Abstracts - Nutrición

Las isoflavonas son compuestos difenólicos que, a dosis adecuadas en las dietas de acabado, pueden mejorar el porcentaje de magro de la canal.

Los piensos con altos niveles de ácido ascórbico mejoran el crecimiento de los lechones a los diez días post destete y reducen los niveles hepáticos de vitamina C.

La incorporación de arginina y glutamato a la dieta mejoró el desarrollo intestinal de lechones, lo que parece indicar que estos aminoácidos pueden ser un complemento interesante para dietas post-destete.

El ácido fólico es un nutriente que afecta la viabilidad del lechón, es posible manipular sus niveles a través de la dieta materna durante la gestación y lactación.

Los garbanzos pueden considerarse como una fuente de proteína y energía para lechones dado su buen balance aminoacídico y cantidad de grasa, pero se conoce muy poco acerca de su utilización digestiva.

La suplementación con cloruro aspartato de magnesio durante el último mes y medio de cebo mejoró el crecimiento diario de los cerdos pero empeoró la calidad de la carne en animales con predisposición genética (Nn) al síndrome del estrés porcino

Modular el crecimiento de la cerda antes de la pubertad modificando los niveles de fibra de la ración puede alterar el crecimiento mamario durante la primera gestación y variar el rendimiento en lactación.

La suplementación de piensos de lechones con dosis moderadas de L-Carnitina (entre 25 y 100 ppm) mejoró el índice de transformación y, sólo en un experimento, la ganancia media diaria.

La utilización de dietas de gestación desequilibradas en determinados ácidos grasos esenciales como el ácido araquidónico (AA) y el docosahexenoico (DHA) podría ser causa de baja viabilidad postnatal y crecimientos deficientes.

La inclusión de aromatizantes en el pienso para lechones mejora los rendimientos durante la transición de leche materna a la dieta prestarter y también de la dieta prestarter al pienso starter.

Distribuir dietas con altos contenidos en fibra a cerdas gestantes supone tener animales más saciados, menos excitables. Sin embargo hay que valorar también el impacto medioambiental.

Conocer los desequilibrios nutricionales que provoca un ambiente caluroso puede ser de utilidad para mitigar los efectos negativos del excesivo calor en las cerdas en lactación.

El tipo de comedero y el tamaño de partícula del pienso afectan el rendimiento productivo y otras características de los cerdos en acabado entre 50 y 110 kg de PV.

El NRC llevó a cabo un estudio donde se evaluaron las mejoras que suponía la incorporación de ZnO en la dieta para lechones en transición.

La aplicación de programas de alimentación de calidad para lechones recién destetados es una garantía de buenos resultados productivos durante la transición pero no siempre se asocia a mejores rendimientos al final del engorde.

La harina de copra es una fuente potencial de energía barata para cerdos de cebo pero hay que formular con cautela para que no quede penalizado el crecimiento.

El tipo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga aportados en la dieta del verracos afecta su calidad seminal y su rendimiento reproductivo “in vivo”.

La dietas con alto contenido en fibra inducen cambios de comportamiento que son indicativos de un grado superior de saciedad y por tanto mayor bienestar.

Para obtener un rendimiento óptimo de las cerdas reproductoras, aparte de la genética, la nutrición durante el desarrollo también es un factor decisivo.

El año 1996 se realizó una encuesta en EE.UU. entre los principales productores de cerdos para conocer el manejo de la alimentación que se llevaba a cabo durante el crecimiento y el engorde.

El destete es aún un momento crítico en la producción porcina, pero mediante la alimentación líquida antes y después del destete se pueden obtener importantes mejoras.

Tras el destete los lechones sufren un desequilibrio intestinal importante, recientemente se ha estudiado si la incorporación en la dieta de Fructooligosacáridos y B. longum puede paliar los efectos negativos del destete.

Durante el verano las cerdas reducen su ingestión voluntaria debido a las elevadas temperaturas que compromete el rendimiento durante la lactación. Utilizando dietas que mitiguen el efecto térmico se puede compensar parcialmente este efecto.

La incorporación de betaína a la dieta puede mejorar el crecimiento de los animales de engorde y la calidad de las canales pero también las características de calidad de la carne.