Ya apuntamos en el artículo anterior que en la Unión Europea se avecinan posibles cambios respecto al alojamiento de las cerdas durante la maternidad. En la actualidad, ya existen algunos sistemas desarrollados por empresas comerciales, en colaboración con universidades y organismos de investigación, que ya han proporcionado algunos resultados preliminares. Sin embargo, la implementación práctica de sistemas alternativos a las jaulas en la maternidad es todavía escasa en una gran mayoría de países, excepto aquellos donde el uso de las jaulas permanentes ya ha sido prohibido (Suecia en el 1987, Suiza en el 1997 y Noruega en el 2000) o aquellos en que la producción outdoor y/o orgánica presenta un elevado porcentaje (UK, con un 40% de producción outdoor o Nueva Zelanda, con un 45%). La decisión de cambiar alojamientos puede generar incertidumbres, sobre todo cuando existen diferentes prototipos. En el momento actual, resulta difícil pronosticar si los posibles cambios legislativos en relación a abandonar el uso de las jaulas, se acompañarán de especificaciones más concretas sobre aspectos como el espacio mínimo requerido o la posibilidad de restricción temporal de la cerda. Sabemos que Alemania pretende prohibir la restricción total de las cerdas durante la maternidad en 2035, lo cual permitiría el confinamiento temporal, y que requerirá un mínimo de 6,5 m2. A partir de aquí, deberemos prestar atención a propuestas normativas y aportar información de datos evaluados con criterios científicos para decidir cuáles son los sistemas que mejor se adaptarían a cada explotación, considerando tanto aspectos de bienestar animal como de sostenibilidad económica.
Los sistemas alternativos a la jaula de maternidad pueden presentarse en forma de alojamientos individuales o grupales, o en combinación. En la actualidad, podemos dividir estos sistemas en tres tipos fundamentales: sistemas que permiten un confinamiento temporal, sistemas sin ningún confinamiento y sistemas en grupo. A continuación, se describen las principales características, y algunos ejemplos concretos de los sistemas de alojamiento individuales.
Alojamientos individuales sin ningún tipo de confinamiento
Se trata de corrales en los cuales se aloja individualmente y no se somete a ningún tipo de restricción de movimiento.
El modelo más simple serían los conocidos como “corrales simples” (foto 1). Se trataría de diseños similares a las actuales jaulas de maternidad, pero sin la jaula. El mínimo espacio necesario sería aquel que, al menos, permite a la cerda girarse sin dificultad, además de permitir cierta protección de los lechones, para lo cual se pueden incluir algunos elementos.
Sin embargo, uno de los grandes problemas para “reutilizar” los actuales espacios ocupados por las jaulas de maternidad y convertirlas en estos corrales simples, es que algunos estudios han demostrado que la falta de espacio impide a la cerda definir correctamente las zonas funcionales de defecación, descanso y alimentación, además de aumentar el riesgo de aplastamiento de lechones por falta de un nido adecuado. Algunas investigaciones (Andersen y Pedersen, 2011) demostraron que la cerda prefiere mantener la cabeza tan alejada como sea posible de la zona de descanso y de alimentación, cuando defecan. En las jaulas convencionales, la zona de eliminación es siempre la misma pero, en los sistemas alternativos, la higiene del corral dependerá de factores como que la cerda disponga del espacio suficiente para establecer estas diferentes zonas funcionales, respetando sus preferencias etológicas. A esta limitación, se une la necesidad de disponer de espacio suficiente para crear una zona de nido y protección de los lechones.
Corrales modificados. Se trata de diseños de corrales a los cuales se les añade espacio para conseguir definir regiones de descanso, alimentación y defecación. Además, incorporan elementos como paredes con pendiente, sistemas de protección de lechones y nidos. El espacio que ocupan estos sistemas varía, dependiendo del fabricante, entre los 5 y los 8,5 m2, sin embargo, se considera que empiezan a ser más eficaces a partir de al menos 6 m2. Las ventajas de estos sistemas respecto a los de semiconfinamiento es que permiten la expresión de una conducta de nidificación plena, aunque sí es cierto que actualmente los aplastamientos durante los primeros días todavía son superiores. Para evitar los aplastamientos, se considera crucial una buena gestión de los nidos (facilidad para los lechones de encontrarlos y utilizarlos), especialmente cuando las temperaturas son elevadas y el lechón es menos propenso a su uso. Otro de los aspectos claves a decidir es el tipo de suelo: los suelos con slat total se asocian a una higiene más elevada y fácil, sin embargo, en estos sistemas sin confinamiento cuyo objetivo es permitir la conducta de nidificación, es más necesario considerar alguna área y tipo de suelo para aportar los materiales adecuados. Finalmente, la accesibilidad y la seguridad del personal para realizar determinadas prácticas deben también considerarse, de ahí que algunos de estos sistemas también incorporan algún sistema para cerrar temporalmente a la cerda.
Sistemas de semiconfinamiento o restricción temporal
Algunos de estos sistemas se iniciaron con la apertura de la jaula de maternidad durante la lactación (5-7 días) para permitir un mayor movimiento de la cerda (Baxter et al., 2018). Estos sistemas utilizan normalmente suelo de slat, y ocupan entorno a unos 4,3 m2. Sin embargo, en la actualidad ya existen diseños mejorados, contemplando más aspectos de las necesidades biológicas de la cerda, que aportan un mayor espacio (a partir de 6 m2).
Los puntos que se consideran claves en estos sistemas son de nuevo aportar el suficiente espacio para que la cerda defina sus zonas funcionales, diseñar una zona de nido atractiva para el lechón y que sea rápidamente utilizada, y considerar aspectos de manejo, seguridad y accesibilidad por parte del ganadero.
Aunque algunos estudios apuntaban que dos días de confinamiento podrían ser suficientes para reducir la mortalidad debida a aplastamiento, datos daneses y austríacos señalan que los 4 días después del parto son de actividad reducida por parte de la cerda, por lo que este período de restricción temporal sería un buen compromiso entre el bienestar del lechón y de la cerda y las necesidades de manejo del personal.
En conclusión, uno de los grandes retos, tanto para los sistemas de confinamiento cero como de semiconfinamiento, será mantener la mortalidad neonatal bajo control, sobretodo en cerdas hiperprolíficas.
En artículos previos se han aportado datos del funcionamiento a nivel comercial de sistemas como SWAP y JLF15 o de un diseño en Italia. Asimismo, también es posible obtener un documento de comparación de 10 de estos sistemas realizados en una “show room” del instituto danés SEGES. En la página web freefarrowing.org es posible ver tutoriales y obtener más información de otros modelos ya comerciales.