¿Qué desafío implican las cepas leves de Brachyspira hyodysenteriae en cerdos?

Matheus Costa
18-sep-2023 (hace 1 años 2 meses 16 días)

La diarrea sanguinolenta y mucoide en cerdos de ceba es la característica distintiva de la disentería porcina (DP), una enfermedad descrita en los años 20. Los cerdos presentan diarrea tras dañarse e inflamarse el intestino grueso. No fue hasta los años 70, cuando simultáneamente, Glock et al. y Taylor et al. identificaron una espiroqueta como causa de la DP. Esta espiroqueta se conoce ahora como Brachyspira hyodysenteriae. Actualmente, se sabe que la DP puede estar causada por cualquiera de los tres agentes siguientes:

Se cree que los cerdos sólo desarrollan diarrea mucoide y sanguinolenta si se infectan con cepas capaces de destruir los glóbulos rojos (hemolíticas). Por tanto, se sugiere que la hemólisis es un indicador de la virulencia de Brachyspira. Sin embargo, esto no debe confundirse con el hecho de que la hemólisis sea el único factor necesario para causar DP (esto es discutible y queda fuera del ámbito de este artículo). Desde la década de los 90, la DP se controla con tratamiento antibiótico y una buena limpieza y desinfección tras la detección de cualquiera de sus agentes, en particular B. hyodysenteriae y B. hampsonii. Por esto, se ha realizado una fuerte presión selectiva que parece haber dado lugar a la selección de variantes con virulencia reducida (débilmente hemolíticas, Figura 1). Estas cepas pueden persistir en poblaciones de cerdos no tratadas con antibióticos, causando una enfermedad subclínica o muy leve.

Diferencia visual entre las cepas de Brachyspira fuerte y débilmente hemolítica

Pero, ¿qué ocurre si se detecta(n) el(los) agente(s), pero no hay presencia de enfermedad? En la última década, esto se ha convertido en un escenario cada vez más frecuente al que veterinarios y productores de todo el mundo se enfrentan.

Para diagnosticar de forma concluyente la DP se requiere la detección de signos clínicos, lesiones post-mortem y de uno de los agentes mediante métodos de laboratorio (PCR y cultivo) (Figura 2).

Tríada de pruebas sugeridas para confirmar el diagnóstico de disentería porcina

La detección de cualquiera de los agentes de la DP tiene grandes consecuencias para una granja/sistema afectada/o. Esto incluye los centros de inseminación artificial, núcleos genéticos y granjas de multiplicación, y cualquier otra operación en la que se transporten animales. Existe un alto riesgo de que el comercio de animales tenga que detenerse si se detecta alguna de las Brachyspira citadas anteriormente a partir de muestras clínicas. De este modo se evita la propagación de la enfermedad, pero cuando no hay enfermedad aparente es difícil justificar una medida tan costosa. La información de las últimas décadas describe la detección del agente(s) de DP en cerdos y granjas con signos leves o sin signos de enfermedad (Card et al., 2019 ofrece una visión general de estos). Esto genera dudas sobre la precisión de las pruebas rutinarias de laboratorio. Además, encontrar el agente o agentes sin DP clínica plantea las preguntas:

Esto es una responsabilidad para el veterinario y no debe tomarse a la ligera. No hay una respuesta sencilla a estas preguntas. La situación debe evaluarse caso por caso. A continuación se ofrecen sugerencias para ayudar a abordar esta situación.

Como el genoma de estas variantes es muy similar al de las virulentas B. hyodysenteriae o B. hampsonii, su presencia resulta en una PCR positiva. Para confirmar la presencia de una cepa "leve", a continuación se describen las pruebas de laboratorio necesarias:

Actualmente, una cepa "leve" aislada de un animal sano no debe ser considerada como completamente no virulenta. Aunque los signos clínicos (por ejemplo, diarrea) pueden no ser visibles, se ha establecido que la colonización intestinal por Brachyspira "leve" es suficiente para inducir cambios en la capacidad de absorción del intestino grueso (Costa et al., 2019). Aunque no se ha demostrado científicamente, es posible que las cepas "atenuadas" de B. hyodysenteriae o B. hampsonii también afecten al rendimiento en las fases de engorde, causando enfermedades subclínicas. Las cepas "leves" tampoco deben confundirse con las cepas "atenuadas". No hay pruebas de que induzcan inmunidad contra las variantes patógenas. Tampoco hay estudios que aclaren si las cepas "leves" volverían a convertirse en cepas virulentas, dando lugar a brotes de DP.

Una vez confirmada la presencia de una cepa "leve", el proceso de toma de decisiones comienza con la evaluación de los riesgos que el comercio de animales supone para los potenciales clientes o las granjas o fases posteriores, y los beneficios potenciales de una estrategia para eliminar la cepa leve de la población "contaminada". Los cerdos portadores son una fuente importante de introducción de la disentería porcina en una granja previamente no expuesta. Las partes interesadas deben ser conscientes de que la eliminación de B. hyodysenteriae/B. hampsonii es un reto y requiere un plan a largo plazo y el compromiso del personal. Se espera que futuras investigaciones ayuden a aclarar la importancia de las cepas "leves" y su impacto (o falta de impacto) en la producción.