Los forrajes son una fuente importante de nutrientes en sistemas alternativos de producción, con un impacto positivo en el bienestar y sanidad animal y beneficios ambientales. Los forrajes tienen límites de utilización, tanto técnicos como por su contenido en factores antinutricionales, además de la escasa información sobre su ingestibilidad y valor nutricional. Analizan la digestibilidad fecal e ileal de diez forrajes en tres ensayos con 56 cerdos de 80 kg (fecal) y 8 cerdos de 35 kg en dos ensayos (ileal): forrajes verdes (chicoria, trébol violeta y raygrass), forrajes deshidratados (alfalfa) y trébol violeta tratado a 50 y 130 ºC. Sus principales características químicas están en una materia seca del 19,2 al 26,6% en los forrajes verdes y 82 a 88% en los deshidratados. El contenido en sapogeninas (1-1,5 mg/g) es mayor en la alfalfa y las isoflavonas en el trebol (4-8 mg/g). La relación entre la fibra neutro detergente y la digestibilidad es lineal descendente. Los valores energéticos en ED MJ kg/MS van de 9 a 11 en forrajes secos y verdes respectivamente. En el heno de alfalfa y trebol es inferior a 8. El contenido en lisina digestible es mayor en alfalfa que en trébol y menor en el heno (58 – 47%). El valor energético de los forrajes analizados está próximo al del salvado de trigo y el valor proteico muy por debajo del de la soja por su alto contenido en nitrógeno no proteico. Los factores que influyen en su valor nutricional son el comportamiento individual del cerdo, origen botánico, modos de conservación y temperatura de deshidratación.
La producción porcina contribuye al impacto ambiental, siendo la alimentación la que tiene mayor peso. Las nuevas estrategias para minimizar su impacto se centran en materias primas ricas en energía y proteína digestible, contenido en fibra más elevado y equilibrios de nutrientes. Buscan alternativas reduciendo la inclusión de soja y cereales en un ensayo con 1.388 cerdos LW machos enteros con dos dietas, registrando el consumo individual y su crecimiento. En dietas alternativas aumentan el contenido en coproductos vegetales, coproductos de remolacha, patata, desechos agroalimentarios y concentrados proteicos, sustituyendo cereales y soja. El contenido de CO2 -eq/kg peso vivo se reduce a 0,42 en las dietas alternativas. También encuentran diferencias en la cantidad de consumo entre alimento convencional y alternativo, teniendo su reflejo en el impacto ambiental por kilo peso vivo.
La prolificidad de las cerdas ha pasado en Francia de 24 a 30,1 lechones/año entre 2008 y 2021. El peso al nacimiento ha bajado del 1,89 al 1,38 kg con un coeficiente de variación de 14,9 a 23,7%, además de tener mayor porcentaje de lechones de más bajo peso. Los minerales Cu, Mn y Zn influyen en el desarrollo embrionario, mejoran la absorción y metabolización en el tubo digestivo, mejorando la sanidad de los lechones y los parámetros reproductivos en las cerdas. Toman 4 bandas de 40 cerdas Axiom con dos tratamientos, uno con fuentes orgánicas hidroxi análogos de metionina a dosis de 10-75 y 35 ppm de Cu – Zn y Mn, junto a otro a mayores niveles, combinando fuentes principalmente inorgánicas (10 ppm Cu sulfato; 105 ppm Zn óxido y 40 ppm Mn óxido). Analizan el consumo de alimento de cerdas en gestación y lactación, peso de lechones al nacimiento, a los 5 días de vida y al destete, donde miden la grasa dorsal de las cerdas y analizan las causas de bajas de lechones lactantes. En el lote de cerdas con minerales orgánicos se reducen los nacidos muertos (1,1 vs 1,5) con un aumento significativo de los lechones destetados. El peso de la camada fue mayor, el porcentaje de lechones con >6,5 kg al destete fue superior (32,2 vs 28,2%) y la mortalidad en lactación fue del 14,9% frente al 18,8% en dietas orgánicas vs minerales inorgánicos. Las bajas acumuladas por cerda fueron menores en las fuentes orgánicas y se redujeron los tratamientos frente a problemas digestivos.
Los aminoácidos de cadena ramificada (AACR) pueden contribuir a la mejora del peso vivo de los lechones. La leucina está implicada en el control de la síntesis proteica. La suplementación de leucina reactiva el metabolismo de los lechones, mejorando su crecimiento. La diferente respuesta metabólica (concentración de leucina en plasma) se observa en lechones de mayor o menor peso a diferentes niveles alimentarios. Realizan un ensayo con 180 lechones destetados a 26-28 días, con 5 lechones por tratamiento, con una factorial 2 x 3 en base a peso vivo y tres niveles alimentarios de Leu/lisina digestible, pesando al destete, 14 y 28 días posteriores. El peso vivo tomado fue de 1,31 y 1,85 kg al nacimiento y 7,13 - 8,98 kg a destete con niveles de leucina/lisina digestible 85-100 y 115%. Utilizan dos alimentos de 4 a 6 y de 7 a 9 semanas de edad con niveles de proteína de 17,5 y 18% con 10,1 MJ/Kg EN con valores de lisina de 1,15 y 1,18%. Las dietas son base maíz, cebada, soja y aceite de soja. El nivel de leucina digestible base fue de 0,18%. Los niveles de 85% leucina/lisina digestible se consideran deficitarios, difiriendo mucho según categorías de peso, con una respuesta que se explica por el efecto de la ingesta, que es superior en niveles del 115% en ambos grupos. Los niveles del 100% leucina/lisina digestible permiten homogeneizar los pesos de los lechones reduciendo las diferencias entre los lechones más ligeros y pesados.
La bajada de proteína en las dietas contribuye a reducir el N excretado, así como a la emisión de amoníaco, N2O, nitratos e impacto sobre acidificación. Se han realizado diferentes metaanálisis encontrando que la disminución de los niveles de proteína reduce ciertos parámetros productivos. Realizan un diseño experimental con 3 hembras y 3 machos en 3 tratamientos y 4 fases de alimentación (25-50, 50-80, 80-100 y 100-130 kg) pesando a 5-50-80-100 y 135 kilos vivo, analizando la composición de la canal individualmente. El contenido en EN fue de 2480 hasta 2560 kcal/kg EN en los cuatro alimentos, de menos a más, con dietas maíz–soja–grasa. Tanto el consumo medio diario como la ganancia media diaria se ven afectadas por niveles inferiores de proteína (-1,2 y 2,4 puntos). El contenido en agua de la canal tiende a aumentar en dietas bajas en proteína, viéndose afectado el color de la carne y la grasa intramuscular. Los parámetros ambientales mejoran (acidificación, eutrofización) cuando bajan 2,4 puntos los niveles de proteína en la dieta.
En el metabolismo intestinal las proteínas – aminoácidos alimentarios pasan del lumen a la sangre por el epitelio intestinal y se depositan en tejidos. Realizan un modelo con varios segmentos intestinales. En el primero se incluye la proteína alimenticia, los aminoácidos alimentarios libres e intestinales, la proteína y aminoácidos endógenos libres e intestinales para mantener la homeostasis. La absorción de aminoácidos sigue un sistema saturable (Broër, 2018) cuya hidrólisis va reduciéndose a lo largo del intestino, variando el flujo de aminoácidos intestinales libres. Este es un modelo in vivo que debe adecuarse a condiciones prácticas.
Los guisantes son ricos en proteína y en fibra. Las fibras alimentarias pueden influir negativamente en la digestibilidad de la proteína y la absorción de productos de la digestión. Tienen impacto sobre la motricidad intestinal y la microbiota. Combinan métodos in vivo e in vitro en cerdos en crecimiento. Analizan harina de guisantes bruta con paredes celulares intactas y otra reconstituida donde se destruyen las paredes celulares, analizando fracciones de 300-600 y 1000 μm de tamaño de partícula. La proteína va del 17 al 20,79 %. Utilizan cerdos de 35-40 kilos vivo tomando muestras en diferentes tramos del digestivo (estómago, duodeno, yeyuno e íleon) de las dos fuentes de guisantes, observando las diferentes características de la digesta, teniendo una digestibilidad de la proteína del 47,4 y 65,8 % en los tratamientos con guisantes con paredes celulares integras y desestructurados respectivamente. En modelos de digestión in vitro hacen los diferentes tratamientos observando variaciones en la digestibilidad de la proteína según su contenido en paredes y tamaño de partículas. Las paredes celulares disminuyen la hidrólisis de las proteínas, siendo aún mayor en tamaños de partícula de 300 μm, teniendo un efecto abrasivo en yeyuno, además de estimular la proliferación celular. La relación de contenido relativo proteína/fibra de los guisantes no es un buen predictor de la digestibilidad de la proteína en cerdos en crecimiento.
La cantidad de proteína ingerida vs excretada influye en la rentabilidad del cerdo y en el impacto medioambiental, para lo que es preciso ajustar el aporte de nutrientes a las necesidades en base a la eficacia de utilización de los aminoácidos. InraPorc 2008 tiene unas estimaciones de la eficacia de lisina máxima y el cálculo de otros aminoácidos con diferencias según el peso vivo que varían con las recomendaciones de NRC 2012 y Agroscope 2005. Los machos enteros son más eficientes que los castrados y las hembras enteras. El objetivo es bajar un 20 % los niveles de proteína y analizar en alimentación individual la eficacia de las dietas. Incluyen 343 cerdos de los 3 sexos y 3 alimentos con rangos de 20 kg en cerdos de 20 a 140 kilos, analizando la composición corporal de aminoácidos de los animales y de los alimentos. Utilizan dietas isoenergéticas de 9,8 MJ/kg EN con dietas que cubren 100 y 80 % de proteína con perfil de aminoácidos equilibrado y desbalanceado. La unidad experimental es el cerdo y la covariable el peso vivo medio. Analizan la eficacia de utilización de lisina, metionina más cistina, treonina, triptófano, isoleucina, leucina, valina, histidina, arginina, fenilalanina más tirosina. Las principales variaciones en la eficiencia de utilización son tanto en la isoleucina, leucina y valina con -30 % en dietas de aminoácidos no equilibrados, siendo superior al 20 % frente a histidina, arginina y tirosina. El efecto del peso tiene un impacto considerable en la metionina y cistina, aumentando según el peso y la leucina, disminuyendo a medida que aumenta el peso. La eficacia entre machos castrados y hembras es equivalente, con resultados variables intermedios para los machos enteros.
Analizan de forma comparativa una alimentación convencional sobre una de precisión a lo largo de la gestación (1 vs 2 alimentos variando la concentración en lisina digestible). En la convencional en principio sobran nutrientes hasta el día 90 de gestación. El estudio abarca 3 ciclos de gestación y lactación. Sobre 393 cerdas nulíparas, con dos alimentos a 0,35 % lisina digestible (0,45 % lisina total) / 0,67% calcio - 0,2 % fósforo digestible y 0,65 % lisina digestible (0,80 % lisina total) / 1,0 % calcio - 0,40 % fósforo digestible, comparan 4 tratamientos isoenergéticos (2220 kcal/kg EN). La cerda es la unidad experimental, analizando todas las cerdas que cumplen 3 ciclos consecutivos. La tasa de nacidos muertos y muertos en lactación tienen tendencia positiva a mejorar en la alimentación de precisión con 0,7 lechones más destetados por cerda año y reducir los días no productivos. La tasa de reemplazo de cerdas a 1º-2º y 3º ciclo se reduce en la alimentación de precisión.
El exceso de N y P entraña problemas de eutrofización en suelos, al tiempo que son nutrientes esenciales en la alimentación de los cerdos, por lo que es importante determinar las necesidades óptimas. En las cerdas gestantes las necesidades de P para mantenimiento y crecimiento son constantes durante toda la fase, aumentando desde los 50-60 días de gestación al parto. Parten de una banda de 121 cerdas de 1 a 6 partos en dos ciclos de gestación y lactación, utilizando dos alimentos isoenergéticos (2240 kcal/kg ED) e isoproteicos (12,4 %) en gestación, con varios niveles de calcio y fósforo (Ca/P digestible 2,6 – 3,1). Mediante sondas, toman muestras de orina de 6 a 10 cerdas (con más de 3 partos) por tratamiento. El consumo de alimento en la gestación estuvo en los 308 y 302 kilos, con una ingesta en lactación de 176 y 156 kg, con pesos al nacimiento de 1,64 y 1,62 kilos y con menor mortalidad en lactación en caso de alimentación de precisión. Los niveles de calcio y fósforo urinario varían, siendo el nivel de calcio el limitante con efecto a partir del día 90 de gestación. La relación calcio/fósforo en orina varía entre tratamientos, tanto en primer mes como al final de la gestación. El nivel de fósforo plasmático no está influido por los tratamientos con hipocalcemia en la alimentación de precisión. Consideran que es preciso repetir el estudio en más ciclos para asegurar los resultados.
El fósforo es un elemento determinante de la seguridad alimentaria mundial, no es sustituible, por lo que es preciso definir las necesidades en cerdas lactantes. El hueso contiene el 80 % del fósforo corporal y el 90% del calcio. Parten de 25 cerdas primerizas dando 3 – 2,3 y 1,5 g de P digestible con y sin fitasas por kilo en una relación Ca/P digestible de 3. Utilizan un modelo de absorción determinando, según la ingesta de P, la digestiblidad del mismo, partiendo de las necesidades de mantenimiento y producción lechera dentro de los metabolismos proteico, lipídico y óseo. El modelo es muy sensible al fósforo digestible, sabiendo que las cerdas terminan movilizando reservas, cuando la ingesta es baja, de las tres fuentes metabólicas, siendo precisos más estudios para determinar en qué cantidad, dependiendo de los diferentes niveles productivos y niveles de inclusión, tanto de calcio como de fósforo.
Después de los años 1980 la fitasa se utiliza en los alimentos de porcino, especialmente desde 1997 y aún más desde 2010. El carbonato cálcico es el más utilizado y su solubilidad guarda relación con la digestibilidad del fósforo cuando utilizamos fitasas. Utilizan un carbonato cálcico fino local asociado a una matriz grasa vegetal con un 75 % de carbonato de calcio final. Hacen un estudio experimental en cerdos de 30 kilos y cerdas en maternidad, utilizando niveles de calcio de 0,8 y 0,65 % con niveles de fósforo digestible de 0,24 y 0,255 % respectivamente (P fítico de 0,3 % en ambos) Los niveles de fitasa son de 500 y 750 FTU en cerdos crecimiento y cerdas respectivamente. Utilizan 18 cerdos machos castrados de 29,6 kilos durante 69 días con un racionamiento de 3,5 % de su peso vivo, recogiendo sus heces en las que analizan humedad, clorhídrico insoluble, cenizas, calcio y fósforo. Realizan el mismo procedimiento en 55 cerdas con destete a 21 días con consumo de 7,5 kg/día y 8,5 kg/día en primerizas y multíparas respectivamente, recolectando heces a 15 días de lactación. Los cerdos tienen crecimientos de 850 gramos con un incremento de la digestibilidad del calcio y fósforo, equivalente a la obtenida en cerdas, siendo superior en dietas con el carbonato cálcico insoluble vs estándar. No hay respuesta zootécnica significativa en ningún caso, considerando que la nueva fuente de carbonato mejora la actividad de la fitasa en 40 y 46% en crecimiento y reproductoras respectivamente. Tienen dudas de cómo influye dicha fuente en la movilización del calcio en las cerdas.
El destete es un momento crítico para los lechones, debiendo pensar en adoptar estrategias nutricionales para mejorar su salud intestinal y sus parámetros productivos. Prueban in vitro la inclusión de los probióticos Bacillus subtilis, Bacillus licheniformis y Bacillus coagulans. Los dos primeros tienen contrastados efectos para activar la producción de propionato y butirato, reduciendo la población de C. coccoides, mientras que B. coagulans tiende a reducir la población de coliformes. Llevan a cabo una prueba in vivo con 48 lechones durante 42 días de vida después de ser destetados a 21 días, incluyendo en la dieta B. licheniformis y Bacillus coagulans a 2x109 UFC/kg. B. coagulans aumentó el peso de los lechones 7 días post-destete con una concentración de valerato en heces mayor y tendiendo a reducir la incidencia de diarreas.
Monitorizaron 90 lechones en lotes de 10 desde el destete, alojados en boxes con estación electrónica de pesaje (Asserva) y otra estación electrónica de alimentación (Schauer). En general, el tiempo empleado para comer en la primera semana fue inferior (57 minutos/día) que en las 5 semanas posteriores (79 – 90 – 85 – 85 y 86 minutos). El día primero dedicaron 16´subiendo 19´cada día durante la primera semana con un punto de corte a los 3,4 días postdestete, definiendo una correlación entre el tiempo que pasan comiendo y la cantidad de alimento ingerido.
Ensayan la inclusión de levaduras ricas en mananos incorporadas al alimento de cerdas gestantes, cerdas lactantes (0,4 kg/t) y lechones (1 kg/t) frente a una dieta control. Analizan muestras de íleon y microbioma de íleon y ciego en lechones de 4 y 20 semanas de vida. En los lechones de prueba, su microbioma tenía más diversidad alfa en íleon. La diversidad beta varió entre la semana 4 y 20. El peso de las vellosidades ileales fue superior en los alimentados con levadura rica en mananos tanto a semana 4 como 20, sin encontrar diferencias en el tamaño de criptas. La relación vellosidades / criptas en íleon y el área de superficie de las vellosidades fue mayor en el grupo prueba a las 20 semanas.
La inclusión de fracciones ricas en mananos de Saccharomyces cerevisiae ha demostrado mejorar la salud digestiva y el sistema inmune. Prueban asociar dichas fracciones a proteinatos quelados de zinc frente a alimentos de lechones destetados a 21 días (168) con niveles terapéuticos de ZnO (1600 ppm autorizados en China). Obtienen una reducción en la incidencia de diarrea (12 vs 5 % control y prueba), así como una mejora en la morfología intestinal, con una mayor ganancia media diaria de +47 g y una menor excreción de zinc en las heces.
Realizan dos pruebas con 70 lechones destetados a 26-28 días con dos dietas, una control y otra añadiendo un butirato sódico encapsulado obtenido de fermentación a 2 kg/t durante 35 días en dos pruebas diferentes. Los datos medios arrojaron una mejora del peso de entre 6 y 9 %, sin tener un impacto significativo en el índice de conversión.
El zinc es un mineral esencial en la alimentación de los cerdos. Una nueva fuente de ZnO basada en la sinergia entre Zinc y Magnesio se suplementa a 120 ppm Zn en alimento prestarter (2 semanas posteriores al destete) y estárter entre 14-42 días, comparándolo con el sulfato de zinc a la misma dosis en lechones destetados a 26-28 días de vida. Dicha nueva fuente de Zn no tuvo efecto en la incidencia de diarreas durante el prestarter, resultando en un mejor índice de conversión (1,38 vs 1,43) sin efecto sobre la ganancia media diaria en la fase estárter. En los 42 días posteriores al destete, la nueva fuente de Zn mejoró la conversión frente al control (1,35 vs 1,39) con un mayor contenido de Lactobacillus en la parte distal del intestino delgado. La actividad de la fosfatasa alcalina fue mayor en el grupo prueba (enzima Mg y Zn dependiente – 1,87 vs 1,18 U/g) que determina un papel de protección y atenúa la inflamación en el intestino.
Destetan 64 lechones a 25 días de vida divididos en cuatro grupos, separando lechones de peso bajo y normal, probando dos fuentes de zinc: sulfato de zinc y un zinc potenciado a 120 ppm. Los lechones que consumieron el zinc potenciado tuvieron mayor crecimiento en el periodo 0-9 y 9-14 días postdestete y mejor conversión en el primer periodo. El pH del yeyuno al día 21 fue inferior en los que ingirieron ZnO potenciado que en los de sulfato de zinc. La diversidad beta reveló que los lechones de bajo peso tienden a variarla al día 9 influyendo en la estructura bacteriana al día 21. Evidencian que la susceptibilidad al estrés posterior al destete difiere según tengan un peso normal o bajo, siendo favorecidos los segundos por la inclusión de zinc potenciado frente a S04Zn.
El aditivo citrato de lantánido ha sido autorizado en la Unión Europea dentro de los alternativos al uso del ZnO a dosis terapéuticas. Llevan a cabo una prueba con 420 lechones de 8,9+-1,6 kg destetados a 27 días de vida divididos en tres tratamientos: control sin nada, ZnO a 2500 ppm y citrato de lantánido a 250 ppm en un alimento de prestarter con 18,3 % proteína bruta, 1,25 % lisina y 2410 kcal/Kg EN. El grupo control y el de citrato de lantánido tuvieron mayor concentración de Lactobacillus. A las dos semanas del destete el grupo prueba tuvo mayor peso y mejor índice de conversión.
Sobre un total de 216 lechones destetados a 21 días de vida, alimentados ad libitum y distribuidos en tres lotes experimentales hasta el día 69 de vida, prueban ZnO a 150 ppm, ZnO a 2500 ppm entre 21-35 días y luego ZnO a 150 ppm entre 35-69 días, junto a un tercer grupo al que añaden una mezcla de ácidos orgánicos – ácidos grasos de cadena media + corta y extractos de plantas bioactivas – oleorresina de capsicum, eugenol y propil propano tiosulfonato. Los dos alimentos llevan 20 y 18,1 % de proteína bruta y 10,4 y 9,7 MJ/kg EN. En todo el periodo, los lechones a 150 ppm crecieron menos que los otros dos (476 – 511 y 505 g/d) con un índice de conversión similar (1,37 – 1,38 y 1,36 respectivamente). El índice de diarrea en la fase prestarter fue 0 en ZnO a 2500 ppm, 8,3 % en dieta alternativa y 18,1 % en ZnO a 150 ppm, siendo de 3,3 – 13,3 y 28,3 % respectivamente en la fase estárter.
En una prueba con 192 lechones destetados a 27 días, analizan el efecto de la inclusión de Solanum glaucophyllum sola o en combinación con aceites esenciales en una dieta baja en niveles de calcio en fase de prestarter (0-14) y starter 14-35 días (0,60 – 0,45 y 0.75 – 0,55 % de calcio respectivamente con 705 FTU de fitasa y 2.000 UI/Kg de vitamina D. Tanto la ganancia media diaria como el peso de los lechones no se vio afectado. El índice de conversión en los dos alimentos fue mejor en los de Solanum glacucophylum y no encuentran sinergias significativas entre la planta y los aceites esenciales.
En base a 120 lechones destetados a 21 días, ensayan tres dietas bajas en calcio entre los días 0-9, 10 a 16 y 17 a 35 postdestete (0,51 – 0,60 y 0,61 % calcio total y 0,38 – 0,43 y 0,38 % fósforo digestible ileal) con y sin fitasa a 750 FTU. En el primer periodo no hay diferencias de crecimiento ni de densidad ósea por rayos X, pero al día 9 en dietas sin fitasas tienen lechones con hipocalcemia en las dietas bajas en calcio con reducción en plasma de calcio e incremento de fósforo. En el segundo periodo en dietas bajo en calcio + fitasas, hubo mayor ganancia media diaria sin alterarse la densidad ósea. Durante la fase 3 el peso final y el consumo de alimento diario no se modificó por los tratamientos, mientras que la ganancia media diaria y el índice de conversión fueron mayores en las dietas bajas en calcio que en las de calcio normal con fitasas, siendo intermedios en las dietas con bajo calcio y fitasas, sin ninguna diferencia en la densidad ósea de los tres tratamientos al día 35.
El butirato es una fuente de energía para el epitelio del colon, antiinflamatorio y capaz de reforzar la barrera de defensa intestinal al producir mucinas y péptidos activos antimicrobianos, donde los taninos ejercen una actividad antioxidante. Sobre un total de 216 lechones destetados a 28 días que comen cuatro dietas durante 35 días, prueban la inclusión de butirato cálcico protegido a 0,15 % y taninos a 0,15 %. Ante un caso de colibacilosis, el número de lechones tratados en los grupos control – butirato – taninos y butirato + taninos fue del 40,7 – 17 – 27,8 y 29,6 % respectivamente. Los mejores crecimientos se obtuvieron con la inclusión solo de butirato, mejor que con taninos, su mezcla o el control negativo.
Los taninos del castaño son ricos en polifenoles hidrolizables con funciones antioxidantes, antiinflamatorias y propiedades antimicrobianas con efectos sobre la salud intestinal de los lechones. Lógicamente dichas acciones dependen de la calidad de los taninos. Estudian tres orígenes de taninos del castaño de diferentes áreas geográficas y con contenido diverso de los tres mayores polifenoles: ácido gárlico, ácido elágico y vescalagina. La capacidad antioxidante fue mayor en los que contenían más ácido gárlico y elágico, con mayor capacidad de reducir los azúcares en equivalentes de glucosa. Concluyen que el contenido de polifenoles hidrolizados y azúcares de los taninos dependen de su origen geográfico – clima y del procedimiento de procesado para su extracción (temperatura).
Estudian, en 144 lechones destetados a 21 días durante 3 semanas, la implementación en sus dietas de una combinación de partes aéreas de Macleaya cordota y Magnolia officinalis que contienen principios activos con acción moduladora de la inflamación y la respuesta inmune. Observan una reducción del índice de diarreas sobre todo en la primera y segunda semana, sin diferencias en el crecimiento de los lechones (221 vs 238 g dl 21-43 días en grupo control y prueba).
Prueban a incorporar un fitogénico (extractos de plantas con un 10% flavonoides) a 0,4 kg/t en dieta de 20 cerdas 5 días antes del parto y durante toda la lactación (31 días totales), que tiende a aumentar tanto el peso de la camada al nacimiento (821,1 vs 18,6 kg) como al destete, sin observar diferencias significativas. Los niveles de haptoglobina en sangre de estas cerdas prueba fueron menores, lo que indica una reducción de procesos inflamatorios.
La incorporación de harina seca y desengrasada de larvas del gusano Tenebrio molitor (75 % proteína bruta y 10 % grasa) en el alimento de 260 lechones destetados con 28 días y un peso medio de 9,03 kg en dos fases de alimentación: 1-14 y 14-42 días postdestete a dosis de 0- 3- 6 y 9 % en fase 1 y 4- 8 y 12 % en fase 2 para sustituir fuentes de proteína de soja. Hubo escasas diferencias no significativas en ganancia media diaria y consumo medio diario en la fase 1, teniendo una peor conversión en la fase dos con niveles más elevados de inclusión de dicha harina de larvas. El contenido en materia seca de las heces fue mayor en las dietas con más inclusión de dicha harina de larvas, concluyendo que la dosis de inclusión adecuada va del 3-4%.
El empleo de cereales extrusionados en lechones destetados mejora la digestibilidad de los almidones, reduciendo la proporción de sustratos fermentables en el intestino grueso y bajando el riesgo digestivo con mejores parámetros zootécnicos. Sobre 240 lechones (destetados a 21 días) durante 20 días posteriores al destete, varían la relación de cereales cocidos/totales de 10- 20 – 30 y 40 %, recibiendo todos los lechones el mismo estárter posteriormente. Se pesaron a los días 0 – 7 – 20 y 48 del destete. No encontraron diferencias en cuanto al número de tratamientos antibióticos ni mortalidad, sin diferencias en el índice de diarreas. La ganancia media diaria fue superior en el lote del 20 % en la primera semana (+32 g), tendiendo a ser mayor hasta el día 20 (+460 g/lechón). En este periodo el consumo medio diario de los diferentes grupos no cambió, viendo como el índice de conversión fue inferior (-0,11) en el grupo con la relación 20 % cereales cocidos/crudos, concluyendo que subir la proporción de cereales extrusionados sobre los totales por encima del 20% no mejora los parámetros productivos.
Realizan una prueba con 147 lechones desde 42 a 69 días de vida, divididos en cinco experimentos con tres niveles de fósforo digestible, añadiendo fosfato monocálcico (0,3 y 0,6%) frente a un control negativo sin fosfato conteniendo 250 FTU/kg de fitasa. Estos alimentos tienen 0,45- 0,57 y 0,69 % de calcio y 0,21 – 0,27 y 0,33 % de fósforo digestible respectivamente, con 0,27% de fósforo fítico todos, así como con un 17,4 % de proteína bruta,1,10 % de lisina digestible y 9,7 MJ/kg EN. En las otras dos dietas se incluye la fitasa a 2000 y 3000 FTU. Los lechones se pesan individualmente a 42-55 y 69 días de edad. La reducción de niveles de calcio mantiene el crecimiento mejor que los que adicionan fosfato monocálcico al final del experimento, teniendo una menor mineralización ósea (30,4 vs 34,6 %). La suplementación de fitasa a 3000 FTU mejora la eficiencia alimentaria frente al control (1,5 vs 1,6) y la mineralización ósea.
El efecto de la fitasa depende entre otros factores del pH del contenido gastrointestinal. Los ácidos orgánicos como el ácido fórmico ayudan a reducir el pH del tracto anterior del digestivo, incrementando la solubilidad del fósforo fítico y la eficacia de la fitasa. Con un total de 192 lechones de 6,5 kilos se alimentaron hasta los 115 kilos durante 133 días, probando cuatro tratamientos con cinco fases de alimentación incorporando fitasa a 1000 FTU y dos dosis de ácido fórmico (8 g/kg en lechones y 4 g/kg en engorde), encontrando una mejora en los parámetros de ganancia media diaria e índice de conversión en la fase de lechón y de engorde.
La xilanasa se está incluyendo en las dietas comerciales de lechones destetados dándole un valor de +50 kcal/kg EN, sabiendo que sus efectos dependen del tipo de enzima y cereales utilizados. La cebada y el trigo contienen >5% sobre materia seca de arabinoxilanos. En este estudio analizan una xilanasa bacteriana en dos grupos de 20 lechones cada uno, destetados a 28 días con dos dietas con diferentes contenidos de trigo (42 %) y cebada (52 %), con 18,5 % proteína bruta, 1,1 % lisina digestible y 2260 kcal/kg EN con 6,9 % MS de arabinoxilanos. La adición de xilanasa aumentó el consumo diario de palimento en una media de 5,8 % (6,5 % dietas con más cebada y 2,5% dietas con más trigo) con una mayor ganancia media diaria y tendencia a mejorar el índice de conversión. La adición de xilanasa tiende a reducir la variabilidad en el consumo de alimento entre días, dando lugar a un incremento de consumo más lineal.
En su estudio, 36 lechones de 9,6 kg reciben 6 dietas diferentes, base cebada – trigo – soja, suplementadas con 3 niveles de Zn/Cu (125/20 – 250/40 y 500/80 mg/kg) con o sin la adición de un suplemento de xilanasa y proteasa (1100 y 250 U/kg). La dieta más alta tiene una mayor digestibilidad del zinc en colon que las otras dos y la adición de las enzimas no tiene ningún efecto sobre la digestibilidad de los minerales.
Sobre 96 lechones destetados a 21 días se les asignan cuatro dietas de tratamiento en base a niveles de cobre y zinc y una sin suplementación. Añaden óxido de cobre y zinc con niveles de 7,4 y 47,5 de cobre y zinc, así como dos dietas añadiendo ambos minerales en forma de óxidos o sulfatos al más alto nivel permitido (25 mg Cu y 120 mg Zn). Los cerdos están en alojamientos individuales hasta el sacrificio. El crecimiento no se vió influido por los tratamientos. El contenido de cobre en hígado aumentó cuando incrementaban los niveles de cobre en la dieta, sin afectar a los niveles de ambos minerales en los huesos. Como era de esperar, el contenido de ambos minerales se reducía en las heces cuando el nivel en el alimento era inferior. No obstante, estos resultados deben ser validados en condiciones comerciales con cerdos alojados en grupos y diversas condiciones sanitarias.
Las intoxicaciones conjuntas por deoxinivalenol y zearalenona son frecuentes en porcino. Exponen cultivos celulares IPEC-J2 a diferentes dosis de estas micotoxinas (0,9 y 25 ppm DON con 0,25 ppm ZEN), sabiendo de su capacidad citotóxica es superior cuando van juntas que de forma individual, al tiempo que añaden paredes celulares de levaduras ricas en selenio orgánico y un secuestrante. Observan un efecto protector al añadir levaduras y secuestrante o ambas, reduciendo el daño del ADN y la apoptosis celular.
El centeno híbrido tiene características nutricionales similares al centeno convencional. Analizan la digestibilidad en cerdos macho castrados de 90 kilos con unos valores de digestibilidad fecal de la materia orgánica del 90,8 % y de la energía del 85,3 %. El valor medio de energía digestible es de 3.733 kcal/kg materia seca con diferencias entre partidas de unas 40 kcal. La digestibilidad de la fibra neutro detergente era del 71,4 %, similar en las muestras. La digestibilidad de los aminoácidos fue parecida en las partidas con variaciones menores de 2 puntos y una media de 62,8 – 60,8 – 65 – 68,8 y 62,3 % para la lisina, metionina, treonina, valina y triptófano respectivamente.
La recogida rutinaria de los datos de consumo de alimento es usada en la selección de los cerdos en base al índice de conversión, lo que pueden contener información valiosa para otros rasgos como la resiliencia. Los animales resilientes pueden mantener sus índices productivos en momentos de cambios ambientales. Analizan los datos de consumo de 552 cerdos Pietrain de dos granjas en Francia, utilizando un modelo mixto que estima la probabilidad de las alteraciones ambientales ocurridas durante el día a la que los cerdos se ven expuestos. El estudio está en proceso, tratando de valorar en una segunda fase la respuesta de los cerdos al estrés ambiental, además de tratar de entender el determinismo genético de resiliencia a efectos de poder seleccionar en base al mismo.
El objetivo del estudio fue identificar el impacto del plan de alimentación individual sobre la calidad de la canal de los cerdos. Analizan dos bandas, de 34 machos enteros y 23 hembras de 44 kg, alojadas en corrales con dos estaciones electrónicas de alimentación y con 3 fases de alimentos racionados. Se dividieron en dos grupos en base a su ingesta de alimento: 37-80 g/minuto y >80 g/minuto. Los cerdos que comían más deprisa tenían mayor ganancia de peso (+7 %) sin haber diferencias significativas sobre el consumo diario de alimento y el índice de conversión. El grado de ingestión se relacionó con la duración de las visitas al comedero, pero no con la cantidad que come en cada visita. Contrariamente, la calidad de la canal no tuvo diferencias significativas entre los grupos. Consideran necesario tener más datos adicionales para sacar conclusiones de la potencial relación entre el comportamiento alimenticio y la calidad de la canal en cerdos de engorde.
La alimentación de precisión significa proveer una ración de alimento lo más cercana a los requerimientos nutricionales de cada fase de la gestación en la cerda que calculan en base al modelo InraPorc, el cual incluye datos de características de las cerdas y una estimación según niveles de producción. Recogen datos de 73 cerdas gestantes con sensores en estaciones electrónicas de alimentación, estaciones de bebida y acelerómetros, todo conectado con su escala de pesos. Utilizan 9 algoritmos de aprendizaje automático que han sido ensayados en varios escenarios de bases de datos con una función de configuraciones de granjas virtuales diferentes para predecir las necesidades de lisina digestible ileal estandarizada y la energía metabolizable de cada cerda con un error estándar del 5,6 % para la lisina y 2,2 % para la energía. Los altos coeficientes de determinación múltiple obtenidos para la lisina (R2=0,99) y para la energía (R2=0,95) hacen que el error medio cuadrático fuera menor con el árbol de gradiente (0,91 MJ/d y 0,08 g/d) que con la regresión lineal (2,75 MJ/d y 1,07 g/d).
La contaminación con micotoxinas en los alimentos de cerdos es un problema recurrente por exposiciones crónicas. El deoxinivalenol y derivados son las más frecuentes en Europa y Estados Unidos. Realizan un estudio con 207 cerdas expuestas desde 35 días de gestación al destete con DON a 956 ppb, 15-acetil DON a 125 ppb, fumonisina a 338 ppb y zearalenona a 62 ppb. Un grupo estaba tratado con una arcilla y un alga decontaminante. Las cerdas expuestas sin tratamiento tuvieron menos peso a su entrada a partos con una condición corporal 0,12 puntos inferior. En las cerdas tratadas con arcilla y secuestrante de micotoxinas obtuvieron un mayor número de lechones nacidos vivos (+4 %) y menor tasa de nacidos muertos (-34 %) y momificados (-39 %). No encontraron diferencias en el peso y crecimiento de los lechones después del destete.
Las cerdas al final de la gestación y durante la lactación tienen un incremento del estrés oxidativo, que afecta negativamente a la producción lechera y al crecimiento de los lechones. El estrés térmico incrementa la activación del sistema inmune, que desvía parte del aporte de energía fuera de la síntesis de leche. Tomaron 123 cerdas multíparas con una media de 4,8-4,9 partos seis semanas antes del parto, con partos previstos entre julio – septiembre con temperaturas de 25-30ºC y 60-80 % de humedad relativa, haciendo dos grupos según dieta suplementada, una con 50-20-10-0,2 ppm de Zn-Mn-Cu-Se de minerales quelados o en forma de hidroxi análogos metionina, manteniendo la dieta hasta el momento del destete. El espesor de la grasa dorsal antes del parto era de 14,2 y 15,2 mm en primer y segundo grupo, con el mismo registro de 14,1 mm al destete en ambos grupos. Las cerdas del grupo primero comieron 1,84 v 1,56 kg/día en los días previos a la lactación y el consumo medio por cerda y día en lactación de 22 días fue de 5,67 y 5,49 kg, con pesos medios de los lechones al destete de 4,47 y 4,32 kg. En el primer grupo encuentran menos cerdas con síndrome de disgalaxia postparto (11,3 vs 26,9 %) y menor porcentaje de intervenciones terapéuticas a cerdas (22,5 vs 40,4 %) con menos lechones lactantes tratadas con antibióticos (46,5 vs 67,3 %).
Los requerimientos de minerales durante la lactación son elevados. Cuando la disponibilidad de calcio y fósforo está limitada, la regulación fosfocálcica se activa para modificar la cantidad absorbida. Se han utilizado datos recientes de la digestibilidad aparente del calcio y el fósforo en cerdas lactantes para establecer los primeros modelos matemáticos que permiten predecir la cantidad de cada mineral absorbido en función de dicha activación de la regulación. Estos datos se generaron a partir de 24 cerdas primerizas en base a cuatro dietas que proveen 100-75 o 50% de los requerimientos de fósforo digestible o que aportan solo el 50% pero con suplemento de 500 FTU de fitasa. La ecuación modelo incluye una respuesta cuadrática de ingesta de fósforo y calcio total que representan la regulación fosfocálcica la cual incluye la dinámica de mineralización ósea. Los valores del coeficiente de digestibilidad aparente total fueron de R2=84% para el fósforo y de R2=68% para el calcio.
El estado mineral de las cerdas juega un papel crucial en los parámetros productivos de los lechones y de su propia vida reproductiva. La insuficiente mineralización es uno de los factores implicados en los problemas de aplomos y cojeras que afectan tanto a la salud como al bienestar de la cerda, reduciendo su longevidad. El estado mineral puede monitorizarse usando biomarcadores urinarios (común en medicina), por lo que en este estudio usan tres tampones vaginales diferentes para recolectar orina, así como la colecta manual en vaso por orina espontánea, analizando sus niveles de calcio, fósforo y dos marcadores de mineralización (CTX-I y DRP) estandarizados por creatinina. Los diferentes métodos de toma de muestras no afectaron a los valores, salvo al del calcio, que fue menor en uno de los tampones, por lo que concluyen que son factibles para analizar los marcadores de recambio óseo y mineralización en cerdas gestantes.
El calostro juega un papel importante en la supervivencia y crecimiento del lechón. La nutrición en el periparto puede influir en la producción de calostro y su calidad. Diferentes soluciones nutricionales como el aporte de aminoácidos, protectores hepáticos, prebióticos, probióticos, antioxidantes e inmunomoduladores, se han testado con efectos positivos en este punto. Sobre un total de 42 cerdas (11 primíparas y 31 multíparas) en dos bandas, un control y otra con un suplemento de +85 g/d/cerda, que contiene lisina, valina, treonina, sorbitol, FOS de cadena corta, levaduras vivas, vitamina E, polifenoles, sanguinarina, magnolol y honokiol, desde 7 días antes a 7 días después del parto con destete a 21 días de vida. La producción de calostro que se estima por la ecuación de Devillers (2004) tiende a ser superior en el lote prueba (4050 vs 3513 g) sin diferencias significativas en los valores de inmunoglobulinas A,G y M. Tampoco hubo diferencias en los lechones nacidos vivos (15,6 vs 15,5) con una tendencia a una menor mortalidad de los lechones en las primeras 24 horas de vida en el lote de cerdas suplementadas (7,9 vs 11,9 %) con una mortalidad acumulada durante toda la lactación de 21,7 vs 27 %, lo que llevó a un mayor número de destetados (12 vs 11,2) con un peso superior de la camada (76 vs 70,5 kg).
Antonio Palomo Yagüe