La alimentación de la cerda en maternidad es uno de los aspectos que tienen más influencia en todo el ciclo productivo de las reproductoras y en el rendimiento de la granja.
De la alimentación en maternidad dependen, en parte, la producción de leche y por tanto la viabilidad y el peso al destete de los lechones; también la fertilidad y la prolificidad en el siguiente ciclo, y en cierta manera la longevidad de la cerda, pues afecta a sus reservas corporales.
La producción de leche de la cerda aumenta progresivamente, alcanzando el pico de producción alrededor de las 2 semanas de lactación.
Es comúnmente aceptado que la alimentación debe seguir una curva de aumento progresivo tras el parto, llegando al máximo a partir de la segunda semana de lactación.
Hoy en día, en cerdas de alta producción, es necesario obtener máximos de ingesta cercanos a los 10 kg, con consumos promedios en lactación alrededor de los 6 kg.
Cómo realizar adecuadamente esta alimentación no ha sido nunca una tarea fácil. Encontrar el punto de equilibrio en el que damos la máxima cantidad posible de comida a la cerda sin pasarnos no es sencillo. Aún más difícil se ha convertido en las granjas actuales con un gran número de cerdas y distintos trabajadores ocupándose de la alimentación de las cerdas.
La alimentación manual
Hasta hace 15 o 20 años, la alimentación era básicamente manual. El ganadero repartía el pienso a mano. Observando a la cerda y controlando en el comedero si la cerda había terminado la ración anterior, decidía qué cantidad de pienso daba a cada cerda.
Entre otras cosas, esta alimentación tradicional, condicionaba el diseño de las maternidades, ya que las cerdas debían estar de cara al pasillo, con el comedero accesible para alimentar con un cazo o alguna otra herramienta dispensadora.
En granjas pequeñas o tradicionales todavía se hace de esta manera.
Los dosificadores
Poco a poco, se fue imponiendo la distribución de pienso automatizada mediante espiral o cadenas y el uso de dosificadores.
La alimentación con dosificadores presenta ventajas:
Como contrapartida, exige manipular a diario una gran parte de los dosificadores para aumentar la ración (figura 1).
Con el uso de dosificadores, todavía se depende del criterio del trabajador de maternidad para decidir si una cerda debe comer más o no (figura 2).
El Pig Research Center de Dinamarca definió una regla de oro: “en una maternidad se debería limpiar restos de comida de aproximadamente un 8% de las cerdas; si no se llega a ese 8% nos estamos quedando cortos, y muchas cerdas no están llegando a su máximo, si nos pasamos del 8% estamos alimentando en demasía, perdiendo tiempo y dinero”.
Con los dosificadores, al igual que con cualquier sistema que dosifica por volumen, debemos pesar a menudo pienso para asegurar que damos los kilos esperados, ya que el peso específico del pienso es variable, especialmente los piensos en harina.
La alimentación ad libitum
Como ya se ha comentado, uno de los grandes retos de la producción porcina ha sido, conseguir que la cerda en maternidad coma tanto como pueda. Para evitar que el “ojo humano” sea un limitante de esta ingesta, se han ido desarrollando sistemas que buscaban alimentar a las cerdas a voluntad, sin depender de que el granjero aumente o no el pienso.
Por eso, hace años, se desarrollaron sistemas donde las cerdas comían en tolva similares a las que se usan en las naves de engorde.
Aunque muchos de estos sistemas se basaban en llenado manual o directamente desde el sistema de distribución de pienso, estos sistemas funcionaban mejor cuando se asociaban a un dosificador (ver foto 3).
El principal problema de estas tolvas era el desperdicio de pienso, pues era complicado conseguir limitar la cantidad de pienso que las cerdas hacia caer, se lo comiesen o no.
Si la tolva incluía el agua dentro, aún se incrementaba más el desperdicio de pienso. Si el agua estaba en una cazoleta totalmente a parte, se limitaba el consumo al no conseguir ingestas adecuadas de agua.
Aunque no es objeto de este artículo hablar sobre el consumo del agua, no podemos olvidar que cualquier sistema de alimentación fracasará si no va unido a algún sistema de suministro de agua que garantice un consumo adecuado de agua (la cerda consume hasta 40 litros de agua en maternidad).
En los últimos años se han desarrollado sistemas como la alimentación ad libitum con mecanismos tipo bola o, últimamente, los sistemas con dosificación electrónica, que serán objeto de nuestra atención en el próximo artículo.