El control de las enfermedades en las granjas depende en gran medida de la bioseguridad interna. Una de las áreas más delicada es la fase de post-destete, donde, por lo general, coinciden distintas edades (lotes) aunque estén separados en salas o compartimentos distintos. Esta coincidencia de distintas edades es lo que provoca que ciertas infecciones se conviertan en endémicas, como por ejemplo la infección por virus PRRS. De hecho, en sistemas multi-sitio donde las distintas edades se localizan en sitios físicos alejados, es fácil que haya lotes que permanezcan negativos a la infección, y no es por que la distancia impida la transmisión de enfermedades por vía aerógena, pues también existen opciones, cómo los sistemas de ventilación que toman el aire directamente del exterior, para reducir este riesgo. La diferencia es que la distancia evita que se compartan utensilios y que las personas se muevan de una edad a otra contaminándola.
Esta transmisión de patógenos entre lotes podría reducirse si se cambian algunas prácticas rutinarias. Es común que, a diario, se mediquen aquellos animales que muestran algún signo de enfermedad, siguiendo las indicaciones veterinarias y por lo general el material empleado es único para toda la fase de destete. En el mejor de los casos las agujas se cambian al cambiar de salas, pero por desgracia no siempre es así. Un buen ganadero inyectará el cerdo enfermo, que es más probable que sea también uno de los que es virémico, con lo que el virus pasará de una sala a la otra generando la recirculación viral. Este es, en algunos casos, el motivo del mantenimiento de la circulación de virus en la fase de destete.
Una medida tan simple como tener un cubo por sala o edad de cerdos, en el que se almacene el material específico evita que esto suceda, mejorando la bioseguridad interna de la explotación. Con ello no solo podremos llegar a controlar circulaciones locales de virus PRRS, sino también reducir otras infecciones. Los cubos pueden marcarse con un número o color específico por sala, de modo que los errores sean bien evidentes. Esta medida se podría complementar con cambios de botas y uso de guantes específicos por sala, lo que todavía ayuda más a mantener una correcta bioseguridad, sin mucho esfuerzo.