Cuadro clínico de la ileítis

Pedro Rubio NistalAna Carvajal
25-abr-2007 (hace 17 años 6 meses 21 días)

La EPP puede manifestarse clínicamente de dos formas diferentes, pero nunca cursa de forma inaparente. Ya que en la producción porcina, la definición más aceptada de enfermedad es “todo aquello que hace que la producción sea menor que la óptima”. En este sentido, la infección por Lawsonia intracellularis siempre causa enfermedad aunque, en algunas ocasiones, los signos clínicos no sean muy manifiestos y solo sean detectables en aquellas granjas que llevan un control estricto de parámetros como el índice de conversión y la ganancia media diaria.

El cuadro clínico de la EPP puede verse agravado o atenuado en función de diversos factores. Como en cualquier otra enfermedad, el estrés, del tipo que sea, es un factor agravante. La alimentación también puede modularlo en buena medida: los piensos con baja digestibilidad ileal, bien por su composición o bien por una molienda muy grosera de las materias primas agravan los signos clínicos, que también son más graves cuando hay un tránsito demasiado rápido en el intestino delgado causado por una molienda excesiva o por errores de granulación. Los cambios de dieta bruscos o frecuentes son perjudiciales porque no hay tiempo de adaptación de la fisiología digestiva y empeora la digestibilidad.

Un factor importante en el desencadenamiento de cuadros clínicos más graves de EPP es la presencia de otras infecciones digestivas. Durante los años 2002 y 2003 hemos analizado muestras de heces de cerdos adultos con diarrea de 219 brotes de diarrea en granjas en todo el territorio español. En el 46% de los casos se detectó Lawsonia intracellularis en las heces mediante PCR y en algo más de la mitad de ellos había infecciones mixtas en las que, además de L. intracellularis se encontraban otros agentes como Brachyspira hyodysenteriae, B. pilosicoli o diferentes serotipos de Salmonella enterica. Por tanto, las infecciones mixtas son muy comunes y, en consecuencia, los cuadros clínicos pueden ser más difíciles de reconocer.

Se describen dos formas clínicas de la EPP totalmente diferentes en su presentación.

Forma crónica

La forma crónica de la EPP es la más común en las granjas infectadas y se ha denominado también adenomatosis intestinal porcina o enteritis proliferativa.

Tiene un periodo de incubación que varía de 1 a 2 semanas, en dependencia de la dosis infectante y de la edad de los cerdos, y se manifiesta con mayor frecuencia entre el final de la fase de transición y la mitad de la fase de cebo, es decir, entre las 8 y las 18-20 semanas de edad, aunque esta edad puede variar en cada granja en función de la epidemiología de la infección en ella. En la forma crónica de la enfermedad, la mortalidad es nula o muy baja, no superando prácticamente nunca el 5%.

La forma crónica de la EPP cursa con un cuadro clínico muy variable, que depende principalmente de la edad de los cerdos infectados de las condiciones de alojamiento (que van a determinar la dosis infectante), de la alimentación (composición, cambios, etc.), así como de la presencia de otras enfermedades, sean estas digestivas o de otro tipo.

En los casos más leves, los signos clínicos son difíciles de reconocer por los medios clásicos, teniendo que recurrir a los programas de gestión informática de la granja, ya que no va a haber más que un ligero deterioro de la ganancia media diaria (GMD) con un aumento del índice de conversión (IC). Se notará también aumento de la desigualdad en los lotes de cerdos que se mantiene hasta el final del cebo. Si se hiciera la necropsia de estos animales, solo se encontrarían lesiones leves en el intestino.

Fig. 1. EPP crónica: heces diarreicas con restos de pienso sin digerir.

Cuando los signos son más evidentes, puede observarse una anorexia más o menos marcada, de forma que los cerdos se aproximan a las tolvas pero no comen o tienen un consumo de pienso bastante menor de lo habitual. Hay además apatía y las heces contienen restos de pienso sin digerir y van siendo cada vez menos consistentes hasta hacerse en la mayor parte de los casos muy pastosas, con aspecto de cemen to blando, y, en algunos cerdos, totalmente diarreicas (fig. 1).

Si bien los signos clínicos pueden manifestarse a los 7 días postinfección (d.p.i.), la enfermedad suele ser más manifiesta a partir de los 14 d.p.i. y se mantiene así habitualmente hasta los 28 d.p.i. en que empiezan a remitir, recuperándose poco a poco la consistencia normal de las heces. Estos signos no afectan por igual a todos los cerdos del lote, sino a un porcentaje que suele estar entre el 10% y el 50% de ellos.

En el caso de haber signos clínicos muy manifiestos, el deterioro de la GMD es más elevado y oscila entre el 5% y el 20%, si bien en infecciones experimentales se han medido disminuciones de la GMD de hasta el 33%. Del mismo modo, el IC aumenta normalmente entre el 5% y el 20% y, en infecciones experimentales, hasta un 31%. Otro efecto importante de la EPP es la desigualdad de los cerdos. En los lotes afectados, además de retrasarse la salida a matadero, queda un porcentaje de cerdos por debajo del peso adecuado que deben ser vendidos como saldos con el descuento correspondiente en el precio.

Esta forma crónica puede manifestarse anatomopatológicamente con tres cuadros diferentes denominados adenomatosis intestinal, enteritis necrótica e ileítis regional que serán tratados en al apartado correspondiente.

En muchas ocasiones la forma crónica se complica con otras infecciones concurrentes sobre todo por distintos serotipos de Salmonella enterica, Brachyspira hyodysenteriae, B. pilosicoli, E. coli o Campylobacter spp, siendo frecuentes en España los casos en los que se encuentran implicados más de dos de estos agentes. Las infecciones mixtas originan cuadros con signos clínicos más graves y con aumento de la mortalidad.

Forma aguda

La forma aguda de la EPP se observa en las granjas con mucha menos frecuencia que la forma crónica y tiene un cuadro clínico completamente diferente. La mortalidad es mucho más elevada que en la forma aguda. Normalmente no supera el 50%, pero nosotros hemos diagnosticado al menos un caso en que alcanzó el 70% de los cerdos, en este caso cerdas de reposición, del lote afectado.

No está claro por qué la EPP aparece en unas ocasiones en forma aguda y la mayor parte de las veces lo hace en la forma crónica. La opinión más extendida es que la forma aguda se da cuando se infectan cerdos adultos que no habían tenido ningún contacto previo con Lawsonia intracellularis con dosis muy altas de esta bacteria. A favor de este hecho está el que la forma aguda de la EPP se observa casi siempre en cerdos adultos. Suele verse al final del cebo o bien en reproductores, sobre todo cuando llegan a una granja infectada cerdas de reposición sin ninguna inmunidad y se colocan en un ambiente muy contaminado.

En cuanto al cuadro clínico, ocasionalmente es hiperagudo, muriendo algunos cerdos de forma súbita sin manifestar signos clínicos evidentes más que palidez del cadáver, a veces acompañada de eliminación de heces oscuras con aspecto parecido al alquitrán por el recto (fig. 2). Normalmente se observa un cuadro agudo, en el que el primer signo clínico es una diarrea con heces sanguinolentas o con heces oscuras, también con aspecto de alquitrán, debido a que la sangre en las heces está más o menos digerida (fig. 3). Tras esta diarrea comienzan a morirse un porcentaje elevado de los cerdos afectados que, como decíamos, puede llegar a alcanzar el 70%, aunque normalmente la mortalidad se mantiene entre el 15% y el 50%.

Fig. 2. EPP aguda: cadáver pálido con eliminación de heces con aspecto de alquitrán. Fig. 3. EPP aguda: eliminación de heces sanguinolentas.


Estos signos clínicos duran unos días en los lotes afectados y después, los cerdos supervivientes se recuperan en un tiempo de alrededor de 7-10 días. En algunos casos los cerdos recuperados no tienen una pérdida importante de la condición corporal, pero en otros casos algunos cerdos quedan gravemente afectados teniendo que ser eliminados.

En ocasiones las cerdas gestantes afectadas por esta forma clínica pueden abortar como consecuencia de la alteración del estado general y no por acción directa de la bacteria en el aparato genital, ya que es una infección restringida al aparato digestivo.