Adaptaciones de las empresas cárnicas de EEUU en la era del COVID

James F. LoweSuzanna Storms
07-jul-2020 (hace 4 años 5 meses 15 días)

El coronavirus (SARS-CoV2) ha demostrado ser un desafío extremo para la industria cárnica de EEUU. Sus plantas emplean desde cientos hasta miles de trabajadores que, debido a la naturaleza de la industria, a menudo trabajan en estrecho contacto. Además, en muchas plantas cárnicas se hablan multitud de idiomas, que representan un conjunto diverso de culturas. Estos factores han supuesto desafíos únicos a la hora de limitar la propagación del SARS-CoV2 dentro de las plantillas de trabajo de las industrias cárnicas.

Las empresas cárnicas de EEUU han trabajado muy intensamente para identificar y adoptar las mejores prácticas que limiten la transmisión del SARS-CoV2 dentro de sus equipos de trabajo. Al inicio del brote en los EEUU, se sabía poco sobre las rutas de transmisión y las mejores prácticas para prevenir la propagación. Esto condujo a mayores tasas de transmisión en plantas cárnicas concretas a medida que el virus se introdujo en esas comunidades. A medida que científicos y médicos identificaron posibles rutas de transmisión, las cárnicas utilizaron su amplio conocimiento del control de infecciones, dirigido antes principalmente a la seguridad alimentaria, para modificar los entornos y las condiciones de trabajo y así evitar la propagación de la enfermedad. Si bien estas estrategias y cambios han tenido un coste financiero tremendo, sus resultados son prometedores.

Cuando estas estrategias se implementan de manera efectiva, y antes de que se detecten tasas significativas de infección dentro de la comunidad local, las tasas de infección en los trabajadores de las cárnicas a menudo han sido más bajas que dentro de la comunidad en general

Estos datos claramente sugieren que las nuevas medidas implementadas en las plantas han sido altamente efectivas.

La base de estas medidas de control ha sido la comunicación franca y abierta con los trabajadores. Esto significa que las cárnicas han identificado un plan claro para la realización de tests, el rastreo de contactos y el aislamiento basado en las pautas publicadas por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Las cárnicas han puesto esta información a disposición de sus empleados, en sus idiomas y en sus comunidades. Esta comunicación, más un efectivo trabajo colaborativo con los departamentos locales de salud pública, ha llevado a los trabajadores a comprender los riesgos de la infección y las acciones que todos deben realizar para mantenerse a salvo. Parece que este esfuerzo de comunicación para generar la confianza en los trabajadores de que su lugar de trabajo es seguro, ha sido un elemento crítico, no solo para mantener un número adecuado de trabajadores sino también para garantizar el cumplimiento de las estrategias de vigilancia y prevención.

En base a las pautas del CDC, casi todas las plantas cárnicas han implementado controles diarios de temperatura para todos los trabajadores y visitantes antes de entrar a la instalación y una temperatura superior a los 38 °C conlleva que se les niegue la entrada. Ésta ha sido la piedra angular de los procesos de control, junto con una estrecha colaboración con médicos y departamentos locales de salud pública para proporcionar analíticas adecuadas. El objetivo de esta estrategia es eliminar la entrada de individuos infectados, lo que crearía el potencial de transmisión del virus dentro del lugar de trabajo.

El chequeo de los empleados buscando la infección ha sido ampliamente utilizado y, habitualmente, de forma exitosa. En algunas plantas se han analizado todos los trabajadores. Gran parte de estas pruebas han sido realizadas por laboratorios privados con un tiempo de respuesta muy rápido, lo que permite la notificación a los empleados, el rápido seguimiento de los contactos y las pruebas de seguimiento posteriores para garantizar que la infección no se propague. Lo observado parece indicar que la realización masiva de pruebas con rastreo de contactos y posterior cuarentena, cuando se combina con otras estrategias de prevención, esencialmente ha detenido la transmisión dentro del lugar de trabajo.

Dentro de las plantas cárnicas, se han realizado esfuerzos significativos para detener la transmisión basada en aerosol y fómites (objetos físicos). Se ha convertido en práctica habitual que todos los empleados usen una mascarilla mientras están en las instalaciones a menos que estén comiendo. Estas prácticas se adoptaron más rápidamente dentro de las instalaciones de las cárnicas que por la sociedad en general en los Estados Unidos. Una vez más, las observaciones anecdóticas parecen indicar que el uso de mascarillas dentro de las plantas cárnicas, cuando se combina con la realización de pruebas, ha tenido mucho éxito en la eliminación de la transmisión dentro del lugar de trabajo. Además, algunas plantas han implementado el uso de pantallas de protección facial para garantizar que las pequeñas gotas no entren en contacto con la nariz y los ojos, aunque su uso no es tan universal como el uso de mascarillas y su efectividad aún no está evaluada científicamente.

Las instalaciones han incrementado de forma agresiva la higiene interna aumentando el personal dedicado a la limpieza y desinfección de todas las áreas comunes. La ley en EEUU estipula que las áreas de producción de las industrias cárnicas se deben limpiar y desinfectar diariamente en profundidad. Esto fue diseñado históricamente pensando en la seguridad alimentaria, pero también elimina el SARS-CoV2 de las áreas de trabajo y de contacto. Muchas plantas han implementado una mejor limpieza en áreas comunes, incluyendo comedores, salas de descanso, baños, pasillos y relojes de control de asistencia, con un mínimo de tres veces por turno. La limpieza se realiza con desinfectantes y agentes de limpieza que son seguros para los alimentos y que han probado su efectividad frente al SARS-CoV2. El tipo de producto no es tan importante como el hecho de que la limpieza se realice de forma frecuente, en profundidad y completa: se deben limpiar todas las superficies comunes para eliminar la suciedad y los residuos, seguido de la desinfección de esas superficies.

Numerosas instalaciones cárnicas han trabajado intensamente en la eliminación de puntos de contacto para minimizar la frecuencia de interacción entre trabajadores. Esto incluye:

<p>C&oacute;mo adaptar&nbsp;las estaciones de trabajo de envasado y procesado&nbsp;de carne, si es factible. CDC (Centers for Disease, Control and Prevention), EEUU.</p>

Según las investigaciones actualmente disponibles sobre las rutas de transmisión del patógeno, no sabemos realmente cuáles de estas prácticas son las más importantes. Investigaciones recientes sugerirían firmemente que la transmisión debida al contacto prolongado de pequeñas gotas en aerosol producida en espacios cerrados es probablemente la forma más común de transmisión del SARS-CoV2. La transmisión menos probable parecería deberse a fómites contaminados con gotitas procedentes del aparato respiratorio. Hasta que se sepa más sobre la transmisión, es poco probable que se puedan eliminar alguna de las estrategias de prevención existentes.

La imagen en los medios de comunicación de las plantas cárnicas de EEUU ha sido de que existen malas condiciones de trabajo y altas tasas de transmisión. Ciertamente, algunos de los brotes iniciales dentro de las cárnicas en EEUU fueron graves, y ahora parece que tuvieron la suerte en esas plantas de no tener infecciones dentro de sus comunidades al inicio del brote. Desde que comenzó el brote del SARS-CoV2, las plantas cárnicas en EEUU han desarrollado un conjunto de estándares de prevención razonables para proteger a su personal y mantenerse operativas, minimizando los cuellos de botella dentro de la cadena de suministro de carne. Como nota positiva, en las últimas tres semanas, la industria cárnica en EEUU ha vuelto a los niveles de sacrificio pre-pandemia. Estos números sugieren que han recuperado su capacidad productiva y a su personal casi completamente. Si sumamos los bajos casos nuevos de infección en las plantas y los prometedores niveles de sacrificio tenemos una indicación de que las estrategias de prevención actuales y, lo que es más importante, la confianza de los empleados, son lo suficientemente sólidas como para volver a trabajar.