La ganadería ¿una actividad sin futuro?

Emilio Magallón Botaya
28-oct-2019 (hace 5 años 1 meses 24 días)

En los últimos tiempos no paran de aparecer en los medios de comunicación noticias contrarias al sector ganadero y cárnico, haciéndolo responsable en una parte importante, de muchos de los problemas sanitarios, medioambientales y de sostenibilidad que tiene nuestro planeta.

En este contexto recordamos el informe de expertos de la OMS del año 2015 sobre el consumo excesivo de carne roja y procesada, a la que acusaban de tener efectos cancerígenos.

En 2019 las noticias contra el sector ganadero se han centrado fundamentalmente en el informe del panel de expertos de la ONU sobre cambio climático (IPCC) donde se responsabiliza al sector ganadero de tener un efecto muy pernicioso sobre el medio ambiente por la emisión de gases que produce, contribuyendo de manera importante al cambio climático.

A la vez no paran de aparecer noticias sobre la producción sintética de carne artificial a partir de tejidos celulares, así como de productos pseudocárnicos como las hamburguesas veganas.

Todo ello en un contexto de humanización de los animales donde una parte creciente de la sociedad, pero todavía muy minoritaria, pone en cuestión la cría de animales domésticos para la obtención de carne, leche, lana, …

Según un informe de El País del 11-8-19, basado en informes de Science, Latern y Google Trends, se estima que en España algo más del 7% de la población son “veggies”, en sus diferentes acepciones: un 0,2 % veganos que no prueban productos de origen animal, un 1,3 % vegetarianos que no comen carne pero si leche, huevos y miel y la mayor parte son flexitarianos un 6,3% que solo consumen carne de forma muy ocasional. Una cifra baja, pero al alza, no olvidemos que en los dos últimos años 800.000 personas se han sumado a este modo de alimentación y filosofía de vida en España.

Todo ello nos lleva a plantear algunas preguntas que queremos responder:

¿Consumimos mucha carne?

En los tiempos ya lejanos de la Facultad nos explicaban la muy alta correlación entre nivel de renta y consumo de carne y eso ha seguido produciéndose hasta cierto límite.

Efectivamente, los habitantes de países con alto nivel de renta consumen niveles excesivos de carne, al igual que de muchos otros componentes de la dieta (no olvidemos la epidemia de obesidad que padece el mundo rico). Ya hay países ricos donde la tendencia al consumo de carne está bajando, a pesar de que sigue aumentando la renta. En España el consumo total de carnes bajó un 7,35 % del 2007 a 2017 (Tabla 1).

Tabla 1: Consumo de carnes frescas en los hogares españoles.

Consumo total de carnes frescas (miles de toneladas) Junio 2006- junio 2007 Junio 2016- junio 2017 Junio 2017- junio 2018 Variación 2017/2007 (%) Variación 2018/2017 (%)
Pollo 571,46 596,20 588,93 4,33% -1,22%
Porcino 506,34 444,12 447,68 -12,29% 0,80%
Vacuno 315,46 240,43 231,23 -23,78% -3,83%
Ovino/caprino 118,56 68,29 66,12 42,40% -3,18%
Conejo 68,77 53,79 48,40 -21,78% -10,02%
Otras carnes frescas (*) 141,04 192,31 193,18 36,35% 0,45%
Total consumo de carnes frescas 1.721,63 1.595,14 1.575,54 -7,35% -1,23%

Fuente: Elaboración INTERPORC a partir de MAPA
Nola (*): En otras carnes frescas y/o refrigeradas se incluyen otros tipos de carnes: equino, pavo y otras aves, salchichas frescas, despojos frescos, caza y similares.

En 2015 el consumo anual “per cápita” de carne se situaba en 92 kilos en países de economías muy ricas frente a 24 kilos en el Norte de África y 18 en el Sudeste asiático.

Según la consultora Lantern (2017) en The Green Revolution, los motivos para seguir dietas sin carne son: en un 57 % por motivos éticos y animalistas, en un 21 % por sostenibilidad y en un 17 % por motivos de salud.

Pero como afirman muchos expertos, el informe IPCC sobre el cambio climático está hecho con la perspectiva de los países ricos y se olvida de una parte muy importante del planeta. Hay 3.818 millones de personas que viven en países con un nivel de desarrollo alto o muy alto, pero hay otros 3.659 millones que viven en países con nivel medio o bajo, y que aspiran y necesitan mejorar su dieta con productos de origen animal. Las recomendaciones son por lo tanto útiles en países sobrealimentados, pero pueden ser perjudiciales si se aplican a las personas subnutridas.

Con una población cada vez más creciente y consumidora de recursos, debemos plantearnos un estilo de vida más racional que utilice menos recursos, no solo alimentarios sino energéticos, de transporte, de hábitos de consumo, etc. Debemos poner a dieta nuestra forma de vida para salvar al Planeta.

¿Desaparecerá la ganadería en el futuro con la implantación de la carne artificial sintetizada en laboratorio?

Creemos que no, y a pesar de las fuertes inversiones que están haciendo grandes grupos empresariales a nivel mundial, la carne artificial fabricada a partir de cultivos celulares tendrá su nicho de mercado, pero creemos que será pequeño, en parte por su elevado coste de fabricación.

Además la producción de carne sintética servirá para su procesamiento en forma de hamburguesas, salchichas, pero productos cárnicos como el chuletón, el jamón, el cordero lechal, el ternasco, serán imposibles de reproducir, incluso con tecnologías de impresión como el 3D o nuevas tecnologías que surjan en el futuro.

Si ciertos animales dejan de ser útiles, desaparecerán en proporciones alarmantes limitándose su existencia a animales de compañía, zoológicos (cada vez más cuestionados) o reservas animales, y no todo el mundo querrá tener una vaca como animal de compañía. Por supuesto la desaparición de los animales domésticos iría acompañada de la extinción de los ganaderos y con ellos, la labor social y de vertebración y conservación territorial que desempeñan.

Pero lo más preocupante es el control y la concentración económica de la producción de carne en manos de pocos y grandes grupos empresariales que dispondrán de más poder económico del que ya tienen. Controlarían el proceso de producción cárnica muy pocos grupos empresariales que dispondrán de la tecnología y los medios de producción y distribución de la carne a nivel mundial.

¿El futuro es la llamada ganadería ecológica?

Aunque la ganadería ecológica cumple y seguirá cumpliendo su función de abastecer a un nicho de mercado pequeño de alto poder adquisitivo, su generalización sería un fuerte retroceso por ser mucho menos eficiente desde todos los puntos de vista, también desde la sostenibilidad.

La ganadería ecológica necesita consumir muchos más recursos y es mucho menos eficiente desde el punto de vista productivo. En pocas palabras volver a producir como nuestros antepasados para alimentar a los 7.400 millones de habitante actuales del planeta es imposible, sin contar que para el año 2050 la proyección es de 9.800 millones de habitantes.

Tampoco podemos volver a sistemas de producción donde los ganaderos estaban prácticamente esclavizados atendiendo al ganado los 365 días del año, sin poder tener vacaciones, guardar festivos, … ¿O es que estaríamos dispuestos a retroceder en otras áreas y producir como lo hacían nuestros antepasados? ¿Volveríamos a trabajar en las minas utilizando solo picos y palas o a trabajar el campo manualmente sin la ayuda de tractores y maquinaria agrícola?

¿En qué medida es la ganadería responsable de la emisión de los gases efecto invernadero (GEI)?

Sobre este tema hay mucha controversia en los datos y en las diferentes maneras, a veces muy sesgadas de calcularlos.

En el 2009 el Worldwatch Institute de Washington aseguraba que el 51% de los GEI en el mundo procedían de la ganadería. Pero según la Agencia Estatal de Protección Ambiental de Estados Unidos, en 2016, la ganadería solo representaba un 3,9 %, lejos de la industria del transporte con un 28 % de GEI. Por su parte, la FAO en 2016 publicaba que la ganadería producía un 18 % de GEI, pero poco después esta afirmación la desmintió Henning Steinfeld, principal autor del informe, sacando a la luz errores metodológicos y reduciendo el impacto al 5 %. La FAO en un informe más reciente estima que las emisiones de la ganadería son de un 14,5 % a escala mundial lejos de los efectos del transporte y su industria.

Teniendo clara la controversia sobre estos datos y las maneras de calcularlos, este es un tema importante y el sector ganadero tiene la responsabilidad de ser más eficiente y sostenible, pero necesitamos estudios más rigurosos y trasparentes.

¿Qué futuro le espera a la ganadería?

A los ganaderos nos espera un buen futuro siempre que nos comprometamos con los cambios en la buena dirección que se han puesto en marcha en los últimos años. Debemos trabajar cada vez más en el contexto de la llamada Economía Circular y explicar a la sociedad los esfuerzos que estamos haciendo en ese sentido. Producir mejor utilizando menos recursos y minimizando la huella ecológica y los residuos, o que estos se puedan utilizar como abonos substituyendo los abonos químicos.

La ganadería sirve también para vertebrar el territorio y facilitar que se asiente población en el medio rural que tan necesitado esta de población y puestos de trabajo.

Como ganaderos debemos ser muy autocríticos y exigentes con nosotros mismos, siendo más eficientes y sostenibles, reduciendo nuestros niveles de contaminación, consumiendo los menos recursos posibles para contribuir, como deben contribuir los demás sectores de la sociedad, a un planeta más sostenible. Así tendremos el futuro asegurado.