Escribano D, Contreras-Jodar A, López-Arjona M, Cerón JJ, Fàbrega E, Aymerich P, Dalmau A. Changes in cortisol and cortisone in hair of pigs reared under heat stress conditions. Frontiers in Veterinary 2023; 10. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fvets.2023.1156480
21-mar-2024 (hace 9 meses 1 días)El estrés por calor supone millones de dólares en pérdidas para los productores porcinos de todo el mundo, y este problema se debe generalmente a las elevadas temperaturas ambientales, que suelen persistir durante varios meses a lo largo del año en los países cálidos. Además, el cambio climático está provocando un calentamiento global, con una mayor frecuencia y duración de las olas de calor en los países cálidos y un aumento de las temperaturas máximas y veranos más largos en los países más fríos.
Métodos: El objetivo del presente estudio fue determinar y evaluar el cortisol y cortisona capilar como indicadores de estrés por calor en cerdos de ceba sometidos a altas temperaturas ambientales. El estudio se llevó a cabo en dos lotes independientes de cerdos cruzados Duroc y Pietrain en los ensayos 1 y 2, respectivamente, durante la primera fase de ceba (de 40 a 100 kg; 81 días en el ensayo 1 y 77 días en el ensayo 2) en la misma granja en España durante los veranos de 2020 y 2021. En ambos casos, se utilizaron cuatro salas. En el ensayo 1, la sala 1 tenía refrigeración y 11 cerdos por corral; la sala 2 sin refrigeración y 13 cerdos por corral; la sala 3 sin refrigeración y 11 cerdos por corral, y la sala 4 tenía refrigeración y 13 cerdos por corral. En el ensayo 2, las salas 2 y 3 tenían refrigeración y las salas 1 y 4 no, y todas ellas tenían 13 cerdos por corral. Para una mejor evaluación de las condiciones térmicas de los cerdos, en lugar de evaluar sólo la temperatura o la humedad, se consideró la combinación de ambas en un índice (THI).
Resultados: El valor THI medio fue mayor en las salas sin sistemas de refrigeración (75 en el ensayo 1; 74,9 en el ensayo 2) en comparación con las salas refrigeradas (71,3 en el ensayo 1; 71,7 en el ensayo 2). Se seleccionó un total de cuatro corrales por sala (16 en total) para el análisis de corticoides en el pelo y se tomaron muestras de todos estos cerdos al final del estudio. El 50 % de los cerdos eran machos (castrados y enteros en los ensayos 1 y 2, respectivamente) y el 50 % hembras. En total, se tomaron muestras de 44, 52, 44 y 52 cerdos, respectivamente, en las cuatro salas del ensayo 1 y 52 por cada una de las cuatro salas del ensayo 2. Las concentraciones de cortisol capilar no mostraron cambios significativos en relación con tener o no refrigeración en ningún ensayo. Sin embargo, la concentración de cortisona capilar fue 172,3 pg./mg y 105,8 pg./mg menor en los cerdos alojados con sistemas de refrigeración en comparación con aquellos alojados sin refrigeración en los ensayos 1 y 2, respectivamente. Además, la relación cortisona/cortisol, que es un estimador de la actividad de la 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa (11β-HSD) tipo 2, también fue mayor en las salas sin refrigeración en comparación con aquellas refrigeradas en ambos ensayos. En relación con el efecto del sexo, los resultados mostraron mayores niveles en hembras que en machos castrados tanto en cortisona como en la relación cortisol/cortisona mientras que los niveles de cortisol capilar fueron mayores en machos enteros que en hembras.
Conclusión: Se recomienda el uso de cortisona y la estimación de la actividad de la 11β-HSD tipo 2 en el pelo para evaluar el estrés crónico producido por condiciones térmicas elevadas en cerdos en lugar de utilizar únicamente las concentraciones de cortisol capilar.