Es bien sabido que el aumento desproporcionado de la inflación, generado por diversos factores de orden micro y macroeconómico, ha sido uno de los puntos débiles de la economía argentina desde hace varios años. En ese sentido, si observamos un poco más a fondo, la apreciación “artificial” del peso argentino y la preferencia de los agentes económicos por efectuar sus transacciones en dólares, cuyo tipo de cambio oficial, en apariencia, se mantenía estable entre los ARS 300 y ARS 400/USD, generó cierta distorsión monetaria que a la larga fue uno de los factores que atizó el fuego de la elevada inflación.
Ahora bien, extrapolando esto último al comportamiento de algunas de las variables clave de nuestro sector, encontramos que, si comparamos la trayectoria del tipo de cambio contra la de los precios del capón y los costos de producción, tenemos que entre 2021 y finales de 2023 las curvas no presentaban variaciones importantes y estaban muy “pegadas” a la misma tendencia que exhibía la tasa de cambio. Sin embargo, en noviembre de 2023, como parte de un paquete de medidas para estabilizar la economía, reducir el déficit fiscal y controlar la inflación, el gobierno central devaluó el peso argentino un 50 %, estableciendo en ARS 800/USD el tipo de cambio oficial a partir del 11 de diciembre de 2023.
En consecuencia, en los meses siguientes los mercados en general, y por supuesto el sector porcino, empezó a percibir uno de los tantos efectos inmediatos que conllevó la devaluación decretada, generando volatilidad en los precios, lo cual era de esperarse ante las medidas adoptadas. Asimismo, la situación para los porcicultores se tornó muy compleja en los primeros meses de 2024, lo que conllevó a la salida de alrededor de 700 pequeños productores y acentuó mucho más la concentración de la producción en las grandes empresas porcinas.
Dicho esto, podemos observar en el gráfico 1, cómo desde inicios de 2024 la tasa de cambio empezó a transitar por una senda de crecimiento constante mes a mes, que la llevó a casi los ARS 1000/USD al finalizar noviembre, en tanto que, los precios del capón y los costos de producción, empezaron a fluctuar bruscamente buscando “reacomodarse” a este nueva realidad macroeconómica, al tiempo que se libraban de la trayectoria que los ataba inevitablemente al comportamiento del dólar dada la relevancia de este en las diferentes transacciones a lo largo de la cadena. Esto sin duda permitió cierto relajamiento de los costos y una denominación más real de los precios del capón, lo cual contribuyó, como veremos más adelante, al mejoramiento de los márgenes de utilidad de los productores.
A lo largo de estos tres años, el comportamiento de los precios del capón ha descrito una típica trayectoria estacional, con incrementos importantes en los meses de julio, agosto y septiembre de cada año gracias al aumento de la demanda. Asimismo, las cotizaciones han registrado un aumento sostenido año tras año, aunque entre 2023 y lo corrido de 2024, se ha observado un incremento importante, pues estos han crecido un 163 %, alcanzando una media, en lo que va del año, de ARS 1310/Kg.
Es importante destacar cómo a pesar del reacomodo que mencionamos anteriormente, las tasas de crecimiento de los precios del capón mantuvieron su estacionalidad, y que fue precisamente en 2024 que se empezaron a registrar descensos intermensuales en los niveles de precios, cosa que no pasaba en años anteriores, cuando los precios crecían a ritmos diferentes, pero siempre a tasas positivas.
Aunque, a la luz de los precios versus costos, los márgenes de utilidad fueron positivos hasta noviembre de 2023, estos no superaban los ARS 800/Kg, sin embargo, a partir de la depreciación de la moneda, se empezaron a percibir mayores ganancias para los porcicultores, pues los precios al productor empezaron a crecer con una pendiente más pronunciada que los costos de producción, los cuales mostraban una leve tendencia al alza que podría explicarse, entre otras cosas, por las medidas que se adoptaron desde el gobierno central para la desburocratización del comercio de granos.
Otra forma que tenemos para evaluar rentabilidad en la porcicultura argentina es a través del índice 5 + 2, el cual resulta de la sumatoria de lo que cuestan en el mercado 5 kg de maíz y 2 kg de soya, y que en teoría debería ser menor a lo que se cotiza a 1 kg de capón para así obtener un margen positivo de ganancia. Teniendo en cuenta lo anterior, al hacer la comparativa mensual durante los últimos 3 años, tenemos que a pesar de que esta relación describe un comportamiento estacional, en la mayoría de los meses observamos que esta ha estado por debajo de 1, lo que significa que el precio de las materias primas ha sido superior al precio del capón, lo que evidencia pérdidas importantes para el sector al representar el alimento entre el 70 y el 75% de los costos totales.
Sin lugar a duda, los últimos tres años han sido muy difíciles para la porcicultura argentina, pues los productores han tenido que enfrentar y sortear los diferentes desafíos que ha conllevado el complejo entorno económico, así como la coyuntura propia de la actividad. Sin embargo, algo que siempre resalto y que es intrínseco del sector porcino es su gran resiliencia y capacidad para avanzar a pesar de las múltiples dificultades.
De hecho, con todos los bemoles que se han tenido este año, se espera que el sector cierre 2024 con un crecimiento cercano al 3 % y un consumo per cápita que superaría los 17 kg/Hab; indicadores muy positivos teniendo en cuenta la coyuntura atravesada, no obstante, aún hay un área de oportunidad importante en el tema de exportaciones, que, si bien se ha venido recuperando en el último año, aún no se llega al volumen registrado en años anteriores.
En suma, aún existen muchas dificultades y necesidades por atender, tanto a nivel interno como externo, para que el sector vuelva a exhibir un crecimiento constante. No obstante, el futuro de la porcicultura argentina es muy prometedor en el corto y mediano plazo.
Desde nuestra área de Economía y Sostenibilidad seguiremos trabajando para entregar a ustedes la mejor información económica a través de nuestro termómetro porcino de Argentina, una herramienta dirigida a usuarios de todos los eslabones de la cadena y que ha sido diseñada para facilitar la toma de decisiones y dar a conocer a todos los interesados la actualidad de nuestro sector.
By Charly the Economist