España analiza los efectos de la obligación de desembarque en los fabricantes de piensos

La secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, se reunió ayer, en la sede de la Secretaria General de Pesca con representantes de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos Para Animales (CESFAC), para analizar las posibilidades que la puesta en marcha de la obligación de desembarque puede abrir para la alimentación animal.

El Reglamento (UE) n° 1380/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de 2013 , sobre la política pesquera común, estableció en su art 15 la obligación de desembarque como una medida para eliminar gradualmente los descartes atendiendo a las circunstancias de cada caso y a los mejores dictámenes científicos disponibles, evitando y reduciendo en la medida de lo posible las capturas no deseadas y garantizando gradualmente el desembarque de las capturas. Para ello desde el 1 de enero de 2015 hasta el 1 de enero de 2019 se fijó un calendario de entrada en vigor de dicha normativa de forma gradual. Todas las especies con TAC y cuotas en el Atlántico y todas las especies con talla mínima de referencia para la conservación en el caso del Mediterráneo estarán a partir de esta fecha final en la obligación de desembarque.

Tras la entrada en vigor, el pasado 1 de enero, de la normativa europea que obliga a los barcos a descargar en puerto toda la pesca, incluyendo aquella no deseada que solía tirarse por la borda; coinciden: por un lado la necesidad por parte de la Administración de dar una respuesta eficiente y sostenible a la gestión de dichos descartes pesqueros, y por otro la oportunidad identificada por la industria de la alimentación animal ante la posibilidad de reutilizar estos sub-productos, para incrementar las fuentes proteicas disponibles en la formulación de piensos compuestos.

Durante el encuentro administración, representantes del sector de la acuicultura y representantes de la industria de la alimentación animal, han expuesto los motivos por los que, facilitar que los descartes de pescado entren el ciclo de producción de la alimentación animal, no sólo favorecería la economía circular, sino que propiciaría una serie de economías de escala entorno a la recogida de los descartes en el puerto, su transporte y su posterior transformación en harina de pescado.

De momento, se mantendrán abiertas las conversaciones ante la posibilidad de impulsar paquetes de medidas que faciliten la reutilización de los sub-productos derivados de la actividad pesquera en la fabricación de alimentos compuestos para animales