Enfermedad de Glässer: actualización

Virginia Aragón
26-jul-2016 (hace 8 años 4 meses 26 días)

La enfermedad de Glässer sigue presente en las granjas porcinas, y la importancia de un diagnóstico preciso cobra más relevancia en el escenario actual, que persigue la reducción del uso de antibióticos. Esta enfermedad está causada por la bacteria Haemophilus parasuis, que produce poliserositis fibrinosa al invadir sistémicamente a su único huésped conocido, la especie porcina. Pero H. parasuis no es la única bacteria capaz de producir este tipo de lesiones en el cerdo y de ahí la importancia de realizar un diagnóstico diferencial para identificar la causa exacta de las lesiones observadas, y por lo tanto de la enfermedad. La identificación del agente causal permite tomar medidas preventivas independientes de antibióticos, como realizar un programa de vacunación; o si se necesita usar antibióticos elegir uno que sea eficaz contra la cepa aislada. La enfermedad de Glässer tiene mayor incidencia en los lechones en la fase de transición, una fase llena de estrés para los animales por el destete reciente y la adaptación a una nueva alimentación, el transporte y la mezcla con otros animales.

Las lesiones típicas de poliserositis en lechones de transición pueden ser debidas a varias bacterias. El aislamiento bacteriano a partir de las lesiones constituye la mejor confirmación de su causa, y permite realizar pruebas complementarias de caracterización de la cepa, como determinar su virulencia mediante PCR (Olvera et al., 2012) o realizar un antibiograma. El diagnóstico diferencial incluye principalmente Streptococcus suis, aunque en la actualidad también se está cuestionado el papel de Mycoplasma hyorhinis en estos cuadros clínicos. Algunos casos identificados por el veterinario clínico como enfermedad de Glässer han resultado ser causados por Mycoplasma hyorhinis (figura 1). La incorrecta presunción de estos casos como causados por H. parasuis basándose sólo en la observación de signos clínicos y lesiones de poliserositis puede llevar a realizar una terapia antimicrobiana no efectiva, que obliga frecuentemente al uso de varios antimicrobianos. El abuso de estos compuestos terapéuticos produce disbiosis en los animales, que quedan más vulnerables a agentes secundarios. Así, el uso inadecuado de los antibióticos no sólo no cumple las expectativas terapéuticas sino que además pueden suponer un riesgo para la salud de los animales.

 

oliserositis fibrinosa en un lechón de transición

Figura 1. Poliserositis fibrinosa en un lechón de transición. En las lesiones no se detectó Haemophilus parasuis, sino Mycoplasma hyorhinis, que fue aislado por cultivo del líquido abdominal y del líquido pericárdico.

 

La implementación de vacunas también necesita un diagnóstico completo previo, con la correcta identificación y caracterización del agente causal. Si realizamos un diagnóstico de enfermedad de Glässer basado en las lesiones de poliserositis pero éstas lesiones son realmente debidas a otra bacteria, como M. hyorhinis o S. suis, es evidente que la vacunación frente a H. parasuis no ayudará a resolver la enfermedad en la granja. La identificación en el laboratorio del agente causal debe ser siempre un paso obligado para elegir la terapia más precisa y el control más adecuado de cada enfermedad. Además, dada la variabilidad de especies bacterianas como H. parasuis, la caracterización de la cepa que está causando la enfermedad en cada caso puede ser de gran importancia. Recientemente, el desarrollo de la serotipación mediante PCR ha constituido un avance tecnológico que permite a cualquier laboratorio de diagnóstico la determinación del serotipo de la cepa de H. parasuis aislada (figura 2; Howell et al., 2015). Esta técnica solventa el problema de la escasez de laboratorios capaces de realizar la serotipación de H. parasuis por técnicas clásicas serológicas. Además, esta técnica constituye una herramienta esencial para la implementación de vacunas, ya que las vacunas comerciales existentes proporcionan una protección dependiente de serotipo.

 

aracterización de los serotipos de Haemophilus parasuis

Figura 2. Caracterización de los serotipos de Haemophilus parasuis (1 a 15) mediante PCR. Howell et al., 2015.

 

Los agentes que causan frecuentemente poliserositis en lechones de transición son colonizadores tempranos del tracto respiratorio superior de los lechones. Las madres son el origen de estas infecciones y su estado inmunológico e infectivo es esencial para el mantenimiento de la infección en la granja. En el caso de H. parasuis, es muy claro que existen cepas no virulentas, que se pueden aislar de lechones sanos. La colonización por estas cepas puede proteger frente a una infección posterior con cepas virulentas (Brockmeier et al., 2013). Estos datos apoyan el uso de la colonización artificial de los lechones con cepas no virulentas bien caracterizadas para controlar la enfermedad de Glässer. Ésta es una estrategia que merece más estudio, ya que supondría una alternativa natural al uso de antibióticos.

Finalmente, el resultado clínico de las infecciones por H. parasuis dependen en gran medida de la virulencia de las cepas de esta bacteria, pero también de la presencia de otros patógenos en la granja. Así, no resulta extraño la aparición de casos de poliserositis asociados a infecciones de gripe o PRRS. En estos últimos casos es recomendable controlar el agente primario, el virus, que con su infección está produciendo una inmunosupresión que facilita la infección secundaria por la bacteria, en este caso H. parasuis.

En conclusión, la realización de un diagnóstico completo y ajustado es esencial para el control de la enfermedad de Glässer, que se facilita con nuevos desarrollos tecnológicos que permiten determinar de forma fácil la virulencia y el serotipo de las cepas de H. parasuis.