Alimentación de cerdas de reposición

Jaume ComaJosep Gasa
02-ene-2008 (hace 16 años 10 meses 14 días)

La entrada de cerdas primerizas en el sistema productivo y las estrategias a seguir hasta completar su primera lactación es de vital importancia para la rentabilidad económica de la explotación de cerdas reproductoras ya que tienen un efecto directo sobre su posterior productividad y longevidad. La optimización de su vida productiva depende de la combinación de unas buenas estrategias de manejo nutricional, adaptación sanitaria y estimulación de su pubertad y de su cubrición.

Los parámetros objetivo en el manejo de la reposición deberían ser:

- una tasa de reposición < 50%, al menos en las mejores explotaciones.

- aparición de la pubertad a 26-28 semanas.

- edad promedio de la 1ª cubrición entre 30-34 semanas.

- un máximo de 5-6% de primerizas con ausencia de celo a las 32 semanas.

- tasa de partos de 85-90% con 12 nacidos vivos en el 1º parto.

- una vida productiva promedio de 4 ciclos.

Desafortunadamente esta no es la realidad en muchas explotaciones de forma que son frecuentes tasas de reposición superiores al 55-60%, con una consiguiente espiral de consecuencias nefastas.

Las distintas estrategias deben tener en cuenta las características fisiológicas clave de las líneas genéticas actuales que, fruto de la selección por contenido magro en el producto final, tienen un mayor tamaño corporal y menos reservas grasas. Muchas de las recomendaciones y prácticas habituales fueron establecidas hace 20 años con líneas genéticas más grasas. Por tanto, no contemplan los cambios metabólicos asociados a una mayor deposición magra y una falta de reservas grasas en las líneas actuales. Algunas de las recomendaciones tradicionales, especialmente en cobertura grasa, no son factibles actualmente y por tanto han dejado de ser válidas.

La estrategia de alimentación de las cerdas de reposición tiene como objetivo unos valores óptimos de peso, edad y reservas (magro: grasa) en el momento de la 1ª cubrición. Durante la gestación, el objetivo es que la cerda pueda completar su crecimiento materno, básicamente tejido magro, y llegar al primer parto en un buen estado corporal para afrontar la primera lactación. Corregir o compensar deficiencias o exceso de reservas una vez la cerda nulípara ha entrado en el proceso productivo es extremadamente difícil. Aunque las cerdas de las líneas magras actuales toleran mejor las pérdidas de proteína corporal para producir leche, es vital que la ingesta de energía y nutrientes sea máxima durante la primera lactación. Un estado catabólico excesivo tiene efectos nefastos sobre la productividad del segundo ciclo, el futuro reproductivo y la longevidad. Unos buenos resultados productivos y un buen estado corporal de la cerda primeriza en el momento del primer destete son prácticamente una garantía de productividad y rentabilidad de la explotación de cerdas reproductoras.

Es extremadamente difícil, por no decir erróneo, el realizar unas recomendaciones que sean válidas para todas las condiciones. La respuesta depende de la combinación de la línea genética, el tipo de instalación, el manejo de los animales y el programa de alimentación en cada granja. El enfoque correcto es establecer unos valores objetivos de los factores a controlar (peso, edad, profundidad de lomo y espesor de grasa) y partiendo de los resultados obtenidos en la explotación, modificar el nivel de alimentación y los niveles nutricionales a fin de conseguir que los resultados obtenidos se acerquen a los valores objetivos.

Recomendaciones actuales sobre las condiciones óptimas de las cerdas en el momento de la 1ª cubrición. Por orden de importancia:

Peso (alto contenido magro)
135-155 kg
Número de estro
Edad
Promedio = 230 d (Rango= 190-260 d)
GMD de nacimiento a cubrición
600-800 g/d
Grasa dorsal (P2) 15-17 mm

Un enfoque radicalmente distinto en la estrategia de la reposición es el recomendado en Dinamarca. En el sistema danés de primerizas, se recomienda la cubrición de la nulípara con + 160 kg de peso vivo y nueve meses de vida (+ 270 d), posiblemente en su 4º o 5º celo. De esta manera se consigue una reposición con importantes reservas y una cerda primípara muy resistentes al estrés de lactación, de manera que se aumenta el tamaño de la 1ª y probablemente la 2ª camada. En contrapartida, se aumenta el nº de días no productivos hasta el 1º parto.

En definitiva, la rentabilidad económica de cada estrategia de reposición debe evaluarse teniendo en cuenta la situación de partida, el tipo de genética, los costes de la explotación y las mejoras obtenidas en productividad. En función de las características específicas de la explotación se deben adecuar o modular las estrategias a seguir.