La prolificidad de las cerdas ha ido aumentado en estos últimos diez años a un ritmo de un lechón más cada tres años. Además, las hembras son más magras y disponen de menores reservas grasas. Respecto a los lechones, su maduración es inferior al nacer (menor peso del hígado) y su contenido lipídico es menor al 2 % que conocíamos (Seerley, 1974). Además ha aumentado la dispersión entre los más grandes y los más pequeños. Las reservas de energía del lechón al nacimiento se estiman en 400 kJ/kg de promedio, mientras que sus necesidades energéticas para las primeras 24 horas de vida son en promedio de entre 900-950 kJ/kg (Spilsbury, 2007).
Para poder obtener este mayor potencial genético de nuestras cerdas actuales son necesarios, entre otros muchos factores, avances considerables en los programas de nutrición.
El cambio de pienso de gestación a lactación
No hace tantos años teníamos una sola fase de alimentación con un pienso único para remplazo, gestantes, lactantes y verracos, pero hoy disponemos de un mayor abanico de piensos diseñados para cada fase de producción según las posibilidades/disponibilidad en cada sistema productivo (recría, primer mes y último mes de gestación, gestantes único, gestantes primerizas, preparto, lactantes, lactantes primerizas, suplementos lactación y verracos).
El paso del pienso de gestantes al de lactantes nos preocupa y en la práctica estamos condicionados a que este cambio tenga lugar de un día para otro. En este punto nos surgen muchas dudas, y vamos a reflejar una docena de ellas:
En esta serie de artículos nos vamos a centrar en la última cuestión, llamándolo periodo de transición (PT) y enmarcándolo entre los últimos diez días de la gestación y los primeros diez días de la lactación donde observamos importantes cambios fisiológicos y metabólicos en las cerdas (Theil, PK, 2020). Puede parecer un periodo corto, pero es esencial en la productividad de las actuales cerdas hiperprolíficas, además de tener una duración similar a una lactación de 3-4 semanas. Este periodo va a influir de forma precisa en la última fase del desarrollo fetal, crecimiento del tejido mamario y producción tanto de calostro como de leche, así como en el comportamiento alimenticio de la cerda durante la lactación y su pérdida de condición corporal, cosa que influirá en su fertilidad posterior. Este periodo de transición está recibiendo una mayor atención en EEUU y Canadá.
Objetivos de la dieta en el periodo de transición
Los últimos trabajos de investigación se centran en usar un alimento que:
Las investigaciones del papel de la nutrición en esta fase no son nuevas, ya en los años 80 el Dr. Jim Pettigrew recopiló trabajos realizados con diferentes aportes de grasas en dicho periodo y la supervivencia de los lechones. Recientemente se está trabajando en distintas áreas que incluyen:
La nutrición en el PT necesita de más estudios-pruebas para confirmar estos resultados tan prometedores, lo que además nos ayudará a minimizar los trastornos metabólicos durante la lactación con los siguientes beneficios.
La fase de lactación es tan solo el 20 % del periodo reproductivo (30 de 150 días) donde pretendemos que la cerda coma el 30 % de la cantidad de pienso anual, que supone en términos económicos alrededor del 5 % del coste total de alimentación de un ciclo completo. Pero estos pequeños porcentajes tienen un impacto sobre la productividad y rentabilidad de la granja muy importantes, por lo que debemos concentrar nuestros esfuerzos en este periodo corto pero con un gran retorno de la inversión.