La planta procesadora es el eslabón clave para el éxito

Dennis DiPietre
04-sep-2018 (hace 6 años 3 meses 18 días)

El aumento estructural del 4%, o más, de la producción anual total que ha tenido lugar este año en EEUU ha presionado al status quo global, elevando la competitividad para todos los países cuyo futuro requiere un crecimiento sostenido a través de las exportaciones. La capacidad para capturar la creciente demanda global, impulsada por el aumento de los ingresos, requerirá una constante mejora en la competitividad, que no consiste sólo en bajar los costes de producción o procesado (aunque evidentemente sigue siendo básico). La resiliencia económica ante los picos de exceso de oferta, la escasez de inputs, la aparición repentina de enfermedades que imposibilitan la exportación (como la PPA) la renegociación imprevista de antiguos acuerdos comerciales o los conflictos belicosos regionales que realinean a los socios comerciales, etc. será el factor determinante del éxito a largo plazo.

Vamos a retomar, una vez más, el papel del procesador como eslabón clave para la resiliencia económica a largo plazo en la lucha de los países por una zona rentable en el creciente comercio mundial de la carne de cerdo. Empezamos por aquí porque vemos una especie de batalla épica a cámara lenta entre los países productores de carne de cerdo para hacerse con una posición rentable, creciente y duradera en el mercado de las exportaciones. Esto no puede conseguirse sólo a través de una producción eficiente y de alta calidad, ya que hace falta que, tanto el segmento de la producción como el del procesado, asuman las características de una empresa conjunta y bien engrasada. No es imprescindible que tengan el mismo propietario (lo que, de todos modos, no asegura el éxito), pero ayuda, ya que las antiguas tradiciones de la industria y el pensamiento en grupo están muriendo lentamente.

Nos referimos al procesador como eslabón clave porque sólo desde este punto privilegiado puede capturarse todo el espectro de información, mirando tanto hacia atrás (producción de animales vivos y canales) como hacia adelante (compradores finales). Desde este punto central puede utilizarse o transmitirse la información a medida que se va conociendo. Para el productor, independientemente de su eficiencia, es básico alinearse con un procesador que haya demostrado que es un actor exitoso y resiliente a largo plazo, con acceso al mercado global (ya sea directa o indirectamente).

¿Cuáles son algunas de las formas en las que el binomio productor/procesador puede promover, o no, la resiliencia a largo plazo? La primera y más importante característica que debe tener un procesador es estar dispuesto a compartir con los productores de un modo transparente la información obtenida durante el sacrificio. Esto incluye datos tan críticos como el peso individual y la calidad. Además, ¿tiene la voluntad de ayudar al productor para que consiga información sobre sus cerdos que le pueda servir para hacer inversiones a largo plazo, más precisas, en tecnología, genética y características de la canal que puedan producir un producto premium para el mercado doméstico y global? Esta es una característica que sólo se suele ver en cadenas coordinadas donde los productores son propietarios de la planta procesadora. En las cadenas más atrasadas, se retiene la mayor parte de la información porque se cree que el productor la utilizará contra la competitividad del procesador.

En cuanto al precio, que el procesador presente un simple esquema de precios por pesos y calidad al productor es una condición necesaria pero insuficiente para un éxito a largo plazo para ambas partes. Con frecuencia, estas matrices de precios se construyen a partir de la distribución anual o trimestral de todos los cerdos recibidos y están diseñados para presionar a todo el grupo en la dirección que más le interesa al procesador. Un gran productor dentro de este grupo puede no compartir las mismas características medias (pensemos en el peso medio al sacrificio de los animales y en la variación en los pesos de las canales vendidas) de todo el grupo, por lo que estará recibiendo un beneficio diluido tanto por su producción como compensaciones por sus mejoras. Además, algunas matrices de precios incluyen incentivos/penalizaciones para el productor que, en última instancia, sólo reducen el coste del procesador, en lugar de mejorar el valor final. Un coste que podría haberse reducido mediante una mejor administración o reinversión en tecnología del procesado.

Algunas empresas simplemente se niegan a compartir la información del sacrificio con los productores excepto en forma agregada (peso total y precio/cabeza medio), otros la proporcionan en formatos no electrónicos, que son engorrosos para trabajar. Otros la proporcionan en intervalos que no son oportunos para ajustar la competitividad.

Finalmente, hay procesadores que están estructuralmente separados de sus proveedores de cerdos, estos sistemas están por todo el mundo y utilizan intermediarios o tratantes que compran los cerdos y los llevan a los mataderos de su elección. Este tipo de intermediarios bloquean casi toda la información útil para los productores. Los tratantes bloquean la información crítica en ambas direcciones y limitan la futura competitividad tanto del productor como del procesador. Este tipo de mercados cumplieron una función importante y necesaria de ensamblaje en el pasado, pero actualmente sólo funcionan en cadenas pequeñas, localizadas y subdesarrolladas.

Las cadenas regionales deben desarrollar la resiliencia económica para ganarse un sitio en la futura industria mundial del cerdo. El procesador es la pieza clave para el éxito. Los días de "esconder la pelotita" para mantener su ventaja han terminado. La ventaja económica de compartir información entre el binomio productor/procesador está siendo cada vez más aplicada por cadenas coordinadas que no están en las arenas movedizas de la tradición. Hay que moverse en esa dirección o habrá que afrontar un futuro cada vez más difícil.