Marc Vilamajó Giol. Biólogo. España.
20-abr-2007 (hace 17 años 8 meses 4 días)Cuando desinfectamos lo hacemos para eliminar una serie de microorganismos que creemos que pueden alterar las condiciones sanitarias que deseamos para nuestro entorno o para nuestros animales. Para ello utilizamos la limpieza y los desinfectantes, aquellas sustancias químicas sintetizadas para la destrucción de los microorganismos. Con este básico principio se ha desarrollado desde hace muchos años la lucha contra la transmisión de enfermedades entre hombres y animales.
Al concepto desinfección debería sumarse el de limpieza dado que no puede entenderse una buena desinfección sin una limpieza previa, ya no solo porqué la eliminación de microorganismos se dé tanto por métodos químicos como físicos, sino porqué toda la materia orgánica que pueda permanecer sobre una superficie a desinfectar puede esconder microorganismos sobre los que el desinfectante no actuará, simplemente porqué no llegará a entrar en contacto con ellos.
Por esta razón, un buen protocolo de limpieza y desinfección implica la retirada de toda materia orgánica más gruesa, la posterior aplicación de productos detergentes para que estos disuelvan y desincrusten la suciedad, y con un posterior aclarado se arrastre toda la materia orgánica, principalmente las grasas, que pueden esconder microorganismos.
Como todo, con el tiempo, la desinfección (e incluso la limpieza) se ha ido perfeccionando, y ha pasado a formar parte de la forma más preventiva del control sanitario.
Y a pesar de que la desinfección resulta indispensable, algunos de los desinfectantes utilizados, o de los potenciales agentes desinfectantes, resultan peligrosos para la salud de los que los manipulan, de los animales que están sometidos a su efectos, y de los que trabajan con estos animales. La actividad residual tóxica o incluso el efecto carcinógeno de algunos de estos elementos residuales, determinan algunas restricciones en el uso de agentes desinfectantes.
Debe tenerse en cuenta que el nivel de desinfección necesario será distinto en función de los organismos que queramos eliminar. La siguiente figura muestra las formas de microorganismos que podemos controlar con procesos de desinfección, ordenados de mayor a menor intensidad de desinfección para su control:
Priones | Desinfección y esterilización en condiciones especiales | ||
Esporas bacterianas | |||
Virus sin envoltura | Alto nivel de desinfección | ||
Hongos | |||
Formas vegetativas bacterianas | Bajo nivel de desinfección | ||
Virus con envoltura |
Para llevar a cabo estas desinfecciones contamos con distintos grupos y formulaciones de agentes químicos. Los principales grupos de productos desinfectantes y sus características principales son:
Formaldehídos
Desinfectante bactericida, con poco poder de penetración, cuya actividad aumenta con la temperatura. Activos frente a bacterias Gram +, Gram – , hongos, y poco activos frente a virus. En exposiciones muy largas y concentradas puede ser activo frente a esporas.
Su acción es lenta, por lo que deberemos contar con espacios de tiempo prolongados para que su actuación sea eficaz. Actúa sobre las proteínas produciendo su desnaturalización , y por alquilación de los ácidos nucleicos.
Incompatibles con fenoles, agentes oxidantes, amoníaco y productos alcalinos.
Sus vapores son irritantes para los ojos y las mucosas en general, y son potencialmente carcinogénicos.
Glutaraldehídos
Bactericida de potencia alta, activo frente a virus, micobacterias y algunos hongos.
El tiempo de acción es rápido, actuando de 20 a 40 minutos. Presenta la característica que en solución es activo durante algunos días, por lo que puede utilizarse de modo efectivo en pediluvios y badenes de desinfección.
Como el resto de aldehídos es tóxico por el contacto con las mucosas del tracto respiratorio y con el contacto reiterado con la piel. Utilizarlo con agua caliente puede producir vapores tóxicos.
Los glutaraldehídos son tres veces más fuertes que los formaldehídos, pero poseen menor estabilidad. Actúan interaccionando con las proteínas de membrana o de la pared bacteriana y de los hongos. La intervención en la pared celular desencadena modificaciones en la actividad celular como la síntesis proteica, de ADN o ARN, lo que produce la muerte celular.
Hipoclorito
Desinfectante bactericida de alta potencia activo frente a Gram + o Gram -, virus y esporas.
Su velocidad de actuación es rápida, aunque no sostenida. Es el desinfectante más generalmente utilizado en la limpieza general de zonas de actividad humana, en la potabilización de aguas, en sistemas de control de legionela, etc.
Se inactiva en presencia de mucha materia orgánica, por lo que su utilización hace muy necesaria una previa limpieza profunda. Algunos de ellos han sido formulados con agentes detergentes que, sin minimizar su acción biocida, han potenciado su capacidad de penetración.
Se muestra corrosivo frente a metales, caucho y algunos plásticos, y es muy irritante para las mucosas y la piel.
Este producto presenta una combinación de baja toxicidad, facilidad de manejo y bajo coste, que lo hace uno de los desinfectantes más utilizados desde hace mucho tiempo.
Su modo de acción se basa en que el cloro es un elemento electronegativo, lo que provoca la oxidación de las uniones peptídicas, desnaturalizando las proteínas. En su dilución en agua produce ácido hipoclórico que ha mostrado capacidad de variar la permeabilidad de la membrana celular, reducción de la síntesis de ATP e inhibición de la respiración celular.
Compuestos fenólicos
Son activos frente a Gram + y mucho menos frente a Gram - y algunos hongos, y según la composición frente a virus.
Algunos derivados fenólicos son incompatibles con detergentes catiónicos, y son fácilmente absorbidos por materiales porosos y gomas, e incluso algunos tipos de plástico pueden inactivarlos.
Son productos muy irritantes para las mucosas, incluso después de su aclarado en agua, que desprenden un fuerte olor y pueden ser muy colorantes.
Agentes oxidantes; peróxido de hidrogeno
Son activos frente a bacterias Gram + y Gram -, frente a virus e incluso, en condiciones de uso especiales, frente a esporas. No es un buen fungicida, y se muestran resistentes a bajas concentraciones de estos productos, los organismos que sintetizan catalasa.
Se inactiva rápidamente, en contacto con la materia orgánica, la luz o incluso el aire.
Una de las grandes ventajas de este tipo de producto es su alta actividad oxidante, y su baja residualidad, dado que el producto se descompone dando lugar a agua y oxígeno.
Su modo de acción es mediante la desnaturalización de lípidos y proteínas, lo que conduce a una desorganización de las membranas.
Capacidades bactericidas, virucidas o esporicidas en su uso como desinfectantes | |||||||
Virus con cápside | Bacterias Gram + | Bacterias Gram - | Hongos | Virus sin cápside | Micobacterias | Esporas | |
Alcohol etílico | Buena | Buena | Buena | Variable | Buena | Buena | Insuf. |
Alcohol isopropílico | Buena | Buena | Buena | Variable | Insuf. | Variable | Insuf. |
Formaldehído | Buena | Buena | Buena | Buena | Variable | Buena | Variable |
Gluteraldehído | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena |
Gluteraldehído fenolado | Buena | Buena | Buena | Variable | Buena | Variable | Buena |
Hipoclorito | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena | Variable | Buena |
Compuestos de amonios cuaternarios | Buena | Buena | Insuf. | Insuf. | Insuf. | Insuf. | Insuf. |
Peróxido de hidrógeno | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena | Buena |
Disponemos de una gran cantidad de desinfectantes, de tipos y acciones muy distintos, por lo que podemos programar diferentes planes y rutinas de desinfección, en función de los materiales de los que disponemos, de los problemas que reinciden en nuestras instalaciones, de los usos puntuales (desinfección de vehículos, pediluvios de acceso a naves, desinfección de zonas vacías en periodos prolongados, etc.), e incluso de la rotación necesaria de productos para no crear resistencias que, a la larga, nos van a complicar todavía más la sanidad que estamos intentando controlar.