Los nacidos vivos (NV) en el primer parto han sido recientemente descritos como un excelente predictor del rendimiento de una cerda a lo largo de toda su vida reproductiva, asegurando un mayor número de nacidos y una mayor longevidad (Iida, Piñeiro y Koketsu, 2015). Este hecho tiene implicaciones notables en la productividad de las granjas ya que disponer de un porcentaje mayor de este tipo de cerdas superproductoras repercutirá en la producción global de la explotación.
En cerdas ibéricas este efecto aún no ha sido estudiado, sin embargo, parece lógico que también esté presente. Por lo tanto, se ha comenzado a buscar indicadores de la existencia de este fenómeno también en cerda ibérica mediante un estudio preliminar que exponemos en este artículo.
Dicho estudio se ha comenzado con una base de datos que consta de 22 granjas y un total de 14.100 cerdas y de la cual, se seleccionaron los historiales completos de las cerdas que tuvieron su primer parto entre los años 2010 y 2013, lo que hace un total de 13.202 cerdas. De estas cerdas, se analizaron los indicadores claves de productividad según el nivel de prolificidad alcanzado al primer parto. Para ello, se agrupan estas cerdas en cuatro grupos en función de los NT:
El primer parámetro que se analiza es la prolificidad en los siguientes partos. El gráfico 1 muestra dicha distribución. Se observa cómo las cerdas con mayor prolificidad al primer parto la mantienen durante el resto durante toda su vida productiva.
Gráfico 1. Evolución de los NT en la vida productiva en función de los NT en el primer parto
El siguiente parámetro analizado es la Tasa de Partos (TP) por número de parto. El Gráfico 2 muestra dicha distribución, siendo respectivamente 78.5, 79.8, 81.9 y 83.4 % como media de su vida reproductiva, pero mostrando también una evolución consistente a lo largo del tiempo.
Gráfico 2. Evolución de la TP (%) en la vida productiva en función de los NT en el primer parto
Si se busca esta relación en el número de lechones destetados por parto (LDP), de nuevo se observa una media superior en las cerdas ibéricas hiperprolíficas que, en el resto, aunque es cierto que con el paso de los partos esta diferencia prácticamente desaparece. (Gráfico 3).
Gráfico 3. Evolución de los LDP en la vida productiva en función de los NT en el primer parto
De forma general, en los principales parámetros productivos, las cerdas de los grupos >9 lechones y 8-9, muestran los rendimientos mejores y más diferenciados entre sí, mientras que los grupos con 6-7 y <6 tienden a mostrar resultados no solo más pobres sino más similares, (Gráficos 4 y 5).
Gráfico 4. Valores la Tasa de Partos (TP) y los Días No Productivos (DNP) en función de los NT en el primer parto.
El parámetro que engloba todas estas diferencias anteriormente detectadas tanto en gestación como en maternidad, son los lechones destetados por cerda y año (LDCA) que podemos ver en el Gráfico 5.
Gráfico 5. Valores los Lechones Destetados/cerda y los Destetados/ cerda/año en función de los NT en el primer parto
Para los cuatro grupos estudiados, como podemos ver en la en ambos gráficos, las cerdas con una alta prolificidad durante su primer parto llegan a destetar entre 1 y 2 lechones más por año que el resto de cerdas, lo que puede suponer entre 6 y 12 lechones más destetados a lo largo de su vida productiva.
Aunque se trata de un trabajo preliminar, parece que la prolificidad en el primer parto también puede resultar un indicador fiable del rendimiento de la reproductora a lo largo de su vida, teniendo también influencia en parámetros aparentemente poco relacionados con la prolificidad, como la tasa de partos global, el intervalo destete-1ª cubrición medio o los DNP.
Por tanto, un correcto manejo en los primeros estadios de la cerda desde su llegada a la granja tendrá una gran influencia en el rendimiento global de las cerdas o, en otras palabras, “un buen primer parto con 8 o más lechones puede determinar un gran rendimiento de la reproductora el resto de su vida”.