El pasado mes de noviembre, durante la gala de los Porc d’Or, la granja La Almenara se alzó con el “Premio especial MAPA” otorgado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Visitamos la granja de la mano de su encargada, Sara Beitia, de Emilio Magallón (copropietario) y de Roberto Bautista (jefe de integración de Inga Food en Aragón) (Foto 1).
Esta granja, situada en Tauste, provincia de Zaragoza, tuvo sus primeros partos en septiembre de 2019 y aloja 3300 cerdas con producción de lechón hasta el destete. Además de contar con el apoyo técnico proporcionado por Inga Food, empresa que la integra, la granja pertenece a un grupo de socios entre los que queremos destacar a Emilio Magallón, muy involucrado y que aporta su amplísimo conocimiento de la producción. El resto de los socios son Noel Alimentaria, Antonio Soler y Luis Carlos Cuartero.
Granja la Almenara posee múltiples certificaciones incluidas la de bienestar animal certificado- IAWS, el sello WelfairTM, así como el ISO 9001, lo que permite que su producción se destine de forma prioritaria al exigente mercado británico.
Debemos cuidar al personal para que este se dedique a cuidar a los animales y en La Almenara, el cuidado del personal es algo innegable. Los vestuarios individuales y modulares vienen a solucionar el problema tan frecuente de tener más o menos trabajadores de un sexo respecto al tamaño de vestuario planificado. Disponer de mayor intimidad a la hora de cambiarse y ducharse puede ser especialmente importante para ciertas personas y culturas y es algo a considerar cuando queremos atraer nuevos trabajadores a las granjas. Detalle: los vestuarios cuentan con una pequeña caja fuerte en cada vestuario para poder dejar las pertenencias valiosas, como por ejemplo el móvil.
El personal, con 12 trabajadores más la encargada, se organiza en tres turnos con jornada intensiva de 7-14 h, con 2 personas en horario de tarde y trabajando un fin de semana cada tres. La planificación de festivos y vacaciones se hace con mucha antelación para una mejor organización del personal. Los trabajadores se desplazan desde los pueblos de alrededor, Tauste e incluso desde la propia ciudad de Zaragoza y para facilitar los desplazamientos, la empresa pone a disposición de los trabajadores tres vehículos.
Son muy buenas noticias para el sector ver a una mujer joven como Sara Beitia (graduada en Ciencia y Salud Animal y Máster en Sanidad y Producción Porcina) al frente de la granja. Sara nos comenta que el nivel de rotación entre los empleados es inferior al 10%. De hecho, la inmensa mayoría de los empleados estuvieron durante el arranque de la granja. En ese momento, únicamente 3 de los trabajadores poseían experiencia previa. El aprendizaje tiene un papel relevante en la granja y se organizan sesiones regulares de formación interna sobre temas diversos (bioseguridad, manejo, riesgos laborales, etc.) en función de las necesidades que se detectan.
Cabe señalar que los datos de producción de la granja están actualizados y visibles en el comedor-sala de formación para mantener a todo el mundo involucrado y motivado.
La apuesta por la sanidad empieza por un diseño simple y funcional que facilite mantener la bioseguridad de las instalaciones. La granja cuenta con naves amplias y completamente conectadas bajo techo a partir de un pasillo central. Este tipo de diseño facilita enormemente la definición clara de la zona limpia y sucia de las instalaciones. Existen también dos barreras para el calzado (a la entrada del vestuario desde el exterior y a la entrada a las naves) que ayudan a reducir el riesgo de entrada de patógenos y contribuyen a mantener limpio el área de comedor, oficina etc.
La granja dispone de incineradora y sistema de hidrólisis, para la eliminación de cadáveres. El uso de ambos sistemas combinados aporta mucha flexibilidad y optimiza el uso de cada uno para eliminar el material que le es más idóneo, teniendo en cuenta que ambos son sistemas que minimizan los riesgos sanitarios.
La granja se repone desde un origen externo con entradas cada 2 meses que se alojan en una cuarentena en un extremo de la instalación donde el reemplazo se mantiene aislado hasta ser analizado.
Dentro del programa de lucha contra las resistencias a los antimicrobianos, la granja revisa de forma periódica su consumo de antibióticos (informe PresVet) que se sitúa en 9,58 mg/PCU (enero-junio 2022).
Con el objetivo de minimizar el tiempo que las cerdas están en jaula, esta granja trabaja con el sistema de “cubrir y soltar”. En el área de cubrición las cerdas están alojadas en parques con sistemas de autocaptura. Aquí permanecen alojadas 3 días post cubrición y luego se sueltan para volver a incorporarse al grupo.
Cuando la gestación ya está confirmada, las hembras se trasladan a corrales con alimentación electrónica donde se trabaja con grupos estáticos de 40 o 60 cerdas con una ratio de 1 máquina cada 20 madres para minimizar tiempos de espera y peleas. Estas máquinas no necesitan sistemas de aprendizaje previos a la cubrición.
Con el objetivo de mejorar el consumo y reducir el desperdicio de alimento, la granja trabaja con alimentación liquida , excepto en gestación confirmada donde se usa la alimentación semi-húmeda. Durante la cubrición y gestación temprana los animales se agrupan por condición corporal ya que las jaulas de autocaptura no permiten hacer una alimentación individualizada. En esta zona, las hembras reciben dos tomas de alimento de gestación en un comedero corrido con una válvula cada 5 animales. Todas las hembras tienen acceso a bebederos en todo momento.
Cuando se trasladan a gestación confirmada se les asigna una curva que es reevaluada a las 3 semanas. La rutina diaria de alimentación de las cerdas se inicia a la 2.00 a.m. y diariamente se revisan las alertas de las cerdas que tienen alguna incidencia (pérdida de crotal o cerdas que no han comido). La detección y atención temprana de cerdas con problemas es una herramienta clave para mejorar su bienestar y su productividad.
Los parques de cerdas gestantes disponen de una importante proporción de suelo sólido lo que facilita la incorporación de material de enriquecimiento tipo paja.
La nave de maternidad tiene un doble pasillo, uno a cada lado de las salas. Un pasillo destinado al personal y otro para el movimiento de los animales que cuenta con un suelo antideslizante. La granja no realiza sincronización de partos. Las lactaciones son de 27 días en promedio y los lechones reciben, salvo contadas excepciones, un único alimento sólido en maternidades con un consumo en torno a los 200 gramos de alimento por lechón destetado. Para facilitar la adaptación a la transición, se aporta el mismo alimento que encontrarán una vez sean destetados. Puntualmente se levantan los separadores de las maternidades para poder realizar lactaciones compartidas y reducir su estrés en el momento del destete.
La granja instaló el sistema de puritermia en 11 de las 15 salas de partos. Mediante un circuito cerrado instalado bajo las fosas, se extrae el calor de las fosas de excretas con lo que se consigue refrigerarlas y, así, reducir las emisiones, y por otro lado las bombas geotérmicas al captar ese calor generan la energía necesaria para calentar el suelo radiante de las maternidades. Por lo tanto, este sistema aporta tres beneficios: proporciona un ahorro significativo en los gastos de calefacción, además está considerado Mejor Técnica Disponible ya que el enfriamiento de excretas hace que se reduzcan las emisiones de amoniaco en un 70% lo que también contribuye a mejorar el ambiente para los animales y el personal en las salas en las que está instalado.
La granja también dispone de placas fotovoltaicas que aportan, como promedio anual, el 36 % de la energía eléctrica necesaria llegando hasta el 45% en verano. Existe un proyecto para aumentar el número de placas fotovoltaicas, así como la instalación de un aerogenerador con el objetivo de alcanzar la total autonomía energética y llegar a vender los excedentes de energía a la red.
La Almenara es un ejemplo de cómo aplicar con éxito diferentes elementos de ganadería de precisión. A modo de ejemplo mencionaremos la gestión de los datos y el contaje de animales.
Hoy en día, las granjas proporcionan infinidad de datos, pero lo relevante es transformarlos en información que sea usada para tener un mejor conocimiento de lo que pasa en la granja y actuar en consecuencia. Y en este punto La Almenara hace un trabajo excelente.
En una granja de este tamaño, el registro y traspaso de la información es clave. Las fichas de las reproductoras poseen códigos QR que permiten el fácil acceso desde el móvil para registrar, consultar y modificar la información, lo cual agiliza la entrada de datos y reduce la posibilidad de error al transcribir la información.
Otra aplicación práctica de la ganadería de precisión se basa en el uso de cámaras para el contaje de animales. Contar lechones al destete de forma inequívoca no es tarea fácil. La granja tiene un sistema automático de contaje de animales, con una cámara instalada en el pasillo de carga de los lechones. El sistema cuenta los animales conforme van pasando, descontándolos en caso de que se den la vuelta. Este sistema agiliza el proceso de carga y aporta fiabilidad en el número real de lechones cargado para la granja y la integradora.
La combinación de un equipo de trabajo consolidado, bien formado y comprometido, que cuenta con un excelente apoyo técnico, una buena gestión sanitaria con altas medidas de bioseguridad y unas instalaciones funcionales, bien diseñadas y mantenidas, convierten a La Almenara en una granja muy eficiente que optimiza al máximo el consumo de alimento de las madres (39,35 kg de alimento /cerda /lechón sacado a 27 días y de un peso medio en 2022 de 6,4 kilogramos) consiguiendo un costo de producción del lechón excelente con un alto grado de bienestar animal.