Para adquirir y transmitir la resistencia antimicrobiana, las bacterias cuentan con elementos génicos (integrones), los cuales poseen un gen intI que codifica una integrasa (intI1 o intI2).
En este sentido, hemos investigado en una granja comercial de cerdos a) la presencia de integrones en cepas de E. coli comensales aisladas de los animales y del medio ambiente; b) la susceptibilidad antibiótica de una E. coli comensal integrón positiva aislada de la granja; y c) la transferencia horizontal de intI1 de una cepa de E. coli intI1 positiva a una cepa intI1 negativa (STEC0157:H7).
Como resultado, hemos determinado la presencia de integrones en E. coli comensales aisladas a lo largo de todo el ciclo productivo. Confirmamos su presencia en cepas aisladas de lechones menores de 12 hs, estando además presentes en el 100% de las madres testeadas. En cuanto al medio ambiente, alrededor del 80% de las cepas de E. coli aisladas contenían alguna clase de integrón.
Por otro lado, la mayoría de las cepas fueron resistentes a uno o dos antibióticos, siendo multirresistentes aproximadamente el 90% de las cepas aisladas desde lechones. Demostramos además la transferencia, en un período de tan solo 4 hs, de la intI1 de una cepa de E. coli aislada de la granja a una cepa productora de toxina Shiga, potencialmente patógena (STEC 0157: H7).
En conclusión, la abundancia de integrones que albergan las E. coli comensales resultó alarmante y los hallazgos sugieren que el uso no controlado de antibióticos en las granjas podría expandir el reservorio de resistencia con un gran impacto para la salud pública. Este estudio destaca la importancia de abordar un uso racional de antimicrobianos en las prácticas de crianza de cerdos para mitigar el riesgo de transmisión de genes de resistencia.