A pesar de tener unos condicionantes parecidos, el índice de conversión de los mejores productores (25%) y de los menos eficientes (25%) puede llegar a diferenciarse en 0,42 puntos (DPP 2007).
La influencia que tiene la genética y la nutrición (formulación y fabricación del pienso) sobre el índice de conversión (IC) es clara; sin embargo, otras actuaciones más cerca de la producción diaria pueden suponer mejoras inmediatas en la eficiencia.
¿Por dónde empezamos?
En la tabla 5 se muestra el pienso que consume aproximadamente durante un año, en cada una de las fases, una explotación de 1000 cerdas incluyendo el engorde.
Tabla 5. Cálculo del consumo total de pienso en una explotación
Fase de producción | Pienso total (Tm/año) | % del total de pienso | Precio del pienso (€/Tm) | Coste del pienso (€) | % del coste |
Reproducción | 1140 | 17 % | 300 € | 342.000 € | 16 % |
Transición | 650 | 9 % | 470 € | 305.500 € | 15 % |
Engorde | 5110 | 74 % | 280 € | 1.430.800 € | 69 % |
Total | 6900 | 100 % | 350 € | 2.078.300 € | 100 % |
Viendo estos datos, es lógico dedicar el foco a mejorar la eficiencia en los engordes, donde se consume el 74% de todo el pienso aunque sin olvidar las otras fases de producción:
1. Separar sexos y alimentar en función del tipo de animal. A partir de la mitad de engorde, los machos castrados tienen menos necesidades de energía y proteína que las hembras y éstas, menores necesidades que los machos enteros. Si se separan al pasar al engorde y se alimentan en función de estas necesidades específicas el ahorro puede ser de hasta 1 €/cerdo (Willis 2004).
2. Alimentar a los animales por fases. Utilizar el mayor número de piensos durante el ciclo de crecimiento y engorde permite crear “trajes a medida” desde el punto de vista nutricional, y alimentar a los animales de forma escalonada. Así se consigue limitar los excesos (o deficiencias) que podemos tener cuando se usan menos piensos. Se mejora el aprovechamiento del pienso y se reduce el precio medio de éste ya que se están usando dietas más aproximadas a las necesidades reales. Como beneficio añadido, se reduce la excreción de nitrógeno y fósforo (Dourmad, 2007). Pasar de 2 a 4 piensos en el engorde puede suponer una mejora de más de 2 €/cerdo (Willis 2002).
3. Alojamiento/ambiente. Independientemente de las mejoras en bienestar y en sanidad de los animales, el rendimiento de éstos también se ve afectado positivamente por una densidad adecuada. Hay que recordar que la densidad óptima para un cerdo de engorde es incluso inferior a lo que marca la legislación (RD1135/2002) sobretodo en zonas y épocas calurosas.
En una prueba en la que se comparaba el rendimiento de hembras entre 22 y 115 kg de peso vivo alojadas a 0,65 o 0,74m2/animal se apreció una mejora en el IC del 2,3 %; lo que equivale a casi 1,5 €/ cerdo (Brumm 2004).
Otro aspecto a tener en cuenta es la temperatura ambiente, la siguiente tabla muestra el incremento de consumo de los animales por cada grado por debajo de su temperatura crítica inferior (TCI).
Tabla 1. Efecto del frío sobre el consumo de pienso
PV cerdo | Consumo extra (g/d) por cada grado ºC debajo de TCI | |
transición | 9 | 2,0 |
20 | 4,0 | |
engorde | 45 | 6,6 |
100 | 10,8 |
Adaptado de Baker 2004
4. Revisar y ajustar los comederos. Los comederos mal regulados pueden suponer grandes pérdidas. Los comederos deben revisarse a diario para:
Su cálculo es difícil pero se estima que si se ve pienso en el suelo del corral, estamos perdiendo hasta un 10% del pienso.
5. Diseñar programas de alimentación que incluyan un “presupuesto” de consumo de cada tipo de pienso por cerdo. Regularmente hay que revisar el consumo real de cada pienso y el crecimiento de los animales para identificar si se está usando más o menos pienso de un tipo. En función de estas evaluaciones se puede revisar el diseño del programa o bien actuar a nivel de granja para corregir malas prácticas.