La pregunta sobre inducir el parto o no ya ha sido tratada anteriormente, pero la pregunta de hoy es, ¿ha cambiado algo?. La respuesta es que el protocolo básico no ha cambiado: el protocolo recomendado sigue siendo dos inyecciones de un análogo de las prostaglandinas (PGF) a dosis baja aplicadas en la vulva con, entre 6 y 8 horas de diferencia, y no más de 2 días antes del parto. Sin embargo, los productores ahora también deben hacer frente a la preocupación pública sobre el bienestar de las cerdas. En Australia, cada vez más granjas se resisten a aplicar inyecciones no terapéuticas y consideran que la inducción al parto no es terapéutica. Aunque esto es una preocupación válida si la razón para inducir el parto es simplemente por conveniencia, si existe una preocupación por el bienestar del lechón, así como por el aumento de nacidos muertos o de la mortalidad neonatal, yo diría que es ético inducir. Ciertamente, existirá un benefició económico pero esto es secundario al beneficio en términos de bienestar que supone la mejor supervivencia de los lechones.
Referente a las inyecciones, nuestros protocolos de manejo siguen evolucionando. Tradicionalmente aplicamos inyecciones intramusculares en la zona del cuello de la cerda, y aunque no es excesivamente doloroso, la cerda lo verá venir y se opondrá. Simplemente cambiando el lugar de inyección a la región pélvica se elimina esta respuesta, mientras que cambiar el lugar de la inyección a la vulva permite volúmenes más bajos y más rapidez en la aplicación (foto 1). Más recientemente, el desarrollo de cápsulas de PGF para administración vaginal elimina la necesidad de aplicar mediante inyección.
El tema de la inducción al parto se ha comentado más en los últimos años debido al éxito en la selección de cerdas con grandes camadas. Esto supone partos más largos, una disminución de la media del peso de los lechones al nacimiento, una variación de peso más alta y más lechones de bajo peso al nacimiento; todo ello predispone a mortalidades más altas. Debido a su menor competitividad, los lechones nacidos con un peso igual o inferior a 1,1 kg tienen más riesgo de mortalidad temprana.
Las camadas grandes se están convirtiendo en la tendencia en la industria porcina, por lo que para reducir estos factores negativos se requiere una mejor supervisión de los partos que permitan estrategias como acelerar el nacimiento de los lechones y mejorar el manejo del calostro y las adopciones cruzadas. Sin embargo, las intervenciones efectivas requieren una supervisión eficaz de los partos y, cuando el personal no está presente en la granja las 24 horas, la inducción al parto es necesaria para mejorar la capacidad de los operarios de granja para supervisar los partos.
Aunque el parto puede ser inducido con éxito en cerdas primerizas, la calidad del calostro no será igual de buena que la de las cerdas multíparas y probablemente la duración de su gestación sea desconocida. La inducción no tiene un efecto apreciable sobre la calidad del calostro, pero aunque yo induciría a las primerizas en caso de ser necesario, recomiendo no hacerlo a menos que así sea.
Por último, sobre la oxitocina, el consejo no ha cambiado: utilizarla estratégicamente y solo a modo individual con cerdas que sufran un parto más largo y/o después que hayan parido al menos 7 lechones. Como herramienta, la oxitocina debe utilizarse solo cuando sea necesaria. La mayoría de los nacidos muertos aparecen después del parto del séptimo lechón, por lo que será probable que no sea necesaria durante la fase más temprana del parto. Aún así, si el parto esta durando más tiempo (más común en camadas grandes) y al menos 7 lechones ya han sido expulsados, hay que considerar el uso de oxitocina ya que esas camadas tienen un mayor riesgo de presentar nacidos muertos. La dosis de oxitocina nunca debe superar las 10 UI y, si se inyecta en la vulva, recomiendo una dosis de 2,5 a 5 UI.
La inducción al parto puede provocar el nacimiento de lechones prematuros, y como con cualquier 'cría' prematura, existe un riesgo potencial de desarrollo pulmonar deficiente. Los pulmones de los lechones desarrollan los sacos aéreos (alvéolos) solo 2 semanas antes del nacimiento. Sin embargo, como se ha confirmado en una revisión bibliográfica sistemática, la inducción no supone un problema para los lechones, mientras no se haga más de 2 días antes de la fecha prevista del parto. Si las cerdas son inducidas 3 días antes, la viabilidad de los lechones puede verse comprometida.
Por lo tanto, la duración media de la gestación, idealmente calculada a partir de la última cubrición y no de la primera (más cerca de la ovulación y del inicio real de la gestación), debe ser determinada para cada granja (por ejemplo, calculándola a partir de las últimas 100 cerdas que no han sido inducidas) y nunca inducir más de 2 días antes de la fecha prevista del parto. Si ninguna de tus cerdas pare antes de la inducción, vuelve a evaluar la duración de la gestación en tu granja, ya que quizás ha sido subestimada. Además, si se hace demasiado pronto el resultado será un aumento de la mortalidad neonatal. También recuerda que todos los factores cambian con el tiempo, incluido la duración media de la gestación. Si cambias la genética de las cerdas, puede cambiar la duración media de la gestación, pero la regla de "nunca inducir más de 2 días antes de la fecha de parto" se mantiene.