Si vivimos solo para los análisis, podemos morir por los análisis

Jer Geiger
03-oct-2003 (hace 21 años 1 meses 19 días)

La ciencia es maravillosa. La ciencia nos proporciona una percepción especial de nuestro mundo y herramientas que pueden hacer mejorar nuestros conocimientos. Pero debemos tener cuidado para no dejarnos enredar de tal forma en la ciencia y sus tecnologías que vivamos (y muramos) como si no existiera ninguna otra cosa. Incluso como científicos, no debemos volcarnos tan intensamente en la ciencia que pasemos por alto la información obvia (aunque menos sofisticada tecnológicamente) de que disponemos. Los resultados de pruebas que contradicen lo que observamos clínicamente pueden ser de hecho erróneos. No debemos basar nuestras decisiones exclusivamente en el resultado de una única prueba.

Los tests PCR (reacción en cadena de la polimerasa) son un buen ejemplo de tecnología sofisticada que puede ser engañosa. Los médicos y los laboratorios de diagnóstico conceden un gran valor a los resultados positivos de PCR para Micoplasma o virus PRRS. Pero estas pruebas no son infalibles. Confiar en una única prueba puede tener consecuencias desastrosas.

Consideremos un ejemplo referente a un centro de inseminación (250 verracos) establecido como negativo a virus PRRS. Para proteger a sus clientes de la transmisión del virus PRRS, se hacía control rutinario de muestras de los verracos: suero y semen. La preocupación surgió cuando un día cinco verracos del centro dejaron de comer. Los empleados observaron que el sistema de ventilación había sido modificado y que se habían producido fluctuaciones irregulares en la temperatura ambiental; de cualquier modo, el 2% de la población resultó afectada en un determinado momento. Se tomaron muestras de suero de los 5 verracos inapetentes y de otros 35 situados cerca de ellos. Uno de los verracos inapetentes murió durante el fin de semana y se llamó a un veterinario, que hizo el examen post-mortem y envió muchas muestras de tejidos para su análisis de virus PRRS por PCR. He aquí los resultados, ¡el suero del verraco muerto dio un resultado ELISA positivo, aunque negativo a inmunofluorescencia, y las muestras de tejido fueron PCR positivas para virus PRRS!

El pánico se apoderó del personal y de los propietarios del centro de inseminación. Se contaba con una larga historia de serología negativa a virus PRRS y todos conocían la posibilidad de encontrar falsos positivos al test ELISA, pero los resultados de la PCR se consideraron como una sentencia de muerte para la empresa. Los propietarios hicieron planes para llamar a los clientes y comunicarles la mala noticia.

Pero los síntomas clínicos no empeoraron. Los otros cuatro verracos empezaron a comer de nuevo. El sistema de ventilación funcionaba otra vez y las cosas parecían volver a la normalidad. Además, las otras muestras de suero dieron resultados de ELISA y PCR negativos para virus PRRS. El semen recogido de los sementales todavía era PCR negativo. ¿Era aquél el único animal de la cuadra infectado con virusPRRS?

Se pidió al laboratorio de diagnóstico que repitiera la prueba PCR y se hizo un descubrimiento importante: el veterinario que había enviado las muestras había entregado el tejido del verraco en el mismo recipiente de transporte que los tejidos de dos muestras para examen post-mortem de un cebadero que era PRRS positivo. Por desgracia, en el recipiente solo se había incluido el impreso de envío correspondiente al verraco – el laboratorio no tuvo conocimiento del envío de la granja de engorde. En un principio, el laboratorio había reunido las tres clases de tejidos y habían atribuido los resultados PCR positivos al único envío del que existía un impreso. ¡Claro!, la granja de cebo estaba sufriendo un brote de PRRS, pero no el centro de inseminación.

No cabe duda de que este es un caso extremo. Existen otras razones por las que los resultados de PCR pueden no reflejar la realidad de la explotación. Hay una posibilidad de contaminación cruzada en la recogida, el procesado o los procedimientos analíticos. En cualquier caso, esta realidad nos recuerda que la ciencia y la tecnología, por maravillosas que sean, no son más que herramientas que utilizamos y no debemos confiar en ellas como el elemento definitivo e infalible para la toma de decisiones.