Diversas crisis han afectado la producción animal, en especial en el ámbito de
la nutrición, en la Unión Europea, incluyendo las vacas locas, la contaminación
por dioxinas, los productos originados mediante organismos genéticamente modificados
y por último el uso de antibióticos como promotores del crecimiento.
Desde los años 70, la producción animal, hoy UE y antes Mercado Común, ha estado
sujeta a una legislación central que tiene por objeto mejorar y mantener la seguridad
y eficacia de los piensos y de los alimentos. Sin embargo, durante la ultima década
numerosos accidentes han provocado efectos sensacionalistas por parte de los medios
de comunicación, contribuyendo a la pérdida de confianza por parte del consumidor.
La presente situación, nos lleva a pensar o a generar diversas preguntas y entre
ellas destacaría:
- ¿ La producción animal europea es menos segura que la de otras regiones
del mundo?
- ¿ Por qué los requerimientos de seguridad para la alimentación animal parecen
ser más estrictas que para la alimentación humana?
Como se ve existe una corriente crítica considerable; Después de los escándalos,
la producción animal europea y la nutrición animal en especial parece que
no sean seguras. La UE ha tomado decisiones muy importantes desde 1996. Entre
estas destaca la creación de la Autoridad Alimentaria. (Agencia Europea creada
recientemente).
Comparando los estándares de la producción animal entre varias regiones del
mundo, la producción europea es una de las más elevadas en cuanto a salud
y bienestar animal, elementos esenciales para la salud animal y protección
de los consumidores. Quizás, una de las posibles explicaciones de porqué la
percepción del consumidor sea baja, es que la mayoría de las acciones que
ha adoptado la UE, se han realizado mediante Cláusulas de Salvaguarda (aspecto
legal) y en consecuencia el manejo y la comunicación del riesgo han sufrido
muchas dificultades.
Para responder a la segunda pregunta, y su real inconsistencia, podríamos
sugerir que el consumidor de hoy no tiene las mismas oportunidades en elegir,
cuando está frente a un producto alimentario perfectamente identificado que
cuando está frente a una chuleta de carne u otro producto de origen animal.
En consecuencia, este es un elemento básico para una fuerte regulación legal
para aditivos para los piensos y otros ingredientes presentes en la composición
de los piensos.
En conclusión, la revolución actual que está sufriendo la producción animal europea
en relación a los criterios de seguridad, generará mayor confianza en el consumidor
y posiblemente serán unos criterios que marcarán y trascenderán mas allá de los
límites de UE, en especial en los países de alto nivel de producción y exportadores.
Joaquim Brufau. Dpto. Nutrición Animal. Mas Bové-IRTA.España