Utilización de amilasas en dietas para lechones destetados precozmente

Celina Torre
13-dic-2001 (hace 23 años 9 días)

El objetivo a conseguir en un destete precoz será siempre maximizar la productividad global de la explotación porcina, por tanto la alimentación del lechón destetado debe maximizar la velocidad de crecimiento del mismo minimizando la incidencia de diarreas. El éxito del paso de la alimentación con leche a una alimentación sólida no láctea depende de la capacidad de adaptación de los sistemas digestivos del lechón a los cambios en la dieta.

El sistema digestivo del lechón está adaptado a una dieta láctea muy repartida a lo largo del día y que aporta un 60 % de su energía bruta en forma de grasa en glóbulos muy pequeños y fácilmente asimilables. Por ello el destete precoz se presenta siempre con una muy baja ingestión de otro tipo de alimento sólido que tras el destete provoca una disminución de la secreción de los enzimas digestivos (pancreáticos e intestinales ) que tardará entre 7-15 días para recuperar los niveles que tenía en el momento del destete.

Con relación al tema que nos ocupa resulta especialmente drástico el cambio en la fuente de hidratos de carbono entre el pre y post-destete, siendo la lactosa el principal azúcar en la dieta láctea y el almidón el polisacárido de la dieta basada en cereales. El almidón (homopolímero de glucosas unidas por un enlace a (1,4)) precisa de amilasas para su conversión en otros azucares más pequeños y posterior absorción como glucosa por la pared intestinal. Sin embargo la actividad a-amilásica del lechón durante la cría no sobrepasa el 35 % de la actividad que puede tener un cerdo adulto e incluso esta disminuye alrededor de un 40 % en el momento del destete, no recuperándose hasta unos 7-10 días después. Sin embargo, es importante comentar que la falta de actividad a-amilásica es circunstancial y que existe una clara respuesta en el incremento de la actividad tras la ingestión de dietas ricas en almidón, así ya se observan incrementos claros en 5 días tras dietas muy ricas en almidón.

Es en este contexto de carencia enzimática para la utilización de la nueva fuente de energía que se contemplan las diferentes estrategias para mejorar la digestibilidad del almidón de los cereales incluidos en la dieta para los lechones durante los 15 días post-destete. Para ello se han venido recomendando la utilización de los cereales tratados por el calor con el fin de aumentar la solubilidad del almidón y hacerlo más asequible a las enzimas presentes en el intestino. De la misma manera se contempla la utilización de amilasas exógenas que ayuden a la degradación del mismo.

Tal como hemos visto ambas estrategias tienen una clara base fisiológica (puesto que aportan una solución tecnológica frente a un problema fisiológico) y se enmarcan claramente en considerar la "seguridad dietética" como principal objetivo de este tipo de dietas, aunque no sea siempre clara su justificación económica. La bibliografía científica no permite obtener conclusiones tajantes puesto que aparecen resultados divergentes que nos pueden apuntar la complejidad del tema que ha sido muy simplificado en esta página. De esta manera factores como la cantidad de alimento ingerido pre-destete, el total de almidón en la dieta, la naturaleza botánica del mismo, el tipo de tratamiento sufrido por el cereal, la interacción con el resto de ingredientes de la dieta (existe claras reacciones entre las grasas y el almidón que dificultan su degradación) así como la pauta de manejo de los lechones que hacen variar los resultados productivos.

Se pueden observar en la bibliografía resultados elevados (90 %) de digestibilidades del almidón en el intestino delgado de lechones destetados precozmente, independientemente de tratamientos térmicos y /o suplementación de enzimas, lo que no apoyaría su empleo, sin embargo las condiciones normales de explotación y la existencia de animales muy por debajo del peso medio de destete de la camada, así como la idea mencionada anteriormente de "seguridad dietética" y la baja incidencia económica de este tipo de dietas (4-5 % del total del alimento de engorde) en el total, justificarían su empleo en situaciones comerciales.