Caso clínico: Aparición de un brote de disentería en animales de reposición

05-dic-2002 (hace 22 años 17 días)

Descripción de la granja

Se trata de una granja de ciclo cerrado con capacidad para 230 cerdas, 600 lechones de transición, y 900 cerdos de engorde, sólo se engorda la mitad de la producción. La granja es negativa a APP, sarna, y positiva a Aujeszky, PRRS, Pneumonía Enzoótica y asimismo se ven animales que muestran sintomatología de desmedro (PMWS). El sistema de manejo es en bandas a dos semanas, con un todo dentro todo fuera por salas en toda la granja.

Existen unas buenas medidas de bioseguridad: a pesar que nunca entran dentro de la granja, todos los vehículos pasan por un arco de desinfección. Los visitantes se duchan y se cambian la ropa antes de entrar en la granja.

La cuarentena está situada a 2 km de distancia donde las cerdas de reposición entran a los 23 kg de PV, permanecen allí 4 semanas como mínimo y a la tercera semana se realiza un análisis de sangre. Si el resultado es negativo a PRRS, las cerdas se introducen en un local de adaptación, situado dentro de la granja pero separado del resto de cerdas productivas. En este local se aclimatan las cerdas a la situación de la granja mediante el contacto directo con lotes de primerizas anteriores o con cerdos de engorde y transición. Durante esta adaptación, las cerdas son desparasitadas, vacunadas y revacunadas de Aujeszky.

A los 95-100 kg las cerdas son movidas a unos parques contiguos a las gestaciones de cerdas productivas aunque sin entrar en contacto directo con ellas. Aquí, se recelan diariamente y se montan mediante monta natural con machos vasectomizados. Además son vacunadas dos veces de PPV-MR y otra vez de Aujeszky. Cuando faltan unos cinco días para la fecha del tercer celo, las cerdas se colocan en una zona con jaulas para habituarlas a las jaulas aunque siguen sin entrar en contacto directo con las cerdas multíparas. A partir de los 40 días de cubrición todas las cerdas de un mismo lote entrarán en contacto en la gestación confirmada.

Aparición del caso

El jueves 10 de octubre (día 0), pocas semanas después de mover un grupo de 24 primerizas del local de adaptación a los patios y jaulas anexas a la gestación, se observa una primeriza a punto de cubrirse, en la zona de jaulas anteriormente comentada, con diarrea sanguinolenta además la primeriza está delgada, peluda y parece anémica. Hacía algunos días que no comía.

El encargado de la granja piensa que se trata de una úlcera gastrointestinal o un caso de ileitis por lo que decide enviarla al matadero lo antes posible sin darle mayor importancia. Sin embargo, el animal va mejorando y al cabo de 4 días ya ha vuelto a su nivel de ingestión habitual. Todo sigue normal en la granja, hasta que 10 días después se muere la primeriza que estaba al lado de la primera, sin sintomatología aparente excepto anorexia. Al ser domingo, el encargado decide no realizar una necropsia y piensa que puede deberse a una infección por Clostridium novyi.

El día 14 al recelar las primerizas de los parques se observa una primeriza con diarrea y muy abatida. Se trata este animal con tilosina. Al día siguiente se observa otra primeriza, del local con jaulas, con manchas sanguinolentas en heces y sin presencia de moco, heces teñidas de un color ligeramente rosado aunque no se aprecian manchas de sangre fresca. El animal es tratado con tilosina.

Durante todos estos días no se ha observado ningún animal de local de adaptación que muestre ningún síntoma, ni las primerizas ni los cerdos utilizados para adaptarlas. Tampoco se observan problemas en el resto de la granja.

Se decide llamar al veterinario responsable inmediatamente.

Visita a la granja

Ese mismo día (15 después de observar los primeros signos) casi todas las primerizas de los corrales y los 4 machos de la granja se encuentran afectados; presentan heces con sangre fresca, moco y material necrótico; también se observan algunas cerdas con anorexia y que adelgazado. Sin embargo, el grado de afectación es variable: algunos animales están deprimidos y prácticamente no se levantan, mientras que otros no parecían estar afectados.

Diarrea en primerizas

Medidas tomadas

Se extraen muestras fecales para su posterior análisis y durante los tres días siguientes (15, 16 y 17) se administra tiamulina a los animales afectados. El sábado se limpian todos los patios.

A partir de esta primera visita del veterinario se decide utilizar tres pares de botas distintos: uno para andar por la zona de parques y jaulas de primerizas, otro para estar en las gestaciones y maternidades y un último par de botas para los destetes y engordes. Asimismo se decide no entrar en la zona de las primerizas hasta el final del día y utilizar ropa limpia al día siguiente.

Seguimiento

Durante la semana siguiente ya no se observa diarrea y todos los animales se han recuperado, están activos y comen normalmente.

El día 24 de noviembre se reciben los resultados de los análisis que confirman la sospecha:

De las 14 muestras remitidas, 13 eran positivas al aislamiento e identificación mediante la prueba de la PCR a B. hyodisenteriae.

El día 27 de noviembre se observa la primera cerda multípara con diarrea sanguinolenta. Se trata durante 3 días seguidos con tiamulina. Al día siguiente aparecen 4 cerdas más con diarrea, todas en la gestación contigua a los locales de primerizas. Se tratan todas las cerdas como medida de prevención y a partir del lunes 11 noviembre el pienso de gestación está medicado con tiamulina 100 ppm.

Hasta el momento no se han visto afectados otros animales de la granja.

Comentarios

La mayoría de brotes de disentería se producen por la entrada de animales portadores, normalmente reposición, a una explotación libre. En este caso esta posibilidad parece improbable ya que la cuarentena es suficientemente larga, además los animales pasan por una adaptación donde no se han observado problemas de ningún tipo en ningún momento. Esto nos sugiere que el inicio del brote no fue la reposición a pesar que las cerdas nulíparas fueron las primeras en mostrar signos una vez fueron trasladadas a los patios y jaulas de recela. Otra posibilidad son los fómites y visitantes, pero en esta granja no parece una vía nada probable de contagio de enfermedades: todos los visitantes se duchan y se cambian la ropa antes de entrar y ningún vehículo entra en la granja a pesar que hay un arco de desinfección.

Si descartamos la entrada de la enfermedad por la reposición y las visitas nos quedan los vectores biológicos y mecánicos. Aparte del cerdo, B. hyodysenteriae puede infectar otras especies de forma transitoria y sin que se desarrolle un cuadro clínico, como los perros, roedores y algunas aves. Además otros animales pueden actuar como vectores mecánicos, se ha demostrado que las moscas pueden "transportar" esta bacteria en sus patas hasta 4 horas.

En la granja del caso planteado hay unas buenas medidas de bioseguridad pero no se puede evitar la presencia de gatos. Estos gatos pueden haber estado en contacto con heces contaminadas de otras granjas y posteriormente entrar en contacto con las cerdas de la granja, provocando el brote observado.

Otra posibilidad, es que en la granja ya hubiera una infección por una cepa poco patógena de B. hyodysenteriae que no provocara signos clínicos. Alguna situación estresante, como puede ser la recela diaria, podría haber provocado que se manifiesten los signos clínicos y que se excrete de forma masiva la bacteria provocando nuevas infecciones en las cerdas vecinas. El curso de la enfermedad durante las próximas semanas determinará cual puede haber sido el origen.

Posibilidades de erradicación

Aunque se han diseñado varios protocolos, la erradicación de la disentería porcina es muy difícil. La B. hyodysenteriae puede llegar a resistir en las heces durante más de 60 días y a menudo los programas no son efectivos porque los animales se reinfectan. También hay que tener en cuenta el papel de los vectores (biológicos y mecánicos) por lo que todos los protocolos de erradicación deben contemplar programas de desratización e intentar evitar la entrada de perros, gatos y aves.

Todo programa de erradicación debe de adaptarse a las posibilidades de cada granja. En el caso de la erradicación sin despoblación; si las medidas necesarias de manejo e higiene no pueden cumplirse rigurosamente, es preferible no plantearse la erradicación ya que las posibilidades de fracasar son muy elevadas.

La despoblación es una alternativa muy drástica pero a menudo necesaria para eliminar la disentería de una granja.