Los seres vivos en definitiva somos lo que comemos y lo que comemos afecta nuestra salud. No tener en cuenta esta afirmación es un gran error en la producción porcina. Los factores a considerar en la interacción entre patología y nutrición serán:
– Materia prima (1) – Fabricación (2) (cocina) – Distribución (3) (“transporte y restaurante”) – Presentación (4) (“el plato en la mesa”) – El animal (5) |
En este artículo consideraremos los puntos críticos en el circuito que sigue la alimentación y sus implicaciones en salud.
Materia prima
Al hablar de materia prima es importante hacer especial hincapié en los factores antinutricionales y las micotoxinas.
Los factores antinutricionales son sustancias producidas por las plantas o sus granos. Entre los más conocidos citamos:
– Inhibidor de la tripsina (soja). Nos da una reducción de la digestibilidad de proteínas. – Glucosinolatos (colza). Provocan un efecto goitrogénico con un cuadro clínico de bocio. – Lecitinas (hemoaglutininas). Proteínas que se pueden unir a los azucares de las glicoproteínas dañando la mucosa intestinal (bajando la capacidad digestiva y de absorción de nutrientes). |
Las micotoxinas pueden aparecer en cualquier etapa del circuito descrito, no sólo en la materia prima. Entre las micotoxinas que acaban provocando algún problema gastro-intestinal destacamos aquellas que causan vómitos:
– Vomitoxinas (DON). Existe una clara bajada del consumo del pienso (3ppm) y es normal ver la aparición de vómitos en niveles de inclusión superiores (20ppm). – Ocratoxinas (OTA). Es nefrotóxica. El cuadro agudo: anorexia, pérdida de peso, nauseas, vómitos, tenesmo, elevación de la temperatura rectal, conjuntivitis purulenta bilateral, tonsilitis, polidipsia, poliuria, moco sanguinolento en el recto, deshidratación, postración y muerte a las 2 semanas de su ingestión. |
Fabricación
En este punto consideraremos la formulación y el procesado.
En la formulación de pienso se pueden dar errores en los niveles de inclusión o por una baja disponibilidad o bien por unos mayores requerimientos debidos a una enfermedad.
– Dietas con altos niveles de proteína bruta pueden aumentar las diarreas. – Dietas muy viscosas ricas en polisacáridos no amiláceos pueden: |
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- Reducir la absorción de nutrientes - Modificar la flora intestinal - Dar heces mas blandas |
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– Altos niveles de trigo (ulceras gástricas) |
En el procesado nos afectará:
– La molturación. Existe una correlación muy elevada entre una molturación fina y úlceras gástricas. – La granulación del pienso puede dar heces más blandas y en algunas ocasiones una incidencia superior en aparición de salmonela. – El procesado térmico puede mejorar la digestibilidad (especialmente del almidón), pero además puede modificar la viscosidad. |
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• Una mayor viscosidad puede causar más diarreas por ser desencadenante de E. coli en intestino delgado. |
Transporte y almacenaje
En esta fase, a parte de la posibilidad de incidencia de las micotoxinas ya mencionadas anteriormente, los problemas vendrán por la higiene (aunque el proceso térmico y el uso de ácidos orgánicos puede reducir el problema de manera considerable). Entre los puntos a considerar destacamos:
• Un mal estado de conservación puede dar diarreas. • Micotoxinas (vistas anteriormente). • Formación de aminas biógenas por degradación de proteínas (harinas de pescado). |
Un punto aparte merece la alimentación líquida. En este caso la higiene tomará todavía más importancia si cabe. La correcta higienización, tanto del tanque de mezcla como de los circuitos, será básica. Tener protocolos de limpieza después de las administraciones de pienso así como considerar el uso de ácidos nos ayudará a reducir mucho la incidencia de patologías digestivas.
El animal
El estado sanitario de la piara a la que va destinado el pienso puede influir en la asimilación del mismo. Los animales de alta sanidad tienen mayores requerimientos de nutrientes y la actividad inmunológica también reduce la capacidad de deposición proteica.