La importancia de utilizar el verraco tanto en la detección de celo como en el momento de la inseminación de la cerda ha sido ampliamente confirmada por numerosos estudios y verificada en el campo: el contacto directo entre macho y hembra (visual, olfativo y sonoro) mejora el rendimiento reproductivo.
La correcta aplicación de esta práctica de gestión depende del tipo de alojamiento de las cerdas en el momento de la cubrición: si se alojan en grupos, el verraco se introduce directamente en el corral, o en un corral adyacente separado por una barrera, mientras que si están alojadas en jaulas individuales, se hace caminar al verraco delante de las cerdas que deben ser estimuladas o inseminadas. Por lo general, se entrena un verraco de carácter dócil para ser conducido fácilmente de un lado a otro por los pasillos entre las cerdas.
En las salas de cierto tamaño, con diversos pasillos que se cruzan, se requieren paneles o puertas para formar un circuito obligatorio entre las diversas filas de jaulas que el verraco tiene que recorrer entre las cerdas antes de volver a su propio corral.
Aquí es donde un ganadero inteligente ha considerado oportuno equipar las intersecciones de los pasillos con una puerta modular, regulable en longitud, que se puede fijar fácilmente en todas las esquinas de los cruces y los extremos de los pasillos, que ya están equipados con ganchos especiales para la propia puerta.
Está realizado tal como se muestra en las fotos, con dos montantes verticales de acero inoxidable, a cada uno de los cuales se sueldan seis tubos horizontales de grosor adecuado: los de un lado tienen un diámetro menor que los del otro lado, para que encajen unos dentro de otros y puedan deslizarse telescópicamente. De esta forma dispones de una puerta robusta, regulable, cómoda y con una sujeción rápida a las fijaciones correspondientes.
Y… créeme, es realmente práctica, quizás un poco pesada, pero muy funcional.