La nueva edición del NRC deja patente la importancia del perfil genético, el sexo y los factores ambientales en el cálculo de las necesidades nutricionales en porcino. La información disponible sobre dichas necesidades es muy abundante en las razas porcinas foráneas, más o menos seleccionadas, y prácticamente inexistente para la raza Ibérica.
El conocimiento de las necesidades de proteína y energía del animal en crecimiento es de especial importancia, por cuanto el rendimiento productivo depende de su concentración en la dieta. La relación proteína/energía es de vital importancia para predecir la respuesta del animal a un régimen alimentario específico.
Es sobradamente conocida la importancia que el cerdo Ibérico tiene en el contexto de la producción animal en nuestro país (en la campaña 1998/99 se sacrificaron cerca de 1,7 millones de cerdos de tronco Ibérico (Espárrago et al., 1999)). La mayoría de los trabajos realizados en el ámbito de la nutrición del cerdo Ibérico ha consistido en pruebas de alimentación de carácter empírico, extraordinariamente valiosas, por otra parte, pero cuyos resultados son de difícil o imposible extrapolación a condiciones distintas a las ensayadas.
En ausencia de datos específicos se acepta que las necesidades nutricionales del cerdo Ibérico son las publicadas bien por el ARC (1981), el INRA (Henry y Noblet, 1986) o por el NRC (1998) para el ganado porcino, sin que exista soporte científico suficiente que avale esta extrapolación.
No tengo información que me permita afirmar que se hayan realizado ensayos con el propósito(s) específico(s) de estimar en el cerdo Ibérico las pérdidas inevitables (endógenas totales) de proteína, la deposición neta total de proteína, la eficiencia de utilización de la proteína de la dieta o los cambios en la retención de nitrógeno inducidos por variaciones en la ingesta energética para, mediante la aplicación del llamado método factorial, estimar los requerimientos diarios de proteína; tampoco, pruebas experimentales para estimar las necesidades energéticas de mantenimiento o la eficiencia neta de utilización energética de procesos productivos específicos. Así Cromwell (NRC, 1998), con razón, rechaza por no aceptable la teoría de que "lo que sirve para uno, sirve para todos". Mis dudas sobre la validez de tales extrapolaciones se avalan con resultados muy recientes obtenidos por nuestro grupo de investigación.
Todas las variedades raciales, notablemente distintas fenotípica y genotípicamente, del Ibérico tienen en común su baja capacidad genética para formar tejido muscular. En la tabla se compara la composición media (g/g) de tejido sintetizado en un cerdo Ibérico y otro Large White, ambos en crecimiento. En el cerdo Ibérico la deposición de proteína es netamente inferior y la deposición de grasa muy superior a la que tiene lugar en el cerdo de raza seleccionada. Nuestros ensayos (Nieto et al., 2002), realizados en animales en crecimiento (15-50 Kg de peso vivo), indican que en pureza el cerdo Ibérico alcanza su máxima retención proteica (74 g/día) con una dieta que proporciona 129 g PB / Kg MS (6,86 g de proteína ideal digestible/ MJ de EM, resto de aminoácidos según proteína ideal de ARC (1981)). Concentraciones mayores a la citada conducen a descenso en deposición proteica.
Composición química media de un gramo de ganancia de peso en dos genotipos porcinos1 | ||||
Proteína | Grasa | Cenizas | Agua | |
Ibérico2 | 0,128 | 0,396 | 0,0263 | 0,439 |
Large White3 | 0,149 | 0,259 | 0,0283 | 0,564 |
1Animales en crecimiento (15-50 Kg de peso vivo);2Datos propios;3Noblet et al., 1987 |
Resulta, pues, sorprendente que diferentes artículos, que se ocupan de las necesidades de proteína del cerdo Ibérico, indican concentraciones de proteína bruta iguales o superiores a 150 g/ Kg. Si el defecto reduce la producción, el aporte excesivo de nutrientes es un despilfarro económico, y una fuente de contaminación ambiental, especialmente agresiva en los casos del nitrógeno y fósforo. Por otro lado, el cerdo Ibérico en crecimiento presenta menores necesidades energéticas de mantenimiento (422 KJ de EM/Kg0,75; Nieto et al., 2002) que las razas porcinas modernas, seleccionadas por su alto potencial de formación de tejido magro y elevada prolificidad (458 KJ de EM/Kg0,75, ARC, 1981; 443 KJ de EM/Kg0,75, NRC, 1998) sin olvidar el coste energético de la actividad física de la locomoción (Lachica y Aguilera, 2000).
En conclusión, creo que debe realizarse un mayor esfuerzo para abordar el estudio de las necesidades nutritivas del cerdo Ibérico, que lleve al establecimiento de recomendaciones específicas.