasa
- La alimentación ad libitum, la concentración de la dieta y la adición
de grasa conllevan un incremento de la GIM, paralelo a un mayor engrasamiento
de la canal, debido al extraconsumo energético. Siendo el efecto no es
específico sobre una región anatómica.
- Se ha observado que los ácidos grasos insaturados se metabolizan con
una mayor prioridad para la obtención de energía, mientras que los saturados
tienden a acumularse en tejidos. Se ha comprobado en pollos que las grasas
ricas en ácidos grasos poliinsaturados activan la enzima carnitil palmitoil
transferasaa I (CPTI), produciendose un mayor catabolismo lipídico y menor
contenido en GIM. A pesar de tenerse que estudiar en porcino, parece ser
que podría modularse la GIM según el tipo de grasa utilizada sea saturada
(sebo, manteca o palma) o insaturada (aceites vegetales).
- El ácido linoleico conjugado (CLA) reduce marcadamente el engrasamiento
del animal. Efecto posiblemente debido a la inhibición de la enzima delta-9
desaturasa responsable de la formación de ácido oleico a partir de ácido
esteárico (C18:0), produciéndose una mayor saturación de la grasa y pudiendo
inhibir la síntesis de C18:0 por acumulación de producto. Asimismo trabajos
recientes indican efectos positivos del CLA sobre el contenido de GIM.
- Equilibrio proteico y aminoacídico
- El suministro de dietas con un aporte proteico por debajo de los requerimientos
para optimizar la deposición de magro, producen un aumento de la GIM.
Pero si es severa, hay un empeoramiento productivo y del engrasamiento
de la canal. Siendo clave determinar la magnitud y periodo de restricción
necesarios para obtener resultados favorables.
- El suministro de determinados aminoácidos por encima de las necesidades
de deposición proteica, produce un sobrante en músculo, que por economía
de transporte, puede ser utilizado para la síntesis de grasa incrementando
la GIM.
- Aditivos
- Vitamina A: en estudios realizados en bovinos, dietas deficientes incrementan
la GIM sin perjudicar la producción ni el engrasamiento de la canal.
- La betaína (trimetil glicina) y al óxido trimetilamina (OTMA) son donadores
de grupos metilo relacionados con el metabolismo de la metionina y el
transporte de compuestos liposolubles. En general se ha descrito que disminuyen
el engrasamiento y contenido en GIM.
- La L-carnitina es esencial en el catabolismo de la grasa para la obtención
de energía. En situaciones de déficit habría una utilización de carbohidratos
como fuente energética y un acumulo de grasa, efecto que se corregiría
con un suministro de L-carnitina en la dieta. Sin embargo, al ser elevada
la capacidad del organismo de síntesis y reciclado de carnitina, es difícil
obtener mejoras con aportes extras en el pienso.
Hasta la fecha, la mayoría de estrategias nutricionales estudiadas que modulan
el contenido de GIM en porcino son hipótesis preliminares con resultados poco
importantes e inconsistentes. Pudiendo ser necesario el aplicar conjuntamente
modificaciones nutricionales junto a variaciones en la genética y producción.
También es importante el determinar y armonizar los periodo de aplicación preferiblemente
en base a los kilos repuestos por el animal y no en días de vida.