China y la ganadería de precisión

Dennis DiPietre
31-may-2016 (hace 8 años 5 meses 22 días)

En los últimos pocos meses, he tenido un par de ocasiones de pasar algún tiempo con los mayores y más exitosos productores porcinos de China. Me ha recordado la excitación y la energía que se respiraban en Estados Unidos durante los 1990s, cuando se pasó a una producción confinada que se convirtió en un negocio muy moderno y especializado.

Mucho de esto es lo que está sucediendo en China actualmente, pero a una escala mayor, y puedo afirmar que las personas clave que están creando esta expansión desde diversas empresas tienen unas capacidades y un talento increíbles, con una energía aparentemente ilimitada. Las oportunidades para los jóvenes que acaban de salir de las mejores universidades agrícolas de China son casi iguales, o mejores, que las de los que están entrando a trabajar en los bancos de inversión en Beijing y Shanghai. Ya que gran parte de la producción a gran escala de China está en manos de empresas que han salido a bolsa para financiar la gran inversión necesaria para, por ejemplo, las próximas 100.000 cerdas, su situación financiera, informes financieros y sus planes de indemnización están al mismo nivel que las de las grandes empresas no agrícolas. He tenido el privilegio de asistir a varias comidas con algunos de estos propietarios y sus gerentes y nuestro intercambio fue tan delicioso como inspirador y muy informativo.

En este momento están disfrutando del doble beneficio de unos precios del cerdo estratosféricos debido a la consolidación del censo de cerdas y a que la producción a la vieja usanza, menos productiva, ha cedido ante la presión de un largo periodo de precios muy bajos y grandes pérdidas. A esto cabe añadir la enorme demanda generada por la creciente renta per cápita y a que el volumen de negocio de la tecnología en China avanza a buen ritmo. Como todo el mundo ha experimentado en el actual mundo globalizado, incluso los mejores productores de China también tienen largos periodos en los que se pone a prueba su temple porque los precios están por debajo del coste de producción. Pero los mejores permanecen y se organizan durante los tiempos de vacas flacas para preparar su próximo crecimiento.

Tal como puede esperarse, se enfrentan a algunos desafíos muy importantes que serán difíciles de superar a corto plazo, pero ya están alcanzando el tamaño y la escala necesaria para que lo que necesitan para tener éxito sea negociado o producido satisfactoriamente. La mayoría de los desafíos a los que se enfrentan son problemas estructurales que son los que generan, y mantienen, una alta variabilidad en la producción. Las enfermedades, la velocidad de diagnóstico y el manejo de la bioseguridad, incluyendo el uso de muchas pequeñas granjas ya existentes de modo integrado, hacen que la predisposición genética a la variabilidad sea más manifiesta. Un crecimiento rápido implica una reestructuración casi permanente del manejo interno, la administración, el flujo de información, las estructuras de notificaciones y a esto hay que añadir el desarrollo de tecnologías de la información y que la atención desproporcionada sobre todo esto entorpece los esfuerzos en el manejo de la variabilidad. Debido a que la mayoría de las empresas cotizan en bolsa, la calidad y velocidad de la información es crucial para la supervivencia económica.

En el corto tiempo que he estado allí he tratado de convencerlos de que, independientemente del producto agrícola, el único futuro pasa por la agricultura de precisión. El camino hacia la precisión pasa directamente por la variabilidad pero la producción ganadera moderna se basa en conseguir unas elevadas producciones medias. Como todos sabéis, cuando la producción actual ha sacado a los cerdos del barro y los ha puesto en hormigón se ha conseguido un alto rendimiento, pero la tecnología todavía no permite la medición de informaciones individuales excepto en la fase de reproducción, donde se realiza un manejo individual de las cerdas. Obtener estas informaciones no sólo es imposible sino que, en muchos casos, no es recomendable. Por ejemplo, pesar cada animal a ciertos intervalos, salvo en casos excepcionales en los que los productores han conseguido dominar la tecnología de pesaje automático, implica generar una variabilidad adicional en el proceso productivo ya que el trastorno que se produce a los animales puede hacer que unos cuantos reduzcan su consumo durante un periodo prolongado. Estamos esperando unas tecnologías en las que el remedio no sea peor que la enfermedad.

Un popular sistema de registro de datos en EEUU actualmente ya proporciona tanto la media como la desviación estándar de la mayoría de parámetros reproductivos, lo que es un salto estupendo, ya que plantea la cuestión, le da credibilidad y proporciona un punto de partida en bruto, un auténtico almacén de información para investigadores y modelizadores. Creo que no podemos esperar a tener toda la información perfectamente recogida (consumo diario, pesos diarios, etc.), sino que tenemos que hacer lo mismo que el agricultor, confiar en modelos bio-económicos creíbles como primer paso. Estos modelos pueden proporcionar momentos importantes de "¡ajá!” que pueden guiar a los productores a tomar decisiones acertadas aunque no dispongan de los datos exactos e, incluso, aunque los modelos contengan incorrecciones razonables.

La variación en la producción comporta, inevitablemente, una variación en las ganancias y el despilfarro de los escasos recursos globales a un nivel que no será tolerado en un futuro próximo. Quizá no será un edicto del gobierno (aunque desde luego habrá muchos en este sentido) sino más bien serán los poderes económicos los que pondrán un precio a los productos básicos que quedará fuera del alcance de los sistemas que produzcan con mucha variabilidad, forzándolos a cambiar o a retirarse.

A largo plazo, los productores chinos tendrán que poder acceder a sus propias plantas procesadoras para romper la barrera de la información que dificulta la inversión de precisión en la fase productiva. Cuando el cerdo cambia de manos en el matadero hay un bloqueo comprensible, aunque inaceptable a largo plazo, del flujo de la información que dificulta la inversión de precisión a nivel de producción. Debido a que la mayor parte de la inversión realizada sobre el corte de carne que se sirve en la mesa del consumidor se produce en la fase de producción, con el tiempo se debe transformar en un proceso de precisión para alinearse con la esperada combinación de feroz demanda y recursos limitados.