El control del virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRSV) es una tarea compleja que incluye, por lo menos, cuatro líneas de acción diferentes: el diagnóstico, la monitorización de la granja, la bioseguridad y la inmunización. En general, la inmunización mediante la vacunación es el método más rápido y fácil para estabilizar una granja. Este artículo revisa el uso práctico de la vacunación frente a PRRSV.
¿Qué puedo esperar de la vacunación?
En muchos casos las vacunas frente a PRRSV inducirán sólo una “protección parcial” a los cerdos vacunados. Esto significa que los cerdos vacunados podrán infectarse si se exponen a una cepa de PRRSV suficientemente distinta a la de la vacuna, pero que su inmunidad controlará la infección más pronto y con más eficacia que si el animal no hubiera estado vacunado. Normalmente la vacunación proporciona una buena protección clínica contra la forma reproductiva (reducción de los abortos, momias, etc. causadas por el PRRSV) y una protección razonable para los lechones, lo que suele significar una reducción de la mortalidad y de las infecciones respiratorias secundarias.
En términos virológicos, la vacunación reduce la duración de la viremia en caso de que el animal vacunado se infecte y disminuye la excreción viral. De este modo, la vacunación puede contribuir a reducir la transmisión de la infección. Por lo tanto, la vacunación es útil para estabilizar la granja (detiene la transmisión vertical de las cerdas a los fetos durante la gestación).
Sin embargo, la reducción de la circulación viral tras la vacunación puede estar influenciada por la cepa. En general, las cepas de PRRSV más virulentas tienden a ser más capaces de superar la protección ofrecida por las vacunas.
Recuerda: Como la inmunidad conferida por las vacunas frente a PRRSv es parcial, la eficacia de una vacuna estará relacionada con la bioseguridad de tu granja. Como mayor sea el número de nuevas introducciones de virus, mayor será la probabilidad de que debas enfrentarte a una cepa distinta o más virulenta.
Vacunación frente a PRRSV: quién, cuándo y cómo
La vacunación frente a PRRSV puede utilizarse por cuatro motivos distintos: a) detener un brote; b) aclimatar a las cerdas de reposición; c) recordatorio para las cerdas o, d) inmunizar a los lechones. Vamos a revisar estos usos.
a) Vacunación de emergencia
Cuando se produce un brote reproductivo de PRRSV, la fase inicial dura entre 1 y 4 meses, dependiendo de las características de la granja, si no se lleva a cabo ninguna intervención. Por lo tanto, el objetivo principal debe ser minimizar el impacto de la enfermedad. Esto puede conseguirse mediante una vacunación de emergencia de las cerdas. Esta estrategia pretende inducir un nivel basal de inmunidad frente al virus en todas las cerdas presentes al mismo tiempo.
Para realizar una vacunación de emergencia con éxito deben tenerse varios puntos en cuenta:
b) Vacunación para aclimatar a las cerdas de reposición
La aclimatación de cerdas de reposición libres de PRRSV es mejor mediante la vacunación. Por esto debe considerarse siempre una primera vacunación con una vacuna viva y un análisis serológico de las nulíparas a los 14 días para ver si han sido correctamente vacunadas. En algunos casos, cuando la presión de infección en la granja de destino es elevada, puede considerarse una revacunación 4 semanas después de la primera y al menos 3 semanas antes de la primera inseminación. Si las cerdas de reposición son serológicamente positivas a PRRS debido a una infección previa en su juventud, una dosis única será suficiente (de nuevo con vacuna atenuada para asegurar una inmunidad elevada). Recuerda: la primera inmunización debe realizarse siempre con una vacuna viva.
Recientemente han salido a la venta dispositivos para la aplicación intradérmica de la vacuna en cerdas y cerditas de reposición. La vacunación intradérmica parece ser al menos equivalente a la vacunación intramuscular frente a PRRSV y ofrece ventajas respecto al manejo y sujeción de las cerdas y nulíparas.
c) Recordatorios para cerdas
La vacunación de recuerdo puede hacerse con vacuna viva o inactivada. En ambos casos los protocolos más habituales tienen en cuenta 3 (en algunos casos 4) vacunaciones/año, normalmente con aplicación en sábana. Para la selección de las vacunas, debe considerarse el propio riesgo de infección. Cuando la presión de infección es poco elevada, una vacunación de refuerzo con vacuna inactivada es una posibilidad a valorar si uno no quiere introducir un virus vivo en sus animales.
Si el protocolo no consigue mantener la inmunidad de la granja aplicando 3-4 vacunas al año, hay que revisar si se está haciendo algo mal (almacenamiento inadecuado de las vacunas, técnica de vacunación incorrecta...) ya que es una de las causas más comunes. Recuerda: la revacunación de cerdas ya positivas no siempre conlleva un aumento del ratio S/P en el ELISA.
d) Vacunación de lechones
La vacunación de lechones ha sido controvertida durante muchos años en muchos aspectos. Para entender cómo y cuándo puede ser de utilidad, es importante recordar que si nacen lechones virémicos la vacunación de esos animales no tiene utilidad. Además debe considerarse que al menos se necesitan 3-4 semanas para el desarrollo de la inmunidad. En otras palabras, la vacunación de lechones debe aplicarse cuando, en granjas estables frente a PPRSV, aparece un brote tras las 6-7 semanas de edad; si los destetados se infectan antes, el éxito de la vacunación será, probablemente, escaso.