Venezuela: evolución del consumo de carnes

Antes del colapso económico de 2015, Venezuela contaba con una moderna industria cárnica que satisfacía la demanda interna tanto a través de la producción local como de las importaciones. Entre 2000 y 2009, el consumo promedio de carne per cápita de Venezuela fue de 54,1 kg/hab/año, compuesto por pollo (29,1 kg, 53,7 % de participación), carne de res (19,9 kg, 36,8%) y cerdo (5,2 kg, 9,5 %).

En 2013, el consumo de carne per cápita en Venezuela alcanzó un récord de 84,1 kg per cápita debido al aumento de las importaciones y al mayor poder adquisitivo. Sin embargo, a partir de 2014, el sector comenzó a declinar bruscamente debido a la crisis económica y a una pérdida constante de poder adquisitivo debido a la hiperinflación y a una fuerte caída de la producción nacional de carne y de las importaciones. Entre 2014 y 2024, el consumo de carne en Venezuela disminuyó un 57 %.

Desde 2019, un entorno económico mejorado ha estabilizado la producción nacional de carne de vacuno y ha respaldado un aumento significativo de la producción avícola. Sin embargo, la producción de carne de cerdo sigue disminuyendo.

El levantamiento de los controles de precios en 2019 y la reducción de las distorsiones del mercado han dado lugar a ajustes en los precios de la carne en función de las condiciones del mercado. Entre 2019 y 2024, el precio del pollo aumentó un 113 %, el de la carne de res un 162 % y el de la carne de cerdo un 378%. Para 2024, el consumo total de carne per cápita se estima en 32,4 kg/hab, lo que supone un aumento del 83 % con respecto a su mínimo histórico de 2018.

Al ser una de las fuentes de proteína animal más asequibles de Venezuela debido a la competitividad de los precios, la categoría de carne de pollo ha crecido más en los últimos cinco años, solo superada por los huevos. Esta ventaja, combinada con niveles de rentabilidad atractivos y una industria que invierte continuamente en sus operaciones, ha creado un entorno propicio para el crecimiento del mercado en respuesta a la demanda interna. Sin embargo, restaurar el consumo de carne venezolana a sus niveles históricos (precrisis) requeriría un crecimiento económico significativo y sostenido, un aumento de las importaciones, mayores subsidios alimentarios y mejoras sustanciales en el poder adquisitivo de los consumidores.