Hoy en día, dos tercios del coste de obtener una canal pueden atribuirse a la alimentación del cerdo (Pipestone, 2014), por tanto, uno de los principales parámetros dónde más podemos incidir para aumentar la productividad de la industria porcina es la digestión y absorción de nutrientes. A su vez, otro beneficio no menos importante de la estimulación digestiva es la mejora de la salud intestinal, que puede aportarnos mejoras significativas de la calidad de la canal, menor contaminación ambiental, reducción de los síntomas debidos a la malabsorción intestinal y la supresión de bacterias putrefactivas que generan compuestos tóxicos en el intestino.
Hay multitud de estrategias nutricionales que pueden servir para mejorar el proceso de digestión y/o absorción de nutrientes. A continuación se comentarán algunas de las más utilizadas en el sector.
Una estrategia ampliamente utilizada en primeras edades es la de utilizar ingredientes palatables y de alto valor biológico, por ejemplo aportar proteínas mediante hidrolizados de mucosa, plasma porcino, o lactosueros. Estos ingredientes han demostrado su capacidad de aumentar los resultados a nivel productivo y de incrementar el valor de la dieta mediante otras funciones como su capacidad antimicrobiana o de inmunoestimulación. No obstante, en la actualidad prácticamente solo son utilizados en etapas iniciales por su alto coste económico. Alternativamente, los productos de soja procesados, como los concentrados proteicos hidrolizados, también son una forma de mejorar la digestión, por su alto contenido en proteína y elevada digestibilidad debido a su reducido nivel de factores antinutritivos (figura 1).
La reducción de los niveles de proteína en el pienso tras el destete (<180 g/kg) puede ser una forma de facilitar su digestión y evitar la presencia de proteína no digerida en la digesta, que promueve bacterias que las fermentan, la producción de compuestos potencialmente tóxicos y en definitiva, diarreas post-destete. Sin embargo, para realizar esta acción sin afectar los rendimientos productivos es necesario suplementar la ración con aminoácidos esenciales sintéticos, siguiendo el perfil de proteína ideal. Para facilitar la digestión de proteína en etapas iniciales, también podemos considerar la inclusión de acidificantes (figura 2) o dietas con una baja capacidad tampón, proporcionando una acidez suficiente para una digestión eficiente en el estómago (Pérez, 2013).
Otra forma de mejorar la utilización de la dieta es la adición de enzimas exógenas (tabla 1). Actualmente existen varias enzimas en el mercado, como las fitasas, xilanasas, β-glucanasas, y proteinasas. Su uso hace tiempo que está ampliamente extendido en avicultura, pero hoy en día también hay una tendencia creciente en su utilización en el sector porcino, para incrementar la capacidad digestiva del cerdo. Se les atribuyen varios beneficios en el proceso de digestión, principalmente la degradación de los enlaces específicos de los ingredientes que no son correctamente hidrolizados por enzimas endógenas y la degradación de factores antinutritivos (Bedford, 1999). En este sentido, su popularidad va en aumento porque abren la puerta a disminuir el coste de la dieta, permitiendo la incorporación de ingredientes más económicos, o la incorporación de niveles de inclusión más altos de determinados ingredientes, que el cerdo no podría digerir por sí mismo.
Tabla 1. Tipos de enzimas, sustrato y materias primas dónde actúan. Adaptado de Ravindran, 2010
Enzima | Sustrato | Materia prima |
---|---|---|
β-glucanasas | β-glucanos | Cebada, avena y centeno |
Xilanasas | Arabinoxilanos | Trigo, centeno, cebada, fibra vegetal |
α-galactosidasas | Oligosacáridos | Harina de soja y leguminosas grano |
Fitasas | Ácido fítico | Todos los alimentos de origen vegetal |
Proteasas | Proteinas | Todas la fuentes de proteína vegetal |
Amilasas | Almidón | Granos de cereales y leguminosas grano |
Lipasas | Lípidos | Lípidos alimentos y suplementos lipídicos |
Manosas, celulasas, hemicelulasas, pectinasas | Pared celular (fibra) | Materias primas vegetales |
Otra estrategia para mejorar la biodisponibilidad de nutrientes es aprovechar la acción de determinados microorganismos, sea en la misma dieta (dietas fermentadas, figura 3), incorporándolos directamente en el tracto gastrointestinal del animal (probióticos), o estimulando su crecimiento de forma específica (prebióticos). Por un lado, es bien sabido que la hidrólisis de la dieta mediante las enzimas bacterianas (fitasas, lipasas, amilasas o proteasas) puede favorecer su absorción (Gomes y Malcata, 1999). Por otro lado, también se ha descrito que la población bacteriana del intestino puede sintetizar nutrientes de novo, como el aminoácido esencial lisina (Torrallardona et al., 2003) o vitaminas (Arunachalam, 1999) gracias a la fermentación bacteriana de carbohidratos. También es interesante mencionar que ciertos microorganismos beneficiosos pueden actuar indirectamente sobre la función digestiva o la arquitectura intestinal del animal, por ejemplo estimulando la secreción de péptidos hormonales, provocando hiperplasia del epitelio intestinal, estimulando la fermentación o acidificando el ambiente.
Las estrategias revisadas en este capítulo para estimular la digestión, son vitales en lechones al destete, por ser inmaduros, con baja capacidad para producir HCl en el estómago y su limitada producción de enzimas. No obstante, también pueden ser interesantes en cerdos de engorde con un sistema digestivo más desarrollado, sobre todo cuando se utilizan dietas con una alta densidad energética (Meng et al., 2010 y Zang et al., 2015) o alimentos con escaso valor nutricional (Bedford, 2015). En estas ocasiones, será importante valorar la relación coste-beneficio de implementar estrategias nutricionales que permitan al cerdo digerir eficientemente dietas que no estarían a su alcance mediante sus recursos propios.