La sola presencia de los dos microorganismos responsables de la rinitis atrófica no es suficiente para explicar las diferencias entre granjas en cuanto a la gravedad de las lesiones nasales. Las condiciones de la explotación, en sentido amplio, van a influir sobre la expresión de la enfermedad.
Los factores de riesgo se pueden agrupar en 3 categorías principales:
En este capítulo se presentan los principales factores de riesgo conocidos de la rinitis atrófica (según Jong, 2006, Penny, 1977 y Mc Caw, 1994).
Figura 1: Distribución de los principales factores de riesgo de la rinitis atrófica.
Factores ligados al tipo de explotación
Las condiciones que permiten la diseminación de los microorganismos entre los animales deben considerarse como factores de riesgo. Por tanto, se incluyen dentro de esta categoría las naves de gran tamaño.
De modo similar, determinado tipo de instalaciones, como los corrales con cerramientos de rejilla y los corrales grandes (mezclado importante de animales) agravan las contaminaciones cruzadas entre los corrales y entre los animales.
Por el contrario, estudios recientes realizados en Francia no han demostrado que haya existido en Francia, durante el año 2010, una relación entre la zona donde se sitúa la explotación y la presencia de rinitis atrófica. Del mismo modo, en explotaciones de mayor tamaño se observa un efecto más bien de mejoría en cuanto al impacto de la rinitis atrófica.
Factores ligados a las condiciones de producción
Al igual que para cualquier patología de tipo respiratorio, las constantes de ventilación son importantes para el control de la rinitis atrófica.
Así, una ventilación insuficiente o un volumen insuficiente de aire por animal/hacinamiento de los corrales constituyen factores de riesgo de rinitis atrófica, pero también lo contrario, es decir, una ventilación excesiva que suponga la existencia de corrientes de aire a nivel de los animales, agravará los síntomas de rinitis atrófica.
También se debe tener en cuenta la calidad del aire, en cuanto a la tasa de concentración de amoniaco, pero también en cuanto a la carga de polvo del aire inspirado (véase la Figura 2).
Figura 2: Relación entre la carga de polvo del aire inspirado y el porcentaje de lesiones nasales debidas a rinitis atrófica. Obsérvese la relación lineal y la elevada correlación (r=0,874).
Del mismo modo, la temperatura del aire inspirado influye sobre la irritación de la mucosa nasal y el desarrollo de los microorganismos responsables de la rinitis atrófica: una temperatura demasiado baja aumentará los riesgos, al igual que las oscilaciones térmicas diarias demasiado importantes dentro de las naves.
En definitiva, el incumplimiento de las normas de producción anteriores constituye un factor agravante típico de rinitis atrófica en la explotación. El sistema de producción en continuo, la ausencia de vacío sanitario post-destete y cebo, o la falta de limpieza y desinfección entre bandas representan también otros tantos factores de riesgo.
Factores asociados a los animales
Existen diferentes aspectos relacionados con los animales en sí que constituyen factores de riesgo de rinitis atrófica.
Tal y como se ha visto en el capítulo "Los agentes causantes de la rinitis atrófica: una banda muy organizada", la sensibilidad varía dependiendo de la edad. Así, los lechones lactantes y en fase de post-destete son más sensibles que los cerdos en cebo o las reproductoras.
Las patologías concomitantes también actúan como factores agravantes de la rinitis atrófica, citándose a continuación sólo las más conocidas, tales como las enfermedades víricas por PCV2, el PRRS o la influenza, así como las patologías bacterianas debidas a Bordetella bronchiseptica (Capítulo 2) o a Haemophilus parasuis.
También es motivo de alarma la presencia de portadores sanos, al igual que el contacto con otras especies que actúan como reservorio de microorganismos (carnívoros, bóvidos, aves …).
Se deben tener en cuenta asimismo otros aspectos referidos al manejo de los animales en la explotación.
Así, el mezclado de animales de distintas edades o de diferentes orígenes supone un riesgo. También debe efectuarse un seguimiento especialmente cuidadoso cuando surgen situaciones de desequilibrio en la explotación: aumento del número de animales, elevada tasa de reposición, e introducción de animales con un estado sanitario incierto o desconocido.
Finalmente, al implantar una prevención vacunal, si el control de la vacunación o el manejo de la toma de calostro no son adecuados, pueden actuar como factores de riesgo de aparición de rinitis atrófica, a pesar de las medidas que se hayan tomado. Existen otros factores de riesgo, menos importantes, que no se han abordado en este capítulo.
En resumen, los factores relacionados con el medio ambiente de los animales desempeñan un papel en la presentación de rinitis atrófica y en el nivel de gravedad de la enfermedad. La gestión sanitaria todo dentro-todo fuera y la marcha hacia delante disminuyen los riesgos, al igual que el cumplimiento de las normas zootécnicas y sanitarias y el manejo en bandas de modo estricto. |